viernes, 29 de septiembre de 2017

"La nieve estaba sucia", por Georges Simenon.

 No me gusta la novela negra ni sus autores. De hecho, siempre me gustaron más las novelas y relatos de Conan Doyle que no tenían nada que ver con el detective literario por excelencia (obviamente, Sherlock Holmes); así que Georges Simenon y su Comisario Maigret no iban a ser diferentes. Pero en Simenon reconozco una maestría narrativa difícil de alcanzar, una capacidad de ir enlazando situaciones, de delinear personalidades que lo sitúan al nivel de los mejores prosistas. Por eso, aquellas novelas que no están protagonizadas por Maigret me estimulan tanto, ésta es una de ellas: La nieve estaba sucia.
  La nieve estaba sucia está ambientada en una ciudad europea (se presume francesa, pero no se aclara) bajo ocupación nazi. La extrema miseria material se une, como siempre, a la miseria moral. El personaje principal, Frank, un chico de dieciocho años hijo de la dueña de un burdel aprende a vivir bajo las condiciones más duras y repulsivas posibles, como consecuencia se convierte en un gánster, en un asesino presuntuoso, en un machista sin moral alguna. Lo mejor de la novela es lo extraordinariamente bien que está narrada la psicología del tipo, lo convierte en un tipo de carne y hueso, repulsivo, sí, pero perfectamente verosímil.
  Especialmente repugnante es el trato que el protagonista depara a alguna de las chicas que se prostituyen en el piso de su madre, que ven como su inocencia se rompe brutalmente en horas y son arrastradas al fango moral... un tipo como Frank se aprovecha de esos momentos de debilidad para explotarlas de la forma más ruin. En fin, una novela difícil, áspera, no para románticos enamoradizos... pero una novela que retrata como pocas veces se ha hecho el alma humana cuando la miseria se adueña de todo.

domingo, 24 de septiembre de 2017

Recopilación de cuentos para adultos de Roald Dahl.

 Debido a la costumbre de las editoriales de categorizar a sus escritores y a la propia manía de poner etiquetas a todo es difícil no dejarse arrastrar por los prejuicios a la hora de leer a un escritor fuera de su categoría característica. Esto ocurre con Roald Dahl, un excepcional cuentista para niños (en mi opinión a la altura de los grandes de todos los tiempos: Perrault, los hermanos Grimm, Andersen...) al que cuesta leerlo en cuentos (relatos cortos con final sorprendente o mágico) para adultos. Tal vez sea por ello por lo que la editorial Anagrama haya iniciado el recopilatorio de cuentos de Dahl con una colección titulada El gran cambiazo, que son cuatro historias de tema sexual bastante explícito.
  En esos relatos contenidos en El gran cambiazo están las características típicas del autor británico de origen familiar noruego: humor negro y cruel, giros inesperados y desconcertantes, o incluso un gusto por lo macabro; sin embargo, estos relatos fueron escritos en los finales años 60 y primeros 70 y, mucho me temo, no han envejecido muy bien. Hoy, de hecho, alguien un tanto quisquilloso podría tacharlos de machistas y anticuados por cuanto están exclusivamente enfocados desde la óptica masculina (maridos que se intercambian las esposas, mujeres que son valoradas únicamente como trofeo sexual...) en fin, tal vez hoy estos cuentos no serían ni publicados.
 Con respecto a los cuentos contenidos en Historias extraordinarias, éstos son de temática más variada, aunque el humor negro y macabro forma parte de sus urdimbres más íntimas.
  Con todo, probablemente Dahl sea mucho mejor cuentista infantil que para adultos, pero, aún así, es un tipo de una originalidad tan característica que merece la pena leerlo aunque más de una vez uno acabe exclamando: "¡Por Dios, qué macabro!".

miércoles, 13 de septiembre de 2017

"Barbagrís", por Brian Aldiss.

 Cosas de la vida: encargué este libro a través de la web Iberlibro unos pocos días antes de que su autor muriera repentinamente (aunque a gran edad); obviamente no pude prever su fallecimiento aunque su extrema ancianidad (92 años) la hiciera probable. No creo en premoniciones, conexiones telepáticas y demás zarandajas, pero no deja de ser una curiosa coincidencia.
 Barbagrís no es Heliconia. Es mucho más superficial en su estructura y los personajes están peor delineados; con todo, me parece una inteligente novela de ciencia ficción, aunque tal vez demasiado coyuntural.
  La acción transcurre en el año 2029 (aunque con numerosos flash-backs) en las cercanías de Londres. Un accidente no especificado, supuestamente nuclear y provocado por gobiernos incompetentes, en 1981 ha desatado el caos en todo el planeta y provocado la esterilización masiva del género humano. Para 2029, por tanto, ya son todos ancianos; el protagonista, Barbagrís es "un joven de cincuenta años". Él, su mujer y otros ancianos huyen del pequeño asentamiento a orillas del Támesis en el que viven.
  Aldiss publicó esta novela en 1964, en plena Guerra Fría, cuando una guerra nuclear no era ningún disparate; esto es quizás lo que la hace más coyuntural y provoque que haya envejecido mal.
 Aún así, la novela está escrita con audacia e interés. Al argumento superficial de tipo apocalíptico le subyace otro más profundo y atemporal sobre la búsqueda de la libertad individual frente a la tiranía de la colectividad.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

"Dulces sueños... 15 historias macabras", de Robert Bloch.

 Conocer plenamente a un autor es, probablemente, imposible, incluso conocerlo bien es difícil. Eso pasa con Robert Bloch, el cual pasó a la historia que conoce la generalidad de los individuos gracias a un clásico cinematográfico, Psicosis, del cual fue guionista. El prologuista de esta colección, Antonio José Navarro, se empeña, sin embargo, en demostrar que Bloch fue más que el autor de aquel éxito, es más, que aquello fue lo menos destacable; para los que estamos enganchados a relatos de terror, Bloch fue también uno de los elegidos que formaron aquel "Círculo de Lovecraft", y autor de un puñado de excelentes cuentos que fueron publicados a mediados del siglo XX en aquellas revistas para adolescentes llamadas "Pulp".
  Y de aquellos relatos fantásticos a medio camino entre lo terrorífico, lo gótico (en el sentido moderno, claro) y lo oscuro está esta colección con quince historias notables más parecidas a Stephen King que a H.P. Lovecraft. Son, cuentos ambientados en la época en que fueron escritos, con personajes sacados de la grisura de la América de los años 40 y 50 que sufren experiencias paranormales; todo escrito con una prosa rápida, periodística, sin grandes exhibiciones formales.
  Por todo ello digo que está mucho más cercano a King que a Lovecaft, y, para ser justo, a la versión más floja del primero.

domingo, 3 de septiembre de 2017

"Writer's Block" (el bloqueo del escritor), por Grant Snider (www.incidentalcomics.com)

Imagen tomada de la web www.incidentalcomics.com

"El reloj"

 Me comprometo, hombre desconocido, a mantener tu reloj en buen estado, a ponerlo en hora y funcionamiento con regularidad, a limpiarlo incluso de cuando en cuando. Sé, hombre desconocido, que tus hijos lo abandonaron sobre un contenedor de papel poco después de tu muerte. Ellos, hombre desconocido, hartos de tu mal carácter, lo hubieran tirado o incluso destruido con saña; pero les pudo el remordimiento ante tu reciente muerte, y lo dejaron a la vista para que algún paseante lo recogiera. Y así fue, hombre desconocido, como encontré tu reloj. Lo limpié, le quité algo que lo personalizaba y lo puse en orden para volver a funcionar. El reloj, hombre desconocido, volvió a su antiguo tic-tac, cuando tu corazón ya no lo hacía más.

sábado, 2 de septiembre de 2017

"La máquina del tiempo y otros relatos", por H. G. Wells.

 No tengo duda alguna de que la literatura que más me llena en los últimos años es la mal llamada "literatura victoriana", especialmente relatos de temática fantástica. Porque fue en aquel prolífico periodo (siglo XIX y principio del XX) cuando el todavía Imperio Británico generó una pléyade de escritores de una calidad no alcanzada todavía. Herbert George Wells no puede ser, en puridad, considerado un escritor victoriano, toda vez que la mayor parte de su obra fue escrita en el siglo XX, ya fallecida dicha monarca y entrado Reino Unido en un decaimiento político y social en el que todavía hoy siguen ahondando; en todo caso, la prosa de Dickens, las hermanas Brönte, George Eliot, Thomas Hardy o Henry James dejaron una impronta indeleble en la de Wells, con las modificaciones lógicas del paso de varias décadas. Por otra parte, el gusto por lo fantástico se inicia en el Romanticismo literario (nombre correcto para la literatura victoriana) y fueron los anteriormente citados los que comenzaron una extraordinaria tradición que se mantiene en la narrativa anglosajona hasta nuestros días.
 De hecho, Wells pasó a la historia por un excelente puñado de relatos fantásticos entre los que se encuentra La máquina del tiempo; otros son La isla del Dr. Moreau, El hombre invisible o La guerra de los mundos
 Tal vez me guste tanto este estilo porque se aúnan la calidad literaria más preciosista (descripciones cuidadas, léxico amplio, alejamiento de la prosa facilona y periodística) con temas que enganchan y entusiasman. Es, probablemente, la lectura ideal para la primera juventud, cuando se forja definitivamente un lector. Wells, junto con Verne, Kipling, Conrad, Stevenson y otros tantos escritores de lo que en mi época llamábamos "libros de aventuras" fueron los que me han facilitado la supervivencia en un mundo que es mucho más sórdido y vulgar de los que se pueden leer en sus obras. 
 No es sorprendente que los relatos de Wells hayan sido llevadas al cine con mayor o menor éxito. La máquina del tiempo también fue adaptada, aunque con notables modificaciones, tales que apenas se reconoce en la adaptación de 1979 que fue titulada "Time after Time".
  En el relato de Wells, tras la llegada a un futuro lejano, el Planeta Tierra está dominado por dos formas de vida totalmente opuestas derivadas de los humanos: los eloi, seres que viven en la superficie, son vegetarianos y aparentemente estúpidos; y los morlock, que viven en las profundidades, son carnívoros y agresivos. El protagonista explica su teoría según la cual los eloi derivan de las clases aristocráticas de la sociedad humana y los morlock del proletariado. Es, por tanto, una fantasía con carácter social y filosófico, pues denuncia la brutal sociedad de su época en la que la divergencia social era tan marcada que difícilmente podía hablarse de una sola sociedad. Esto, según algunos, explica el posicionamiento ideológico de Wells que buscaba en el comunismo la superación de toda animalidad humana.