La Revista Cthulhu y su editorial, Diábolo Ediciones, sacan este volumen con adaptaciones de relatos lovecraftianos.
Howard Philips Lovecraft, es bien sabido, pasó a mejor vida sin dejar hijos ni herederos de sangre alguno, sus familiares más cercanos eran mayores que él: su madre, sus tías, su abuelo materno; y sus "familiares" más lejanos eran dioses arcaicos y pretéritas civilizaciones superiores... lo demás, en su vida, fue soledad. Decía herederos de sangre, porque herederos culturales ha dejado millares: probablemente todos sus lectores seamos herederos en cierto sentido. Pero es más claro en los escritores e ilustradores que han continuado su talentosa labor.
Un aspecto muy interesante de su obra es que nadie piensa que esté plagiando nada al inspirarse en un relato suyo y modificar las coordenadas espacio-temporales o algún aspecto concreto y darle así vida nueva.
Porque la cosmovisión de Lovecrat excede el tema para convertirse en categoría. En su época formó junto con otros escritores el llamado a posteriori "Círculo de Lovecraft" que se dedicó a ampliar sus espléndidas categorías de terror cósmico. Hoy en día, ese afán de querer profundizar en las posibilidades del terror lovecraftiano sigue vivo y productivo, un excelente ejemplo es este volumen.