domingo, 3 de julio de 2016

En la muerte de Elie Wiesel.

 Casualidades de la vida, hace unas pocas semanas leí (como dejé constancia en este blog) la obra literaria más importante de Wiesel, La trilogía de la noche, hoy llega la noticia de su reciente fallecimiento.
Elie Wiesel. 30-sept.-1928 - 2-jul.-2016
  Comparado con la obra de otros supervivientes del Holocausto, la suya no me gustó mucho. Sobre todo comparada con la de Primo Levi, que destilaba una humanidad y un sencillez que chocaba frontalmente con la barbarie a la que él mismo y varios millones de seres humanos más habían sido arrojados. Sin embargo la vida personal de Levi tenía algo de sumisión que no acababa de gustarme. No era ya ese sentimiento de perdón que llenaba sus escritos, sino que no parecía haber resentimiento ni rencor hacia los asesinos, lo cual puede ser hermoso pero también antinatural. Wiesel no era así. De hecho, la controversia con el rumano partía de la base de su defensa a ultranza de las políticas de Israel, incluso de las más agresivas contra la población palestina... ¿reprobable? Tal vez, pero me parece perfectamente comprensible desde un punto de vista meramente humano que alguien que ha visto morir a millones de personas (entre ellas su padre y hermana) previa tortura, tenga un sentimiento de identidad colectiva fortísimo con su pueblo, Israel, hasta el extremo de caer en la injusticia objetiva.
 Elie Wiesel fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz de 1986, lo cual generó más polémica. En todo caso, esta es mi opinión, el simple hecho de narrar fríamente los hechos más brutales perpetrados en el siglo XX son suficiente gesto para promover la paz entre los hombres... eso sí, hay que tener la inteligencia emocional y la sensibilidad suficientes para  empatizar con toda aquella gente, cualidades que, mucho me temo, escasean en nuestra sociedad.