viernes, 21 de diciembre de 2018

Ramones, "I Don't Wanna Grow Up".

When I'm lyin' in my bed at night
I don't wanna grow up
Nothing ever seems to turn out right
I don't wanna grow up
How do you move in a world of fog that's
always changing things
Makes wish that I could be a dog
When I see the price that you pay
I don't wanna grow up
I don't ever want to be that way
I don't wanna grow up
Seems that folks turn into things
that they never want
The only thing to live for is today...
I'm gonna put a hole in my T.V. set
I don't wanna grow up
Open up the medicine chest
I don't wanna grow up
I don't wanna have to shout it out
I don't want my hair to fall out
I don't wanna be filled with doubt
I don't wanna be a good boy scout
I don't wanna have to learn to count
I don't wanna have the biggest amount
I don't wanna grow up
Well when I see my parents fight
I don't wanna grow up
They all go out and drinkin all night
I don't wanna grow up
I'd rather stay here in my room
Nothin' out there but sad and gloom
I don't wanna live in a big old tomb on grand street
When I see the 5 oclock news
I don't wanna grow up
Comb their hair and shine their shoes
I don't wanna grow up
Stay around in my old hometown
I don't wanna put no money down
I don't wanna get a big old loan
Work them fingers to the bone
I don't wanna float on a broom
Fall in love, get married then boom
How the hell did it get here so soon
I don't wanna grow up

jueves, 20 de diciembre de 2018

Inciso cinematográfico: "El capitán", dirigida por Robert Schwentke.

 Una de las películas más ásperas que he visto en los últimos tiempos... y una de las mejores. Desde luego no es una película para alguien que busque finales optimistas que ayuden a creer en la humanidad... no, es exactamente lo contrario: lo deja a uno con la misantropía por las nubes. Así que los que ya lo somos de modo natural...
 La película narra los últimos años de vida de Willi Herold, un soldado alemán que, al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando ya el Tercer Reich estaba a punto de caer, encuentra en un vehículo abandonado un uniforme de capitán de la Luftwaffe y decide (o más bien se ve impelido a ello) ponérselo y fingir la identidad del oficial. Con este inicio, el argumento podía haber ido hacia la búsqueda de la supervivencia en sí misma, sin caer en la animalidad que rodea al ser humano cuando perpetra la mayor barbarie que inventó: la guerra. Porque, esto es lo terrible, el argumento de esta película está basado, según parece de forma muy fiel, en una historia real.
Imagen tomada del sitio www.filmgalerie451.de
 No, Willi Herold no trata de huir y salvar la vida con su uniforme falso de capitán. Con bastante ingenio y firmeza afirma ser un enviado personal del mismísimo Hitler para comprobar cuál es el estado de moral de las tropas en el frente y, sobre todo, para castigar a los desertores. Como consecuencia, Herold se convierte en el mayor asesino de entre los asesinos de una guerra (valga la redundancia). Llega a campos de internamiento para desertores (muy semejantes a los campos de concentración en los que asesinaron a seis millones de judíos, a gitanos, homosexuales y demás víctimas del concepto de superioridad de la raza aria), allí torturará y matará de las formas más atroces posible a todos los que se encuentra, con un grado de sadismo que es difícil de aguantar. Al final de la guerra, Willi Herold será juzgado y encontrado culpable de asesinar a ciento veinticinco personas, al menos que se pudiera demostrar. Sentenciado a muerte, fue ahorcado en 1946. Edad de la criatura al "entregar el alma": veintiún años. En poco más de dos décadas de vida, el tal Herold se convirtió en uno de los seres humanos más animalescos que la guerra ha creado.
Imagen tomada del sitio cinestatic.de
 Ya digo que, según parece, la película es extremadamente fiel a la vida de esta joya. Es áspera como pocas, muy probablemente haya habido espectadores que no hayan soportado las casi dos horas de metraje. Y, sin embargo, es excelente como vacuna frente a la estupidez humana, frente a las guerras (las grandes y declaradas, y para las pequeñas guerras cotidianas a las que parece que todos estamos llamados). Está rodada en blanco y negro, no podría ser de otro modo, los colores parecen impropios en el salvajismo de la guerra. No hay banda sonora alguna que pueda aportar el más mínimo rasgo de lirismo. Los actores, aunque ninguno tiene un papel para lucirse, cumplen con total verosimilitud a sus roles. 
 Algo, a mi modo de ver, muy interesante es que en ningún momento aparecen soldados de otra nacionalidad que sea la alemana. Así se pone de manifiesto que la brutalidad del hombre no distingue entre nacionalidades, culturas, religiones, política... No hay buenos y malos, aquí todos son del mismo bando y todos son malos. Es seguro que existieron Willis Herold rusos, franceses, británicos...El ser humano sigue siendo el mejor depredador del ser humano, no hace falta más que una pequeña chispa para que brote un incendio que sólo se puede apagar con la eliminación sádica de millones de vidas.
 En fin, como decía al principio, una buenísima película antibelicista de estas que deja un amargo sabor de boca para todos los que tenemos la inteligencia emocional suficiente como para ver que en la sociedad actual no estamos tan lejos de una guerra.

martes, 18 de diciembre de 2018

"El jugador", de Dostoyevski.

 Una novela breve (una novelette) para el grosor de las obras del buen Dosto; apenas 230 páginas de análisis psicológico de jugadores empedernidos que emponzoñan sus almas en la ficticia ciudad balneario y de ocio de "Roulettenburg" (el propio nombre ya es una burla a esas pequeñas ciudades que aparecieron como setas en la Europa Central de la segunda mitad del XIX), entre ellos Aleksei Ivanovich, evidente álter ego de Fiódor Mihajlovič. Igual que éste, aquél se debate entre un amor apasionado (y, en general, la persecución de todo aquello joven con faldas) y una ludopatía rampante.
 Hay elementos comunes a otras obras de Dosto: la prosa enrevesada que, a veces, da la impresión de perder el hilo al empezar un argumento demasiado profusamente; la alucinante capacidad de descripción psicológica de los personajes (¡nadie como Dosto!);  o la muestra de la degeneración moral más evidente pero sin hacer burla de ella, mostrándola como disecciona el cadáver un forense. Cuenta la leyenda que escribió esta novela breve en menos de un mes, más bien, dictó la novela a su secretaria, la cual se convertiría en su segunda esposa, bajo la amenaza de su editor de quedarse en propiedad con todo lo que escribiera posteriormente (¡ah, la figura del editor, siempre tan malinterpretada!). 
 Al margen del carácter autobiográfico de El jugador, también está presente la sempiterna crítica de Dostoyevski a la sociedad rusa, siempre tan prepotente, tan arrogante y a la vez arruinada y sumisa si puede conseguir un simple kopek que jugarse en la ruleta. Aquí la figura que sirve de arquetipo de esa Rusia del quiero y no puedo es el General Zagorianski, gran derrochador en tiempos de abundancia para luego vivir de la caridad, todo ello sin perder la soberbia de su rango y raza.
 Pero como antes decía, lo mejor es la descripción psicológica de los personajes, capaz de hacer un fresco del alma del ruso emigrado que no encuentra su lugar en una Europa demasiado diferente; el retrato es a veces bravo, a veces ridículo, pero siempre atormentado,  probablemente como fue la vida del autor.

"Perdido entre libros y monstruos"

 "Perdido entre libros y monstruos", así me siento. Los libros me acompañan voluntariamente, pues yo los elegí y los elijo; pero los monstruos, algunos en mi cabeza, otros reales, me acompañan a mi pesar. Me crie entre monstruos... me criaron monstruos... lucho cada día por no convertirme en uno de ellos...

lunes, 10 de diciembre de 2018

Conclusiones tras leer "Grandes esperanzas", de Dickens.

 Al leer Oliver Twist o La tienda de antigüedades era muy evidente que originalmente habían sido escritas para ser publicadas por entregas; es decir, que todos los capítulos acaban con un pequeño giro argumental que deja en ascuas esperando la siguiente lectura... pura técnica de mercadotecnia... Con Grandes esperanzas no he encontrado esto de forma tan notoria, aunque, según parece, también se publicara de esta forma. Con todo, (espero que lo que voy a decir no suene soberbio) hay momentos bajos en esta última novela; capítulos enteros que podían ser suprimidos sin que el resultado final se resintiera lo más mínimo. Tal vez (al margen de los temas meramente economicistas para el escritor y su editor) la forma de leer de 1860 no tenga nada que ver con la de 2018. Sin duda hace ciento cincuenta años aquellos que tenían posibilidades de leer lo hacían de forma más sosegada que nosotros, con lo cual lo que ahora despreciamos como "paja" era el desarrollo a velocidad normal para que la trama fuera cuajando en el recuerdo del lector. Quizás se leía menos pero se leía mejor...
Imagen tomada de Commons Wikimedia
 Por eso, cuando digo que la mal llamada Literatura victoriana es, en buena medida, literatura "de té y pastas" no pretendo ser tan despectivo como parece, en realidad yo añoro una vida de té y pastas, no me cabe la más mínima duda de que las vidas apresuradas que llevamos en el siglo XXI nos idiotizan de una forma que no llegamos siquiera a entender.
 En fin, Dickens es, como siempre, el gran maestro del retrato psicológico de sus protagonistas. No solo los describe con una precisión que hace que el lector llegue a creer conocerlos mejor que a sus propios amigos y familiares, es que además lleva la narración en la evolución psicológica de los mismos de un modo tan verosímil que parecen más personajes de carne y hueso que literarios. Bien, querido Charles, espero volver en breve a disfrutar de tu inestimable compañía.