jueves, 16 de febrero de 2017

Publicado "Entre penumbras", de la Editorial Donbuk, con un relato mío.

 En la profunda desconfianza que desde mis, más o menos, quince años llevo instalado, todos parecen enemigos. En el convulso panorama editorial español, dominado por los gigantes de Planeta y Random House, en el que apenas subsisten otras pequeñas editoriales, surgieron hace ya alguna década las editoriales de "autopublicación" y, como siempre pasa en esta vida cainita, empezaron a pelearse entre ellas para ver cuál era autoedición (el escritor lo paga todo) y cuál edición compartida (el escritor paga parte, y el resto la editorial)... todo demasiado sutil para algo que es puro negocio. Hay quien dice que un método ladino para promover la autoedición y disfrazarla de edición compartida es convocar certámenes literarios y luego, publicando prácticamente a todos los presentados, decir que tu relato ha sido elegido... ¿será verdad o será pura inquina? No sé si la editorial Donbuk lleva a este extremo la lucha por la supervivencia, pero lo cierto es que aquí está el nuevo tomo:
  El relato mío que contiene este tomo es La maldición de Akenatón, un relato de terror basado ligeramente en el tipo de terror "lovecraftiano", en el que el miedo es descrito sin que los personajes puedan hacer nada para remediarlo: rápido y seco.
  Al margen de modelos de negocio editorial, es una satisfacción ("motivo de orgullo y satisfacción" que diría el ínclito) ver algo que uno ha escrito alcanzar el grado de lo impreso. Si fuese un tipo con más autoestima, como los ególatras de mis familiares, estaría orgullosísimo de haber sido elegido en un certamen de relatos... pero cada uno tiene su cruz.

martes, 14 de febrero de 2017

"Dream Song 14", by John Berryman.



Life, friends, is boring. We must not say so.
After all, the sky flashes, the great sea yearns,
we ourselves flash and yearn,
and moreover my mother told me as a boy
(repeatedly) ‘Ever to confess you’re bored
means you have no


Inner Resources.’ I conclude now I have no
inner resources, because I am heavy bored.
Peoples bore me,
literature bores me, especially great literature,
Henry bores me, with his plights & gripes
as bad as Achilles,


who loves people and valiant art, which bores me.
And the tranquil hills, & gin, look like a drag
and somehow a dog
has taken itself & its tail considerably away
into mountains or sea or sky, leaving
behind: me, wag.




La vida, amigos, es aburrida. No debemos decirlo.
Después de todo, el cielo destella, el inmenso mar suspira,
nosotros mismos destellamos y suspiramos,
y además mi madre me dijo cuando niño
(repetidamente) “Siempre confesar que estás aburrido
significa que no tienes


Recursos Internos.” Concluyo ahora que no tengo
recursos internos, porque estoy gravemente aburrido.
La gente me aburre,
la literatura me aburre, especialmente la gran literatura,
Henry me aburre, con sus problemas & quejas
tan mal como Aquiles,


que ama a la gente y el arte de vanguardia, que me aburre.
Y las colinas tranquilas, & la ginebra, parecen un lastre
y de algún modo un perro
se ha llevado a sí mismo & a su cola considerablemente lejos
dentro de las montañas o el mar o el cielo, dejando
atrás: a mí, el meneo.

jueves, 9 de febrero de 2017

"The Return of the King (being the third part of The Lord of the Rings)"

 Sigo leyendo, en inglés, la obra principal del inmortal Tolkien, ahora los libros 5 y 6, unificados bajo el título de The Return of the King
  Tolkien fue, probablemente, un novelista y un hombre muy meticuloso, tal vez hasta meterse en sus historias de forma maniática (no tengo muy claro que esto sea un piropo, toda vez que sus novelas estaban ambientadas en una imaginada Tierra Media poblada por hobbits, enanos, elfos, orcos y dragones), pero, desde luego, es muy conveniente desde el punto de la cohesión narrativa. A diferencia de las películas dirigidas por Peter Jackson, en las novelas se separan en el tiempo las peripecias de Frodo, Sam y Gollum del las del resto de la troupe, lo cual da mayor sencillez a la historia.
  Leyendo a Tolkien uno no tiene seguridad de que lo que escribiera lo hiciera para chicos. Es cierto que en otros tiempos los jóvenes eran lectores más dedicados y pacienzudos, pero aún así la complejidad de la trama exige una madurez que muchos no alcanzan, al menos, hasta llegar a las dos décadas de vida.

Ahora leyendo: "El gabinete de los delirios, (antología de relatos sobre sabios locos)"

 Me gusta mucho la colección El Club Diógenes de la editorial Valdemar. Me gustan porque son pequeños tomos, como libros de bolsillos (perfectos para llevar a todas partes); porque el precio de venta es comedido, aunque la edición es de buena calidad (tapas cartoné y buena calidad de papel e impresión); pero sobre todo me gusta porque, en aquellas que son antologías (como es el caso presente), los relatos recogidos son verdaderamente buenos y representativos del tema que da lugar al título.
  Algunas veces pueden resultar un tanto pueril tanto los títulos como las ilustraciones de portada, pero, aplicando aquel adagio de no juzgar un libro por su portada, encontramos verdadero oro en el interior. El tema común a los relatos aquí contenidos puede parecer insulso, pero con solo ir al índice nos encontramos con autores como Nathaniel Hawthorne, Edgar Allan Poe, Conan Doyle, Arthur Machen, H. G. Wells, Ambrose Bierce o Lovecraft entre otros. Así, el hecho de que los textos versen sobre sabios enloquecidos es, en realidad, lo de menos; lo de más es la calidad de los escritores.
 De la misma colección de Valdemar hay otros tomos con títulos un tanto tontos pero con cuentos enormes. De estas antologías he leído: Miedo en el cuerpo, Mares tenebrosos, Quién anda ahí..., Con la risa en los huesos, Malos sueños y Felices pesadillas. La mayoría son, obviamente, relatos de terror, antologías de pequeñas joyas de la narrativa de terror en formato cómodo, buena edición y precio razonable, ¿alguien da más?

lunes, 6 de febrero de 2017

"El perdón y la furia", por Altarriba y Keko.

 Buenas y malas noticias a cuento de este cómic. La buena es que este es la segunda novela gráfica editada directamente por una de las más insignes instituciones culturales de este país, el Museo del Prado; esto significa que, al menos en las élites intelectuales de nuestra sociedad, empieza a cundir la creencia de que los cómics no son simples "tonterías de superhéroes para los chicos", sino que asuntos culturales de importancia también pueden darse en este formato. La mala noticia es que el guión flojea mucho, pero mucho mucho, hasta el punto que cuando uno termina de leerlo no puede dejar de preguntarse ¿y esto es todo? 
  Sin embargo, Antonio Altarriba es un escritor suficientemente acreditado como para  que mosquee la escasa entidad de esta obra. En el cómic Yo, asesino (escrito por Altarriba y dibujado por Keko), por ejemplo, el tema está bien desarrollado y es bastante lineal (un punto predecible, me temo), pero en El perdón y la furia da la impresión de que hubiese sido cercenado o recortado de mala forma. Conociendo el mundo editorial como todo buen lector lo conoce, sabemos que por pura conveniencia de negocio (más bien por pura ceguera artística) se ha llegado a mutilar obras que sin la tijera del editor habrían sido francamente buenas, tal vez este sea el caso.
 La labor de Keko, por otro lado, es excelente, como siempre, aportando la negrura que la historia requiere.
  Esa negrura de la trama, rayando en lo morboso, era común al cómic anterior citado, Yo, asesino, y parece ser una constante en los últimos tiempos de Altarriba. Lástima que la historia no esté concluida correctamente.