miércoles, 12 de septiembre de 2018

"In the Pines", canciones adaptadas y dibujadas por Erik Kriek.

 Del dibujante holandés Erik Kriek tengo una excelente adaptación de cuentos de Lovecraft editados en España por La Cúpula. Los dibujos son a dos tintas con estilo realista, muy cuidado en cuanto a la documentación (tanto en la fidelidad a los argumentos como en la vestimenta de los personajes, los paisajes, las casas, etc.). Al parecer el tipo creó un personaje muy popular en su país, una especie de antihéroe vestido como superhéroe, una visión cómica a ese mundillo tan rentable en Estados Unidos. Precisamente, muy ligado emocionalmente debe estar Kriek a la cultura americana, pues, además de tocar el banjo en un grupo de música blue grass, todos sus cómics parecieran más propios del otro lado del Atlántico. In the Pines no es una excepción, se trata de adaptaciones al cómic de las llamadas murder ballads, canciones populares que relatan asesinatos que acaban deviniendo en maldiciones que arrastran personajes desgraciados y problemáticos.
  Esas "canciones de asesinatos" son muy populares en la música country, de la cual, como ya dije, es intérprete el propio Kriek; no son, propiamente dicho, promotoras de tales delitos, sino que enfocan los crímenes como hechos inevitables que llevan a sus autores a vidas infelices pero atractivas... es la atracción que se siente por Bonnie and Clyde, por ejemplo.
 Esto de adaptar textos literarios o de otro tipo de manifestación cultural es un filón inagotable para la novela gráfica. Con dibujantes respetuosos con el original, como Erik Kriek, se consigue la combinación de dos tipos de creaciones artísticas que se enriquecen mutuamente, y se batalla por alejar al cómic del estereotipo de cosas para chicos con argumentos flojos y previsibles.
  Las murder ballads cuentan los detalles de un asesinato real o inventado, por qué el asesino decidió matar, cómo la víctima es atraída hacia el lugar del crimen, el asesinato en sí mismo, seguido de la huída y, a veces, de la captura del criminal; muchas veces acaba con el ajusticiamiento del reo. No es que se glorifique, por tanto, el horrendo delito, sino que se narra con un cierto romanticismo de inevitabilidad teniendo en cuenta la debilidad humana. Pues bien, la técnica como dibujante de Erik Kriek es perfecta para estas historias, pues su estilo lóbrego aporta una crudeza perfecta para los argumentos descritos.