Otra más de Baroja, de quien ya hablé en otra entrada al leer Camino de perfección, ahora comienzo una novela con la Guerra Civil como escenario, Miserias de la guerra, una novela con cierta enjundia política y social.
Digo que tiene cierta enjundia porque aun cuando Baroja la terminó de escribir en el 51, se publicó de forma póstuma el 75 -Baroja murió en el 56-; según se cuenta, fue así porque los censores quisieron cercenar grandes partes de la novela y el autor decidió no publicarla. Es peculiar, porque si bien Baroja nunca fue considerado franquista (era demasiado independiente y ateo como para serlo), lo cierto es que estuvo, aparentemente, más cerca del Régimen que de la finiquitada República, de hecho, Pío Baroja volvió a España en la posguerra, se había exiliado en Francia, y continuó escribiendo sin grandes problemas con el Régimen salvo esos intentos de censura antes citados. Puede que fuera demasiado independiente y autónomo como para decantarse por uno u otro bando, como hicieron la mayor parte de los intelectuales del momento, casi todos, como es bien sabido, tomaron parte por la República, lo cual les valió el ostracismo y el exilio.
Al margen de la postura de Baroja en el ámbito político, Miserias de la guerra es una novela con cierto sabor noventayochista, sobre todo en el sentido de considerar que "España no tiene solución"; enfoca la Guerra Civil como una continuación de la historia desgraciada y trágica de este país, con un ánimo de resignación, desilusión y vuelta a los orígenes que era tan propio de 1939 como de 1898.