domingo, 7 de enero de 2018

"Neverwhere", por Neil Gaiman.

 Cuando uno (un "letraherido", como diría Enrique Vila-Matas) está de vacaciones en una ciudad eminentemente turística pierde temporalmente algo más que los horizontes cotidianos. Pierde sus puntos de anclaje a la cordura: las librerías. Esos negocios (siempre el vil metal presente) que suponen una posibilidad de sobrevivir un día más, de esquivar el suicidio aunque sea sumergiendo la cara propia en hojas de celulosa, son, sin duda, añorados con horror durante las vacaciones. Y no es que no haya librerías en aquella ciudad turística, bueno, en realidad no las hay, hablando en puridad, hay papelerías con unas pocas decenas de best sellers que, claro está, se encuentran a cientos de millas de la cabeza de uno. Eso me pasó estas semanas y, arriesgando el buen juicio, me decidí a comprar este libro: Neverwhere.
  Ya conocía a Neil Gaiman, al menos de oídas. Es uno de los escritores de cómic más en boga de los últimos siglos, junto con su compatriota Alan Moore; también ha firmado guiones para películas, que yo sepa solo de animación, y un puñado de novelas de entre las cuales la más exitosa es ésta. ¿Y qué tal está Neverwhere? Hombre, no está mal. La trama está relativamente bien urdida, con ambientes y personajes muy imaginativos, a medio camino entre la realidad y lo onírico; los personajes principales son verosímiles y relativamente redondos; la prosa es ligera, periodística, pero no carente de cierta calidad... no está mal, realmente. Pero tampoco da para mucho. Si no supiera que Gaiman es guionista de cómics lo hubiera adivinado al leer esta novela, principalmente por el ambiente que describe: un Londres subterráneo paralelo al real, habitado por mendigos que tienen una sociedad perfectamente estructurada, pero habría sabido que el autor es escritor de novela gráfica por la liviandad de la novela en cuestión. Ese es quizás el gran defecto de la novela gráfica: que no se estima en gran manera al destinatario de la misma, se da a la obra un baño de superficialidad para que el lector (presumiblemente un joven en formación) pueda asimilarla.
  Lo anterior, dicho así, sin más, es injusto. Se ha publicado novela gráfica de grandes obras literarias, sí, abreviadas y aligeradas, pero grandes obras al fin. Sin embargo, la inmensa mayoría de las novelas gráficas son muy ligeras. En este nivel se encuentra Neverwhere, una excelente novela para un adolescente... tanto es así que la he recomendado a mi hija que tiene catorce años.