Continúan las extraordinarias sociedades de seres fantásticos pergeñadas por la mente única de Terry Pratchett; pero esta vez no son en el Mundodisco que descansa sobre cuatro gigantescos elefantes apoyados a su vez en la concha de la tortuga cósmica Gran A'Tuin. Esa es la única diferencia, ahora, los seres fantásticos están en el planeta Tierra. Pero la sorna, la fina ironía, el agudo sarcasmo propios del escritor inglés permanecen.
Como reza el subtítulo, los protagonistas son gnomos. Gnomos de apenas diez centímetros de alto que tratan de sobrevivir en un mundo hostil, plagado de gatos, zorros y humanos. Precisamente estos últimos son considerados como bestezuelas lentas y no inteligentes por los gnomos, que los ven demasiado torpes como para atribuirles algún tipo de actividad intelectual.
Los protagonistas principales son un pequeño grupo de gnomos, la mayoría ancianos salvo Masklin y Grimma. La dura vida que llevan, siempre huyendo de depredadores para comer día sí, día no les convencen para huir a horizontes más amables. Se suben con dificultad a la carga de un camión y llegan hasta el aparcamiento de unos grandes almacenes (que llamarán "la Tienda"). Allí encontrarán a otros gnomos, que se organizan por departamentos comerciales y mantienen su actividad principal de noche, fuera del horario comercial para evitar a los humanos.
Cada capítulo comienza con unos artículos del ficticio "Libro de los gnomos", que narra de forma típicamente veterotestamentaria las hazañas de esas criaturas. Son pequeños textos con una narrativa épica más próxima al Génesis que al Éxodo, pero, en cualquier caso, supone un contrapunto muy interesante a la narración que sigue.
En la Tienda, los gnomos llevan vidas muy semejantes a los humanos en cualquier lugar: alimentado rivalidades y pequeñas guerras. Al haber nacido bajo techo y nunca haber salido al exterior, no creen que exista, piensan que es un mito. Pero se enteran de que los grandes almacenes serán demolidos, por lo que se verán obligados a abandonar su hogar. El título, Camioneros, viene porque no encontrarán otro método mejor que dejar la Tienda que robar un camión y huir en él; a pesar de su reducido tamaño, los gnomos serán capaces de hacerse con los mandos del vehículo.
La novela se puede leer de una manera plana, como un libro de aventuras para lectores jóvenes, o, de forma más interesante, leyendo entrelíneas, para comprender que la sociedad de los gnomos es, en verdad, una parodia de la sociedad humana. Así, los gnomos desarrollan una religión peculiar al descubrir su propia mortalidad, al igual que los hombres hemos hecho, por mera respuesta a la ansiedad existencial que nos provoca ser conscientes de nuestro inevitable óbito. Pues bien, los gnomos han visto que, en la propia Tienda, los humanos venden figuras de terracota de gnomos para jardín; ellos creen que son las almas de sus mayores, por lo que, al morir, disfrazan a los cadáveres con el famoso gorro rojo y ropa multicolor. También creen en un demiurgo todopoderoso: los fundadores de los grandes almacenes, "Arnold Bros".
Algo no muy frecuente en Pratchett son las referencias metaliterarias, al menos de forma explícita, aquí sí se hace a Los viajes de Gulliver y a Alicia en el país de las maravillas. Evidentemente en los pasajes en que los protagonistas menguan y crecen de tamaño, relacionándose con criaturas semejantes a los gnomos por el tamaño.