martes, 25 de diciembre de 2012

De cómo hacer de un autor perfectamente olvidable un fenómeno editorial: J.D. Salinger

  El otro día hablé de la diferencia que, a mi entender, hay entre un fenómeno literario y uno editorial; es muestra del fuerte divorcio que hay entre la creación artística y el negocio puro y duro. Uno de los ejemplos más típicos es J.D. Salinger.
  Vaya por delante que Salinger pertenece a eso que han llamado "Generación Beat", junto con Kerouac o Ginsberg, conjunto de escritores que nunca fue de mi total agrado; pero recuerdo haber leído En el camino de Kerouac y encontrarle cierto atractivo y también algún poema pasable de Ginsberg. Entiendo que muchas obras literarias tienen una coyunturalidad muy marcada, especialmente en tiempos de cambios sociales, como fueron los 60 en los Estados Unidos... pero aún así, no acabo de encontrar relevante a Salinger ni a su mejor obra: El guardian entre el centeno.
  Salinger es un autor mediocre, con tramas poco interesantes, personajes poco desarrollados y, en general, novelas perfectamente olvidables, sin embargo... sin embargo fue elevado a los altares por el mundo editorial norteamericano; un posterior intento de prohibición por la sección más puritana de su sociedad, escandalizada ante el "lenguaje soez", no hizo sino acabar por apuntalar el éxito del que nadie hoy en día es capaz de bajarlo, de hecho, en aquella sociedad es tabú hablar de la mediocre calidad de Salinger.