lunes, 1 de junio de 2020

"Adams aebler" ("Las manzanas de Adán"), película dirigida en 2005 por Anders Thomas Jensen.

 Pequeña y sarcástica pero preciosa película danesa de 2005 que no llegó siquiera a estrenarse en salas en nuestro país. Gracias al inmenso repositorio virtual de internet, estas películas están disponible para aquellos buscadores de verdad (de alguna verdad para seguir alentando, cabría decir, el viejo adagio de Tolkien "not all those who wander are lost"). Lo cierto es que me cuesta clasificar esta película en algún epígrafe: ¿comedia? ¿Tragicomedia? ¿Película religiosa? Cuesta entenderla, o, al menos a mí, me costó entenderla plenamente hasta el final. Su sentido del humor es demasiado negro, demasiado sarcástico, aunque, he de reconocer, muy verosímil para la vida que nos ha tocado vivir.
Imagen tomada de Wikimedia Commons
 Tal cual yo la he entendido, la película es una burla sarcástica de la vida y una reflexión filosófica, espiritual o religiosa, dígase como se quiera. Del elenco actoral destacan Ulrich Thomsen, actor con decenas de películas en su país y el resto de Escandinavia, y conocido fuera por películas como la versión de The Thing de 2011, Kingdom of Heaven (2005) o Centurion (2010); y Mads Mikkelsen, mucho más conocido fuera de Dinamarca, con éxitos como Valhalla Rising (2009), Doctor Strange (2016), At Eternity's Gate (2018) o Rogue One (2016). Ellos dos son, por el tremendo contraste entre sus caracteres, los que llevan la película en su totalidad, aun siendo necesarios los actores secundarios para poder ser entendida plenamente.
 En fin, el argumento es éste: un exconvicto neonazi, Adam (Thomsen), llega a una parroquia para cumplir con el resto de la condena. Allí le recibe el pastor, Ivan (Mikkelsen), que es el negativo exacto de Adam. El exconvicto es alguien descreído, violento, malpensado e intolerante; el pastor es optimista, ingenuo y bienintencionado ("buenista", lo llamarían hoy). Ivan cree que Dios quiere lo mejor de todos los humanos y que si algo malo los tuerce es por obra del diablo; Adam, ateo recalcitrante, se ríe de la ingenuidad del pastor y decide demostrarle lo equivocado que está. El neonazi tratará de hacer que el pastor pierda su fe, palizas inclusive, pero el bueno de Ivan no hace más que "poner la otra mejilla". Finalmente, una concatenación de hechos lleva al pastor a perder su fe y esperar la muerte cercana (por un tumor cerebral). Al final, sucesos absolutamente descacharrantes llevan al pastor a sobrevivir, a volver a su fe y, sorprendente y gozosamente, al criminal a su conversión.
Imagen tomada del sitio rarefilm.net
 Con todo, cada uno puede interpretarlo como quiera. Habrá quien sólo vea una comedieta ligera sin aspiración filosófica o espiritual alguna, y, probablemente, no se equivoque. Yo lo he entendido por el lado espiritual y religioso, por el de la aceptación de lo que la vida nos depare como prueba diaria a la que estar sometidos y que nos ayuda a entrar por ese "camino estrecho" que nos lleve a la paz espiritual en la tierra y al Paraíso en el Más Allá.
 En ese sentido, la orientación no es muy católica sino, como es comprensible teniendo en cuenta el país de origen, reformada. La sencillez de su fe, comparable a la desornamentación física de la iglesia, lo atestiguan.
 Es, en mi opinión, una película pequeña, no sólo por presupuesto, sino por ser la historia de un puñado de personas, marginales en este gran mundo terrenal, que encuentran, sin embargo, su camino, cuando casi todas las demás están perdidas. ¿Qué le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué dará el hombre a cambio de su vida. (Mateo, 16, 26). Pero es una excelente película para reflexionar sobre nuestra existencia, para discernir lo fundamental de lo accesorio.