martes, 2 de julio de 2013

Inciso cinematográfrico: "Great Expectations"

  No es fácil adaptar una de las mejores novelas de un genio como Dickens, la obra literaria abarca demasiado, es muy extensa y profunda, los personajes tienen una dimensión psicológica amplísima (especialmente si los creó  Dickens, claro); sin embargo, la adaptación de Mike Newell de 2012 es más que salvable.
   La película es salvable porque es bastante fiel a Dickens, por supuesto se ha aligerado mucho el argumento (habría durado más de 7 u 8 horas si hubiera sido literal); los actores están francamente bien, sobre todo Ralph Fiennes y Helena Bonham Carter (aunque he de hacer notar que el personaje de la señorita Havisham es mucho más duro y cruel que el que ella representa); y, por encima de todo, la ambientación histórica (fotografía, decorados, atrezo...) es casi perfecta, en este sentido es notorio que las películas europeas, esta es británica, son más realistas que las americanas, en las que para ambientar una historia del siglo XIX parece que los actores se acabaran de comprar las ropas en el "Walmart" local.
   Una vez más, la literatura, la "gran literatura" nutre al "séptimo arte". Un matrimonio bien avenido desde el nacimiento de este último. Probablemente, las obras de Dickens sean complicadas de llevar, como antes dije, pero la genialidad del autor y su atemporalidad asegura el éxito. Sorprendentemente, las adaptaciones de obras "dickensianas" suelen ser más blandas que las novelas, no en balde, el autor fue uno de los más furibundos críticos de la desigual sociedad que estaba generando la Revolución industrial, tomando siempre parte por los desfavorecidos. En Grandes esperanzas, el personaje principal, Pip, es el álter ego del autor, con sus luchas por abandonar el "arroyo" en el que nace y llegar a formar parte de la Alta sociedad; los personajes de esta sociedad, sin embargo, son retratados con todos los vicios humanos que podemos esperar: codicia, crueldad, falsedad... en tanto que los personajes de clase obrera son adornados con grandes virtudes: honestidad, laboriosidad, capacidad de sacrificio...