martes, 25 de marzo de 2014

Ahora leyendo: "Al revés", de Joris Karl Huysmans

 Hay prólogos que llegan a estropear una novela, bien porque son demasiado profusos en su descripción; bien porque se pierden en disquisiciones de teorías literarias sin venir a cuento; otros prologuistas tienen tanto afán de protagonismo que pretenden usar como excusa la novela para su propio ego. Otros, sin embargo, son excelentes preámbulos, bien porque dan información precisa y ajustada sobre la obra y su autor; bien porque se relacionan tan estrechamente con estos que más que prologar parecen continuar la obra. En este último caso está el prólogo de Luis Antonio de Villena a esta edición de Bruguera de Al revés. Y es que, probablemente, De Villenas sea el escritor vivo más cercano, al menos en espíritu, a la obra de Huysmans y a su decadentismo.
  El personaje principal, único cabría decir, Jean Des Esseintes (álter ego del autor), es un dandi en el sentido más estricto de la palabra: un esteta cuya concepción artística de la existencia es más importante que la vida misma, un perseguidor de la excelencia en todas sus manifestaciones. Des Eissentes, ahíto de las posibilidades mediocres de la vida, opta por el aislamiento de la sociedad para emborracharse con los clásicos grecolatinos, extasiarse con la pintura más excelsa, alcanzar el Parnaso con los más lujosos elixires espirituosos... todo, por supuesto, bien lejos de una sociedad embrutecida y soez. ¿Quién mejor que Luis Antonio de Villena para prologar esa obra cumbre del decadentismo?
  Ya en un ámbito personal he de confesar que el arte por el arte, sin el nervio moral me deja un tanto apesadumbrado. Reconociendo el apabullante dominio de la lengua de Huysmans, su agudísima y sarcástica visión de la existencia y su enciclopédico conocimiento artístico, no puedo por menos que exigir algo más, un principio no subjetivable, una finalidad más enérgica y productiva. Mis necesidades literarias demandan más fibra, con un origen y un desenlace más claros.