lunes, 23 de septiembre de 2024

"La decisión de Sophie", de William Styron.

  Supuestamente, una de las grandes novelas norteamericanas del siglo XX. Y, en cierta forma, lo es. Al menos por el evidente afán de Styron de crear una gran novela que impactara tanto en público como en crítica y cuya fama se prolongara varios decenios más allá de su publicación. Yo le daría un sobresaliente en la forma, pero no llega al notable en el argumento y temas. Es una novela de casi setecientas páginas que puede considerarse un monólogo interior (está escrita en primera persona), que puede llegar a ser un tanto cansino y pusilánime (tal vez toda reflexión demasiado larga y sin acción consecuente dé la sensación de pusilanimidad). Lo cierto es que, además de la narración (con muy pocos diálogos, casi todo son descripciones) también hay farragosas disquisiciones sobre el mal que convierten por momentos al texto en una suerte de ensayo, hasta el punto de incluir numerosas citas académicas. Pero, para ser justo, el estilo narrativo es exquisito, con una riqueza de vocabulario amplísima y un uso de oraciones subordinadas que llega a ralentizar notablemente la lectura. Esto con respecto a la forma.
 Con respecto al argumento y temas, la novela es rica y está muy bien hilada. Diré que el argumento principal es la terrible experiencia de una superviviente del holocausto, concretamente del campo de exterminio de Auschwitz. Entre los temas, claro está, destaca la capacidad de ejercer el mal que el ser humano tiene sobre sus semejantes; pero también está el conflicto cultural y social que existe entre el norte y el sur de los Estados Unidos, conflicto que no parece superarse aunque fuera dirimido en la Guerra de Secesión hace casi doscientos años. También el racismo, no sólo de los nazis hacia los judíos y cualquiera no ario, sino también hacia los negros, especialmente en el "sur profundo" del país americano. Por último, es una novela en la que la sexualidad está permanentemente presente, de una forma tan explícita que acaba siendo incómoda de leer. En este sentido, la novela fue publicada en 1980 y recibió muy acerbas críticas por la falta de necesidad de descripciones genitales propias más de un tratado de andrología o ginecología que de un texto narrativo.
 Grosso modo, el argumento narra las peripecias de un joven de veintidós años, sureño de nacimiento y origen, que, con la intención de convertirse en escritor profesional, arrienda una habitación en una casa de huéspedes de Brooklyn, Nueva York. El joven, apodado Stingo (de Stinky, apestoso), es inmediatamente atraído por otros huéspedes de mayor edad, Sophie, una superviviente del holocausto, polaca, y Nathan, su pareja, un presunto científico de origen judío. Desde el primer momento, Stingo se ve arrollado por la fuerza del carácter de sus amigos, especialmente de él, que bascula entre la cordura activa y la demencia agresiva. Sophie, por su parte, atrae a Stingo más desde un punto de vista erótico-romántico que de su carácter, aunque en todo momento la narración de las penurias y barbaries sufridas en el campo de concentración marcan la novela. En este sentido, La decisión de Sophie describe exhaustivamente las salvajadas cometidas por los elementos de las SS al mando del campo, así como de su comandante, el infame Rudolf Höss, uno de los más despreciables asesinos que la especie humana ha generado. Es en este momento cuando la novela se "pierde" un par de capítulos en profusas digresiones sobre el origen del mal en el ser humano y su capacidad para abajar al hombre al nivel del ser más vil que ha hollado la faz del planeta. La relación de Stingo con sus compañeros sufre cuantiosos vaivenes, sobre todo por la imprevisible actitud de Nathan, con coléricos ataques que lo convierten en un verdadero maltratador, ejerciendo violencia física en varias ocasiones contra Sophie.
 Con respecto a la razón del título, se explicita en el penúltimo capítulo, cuando Sophie narra la brutalidad de un alcoholizado oficial médico de Auschwitz, que la obliga a elegir entre salvar la vida de uno de sus dos hijos, Eva o Jan. La superviviente polaca, incapaz de dar respuesta a tan insensible petición, acaba por elegir, en un grado de estupor cercano a la inconsciencia, la vida de su hijo, siendo la hija ejecutada momentos después.
 A medida que avanza la novela se aclara que el comportamiento de Nathan no puede ser sino producto de una enfermedad mental esquizoide, lo cual acaba siendo corroborado por su hermano, Larry, quien informa de que Nathan no es en realidad científico, sino que fanfarronea con su titulación académica y su trabajo en una farmacéutica, cuando en realidad es un enfermo mental que ha estado recluido en varias ocasiones. La agresividad de Nathan va a más, lo cual lleva a Stingo y Sophie a huir hacia el sur con la idea de no volver a Nueva York más, pero ella está perdidamente enamorada de él con un insano amor que la lleva a regresar a Nueva York y a Nathan para finalmente cometer suicidio conjunto.
 Es, ya digo, una novela de gran calado, entiendo que la maquinaria editorial estadounidense y la crítica académica la elevaran a la gloria literaria del siglo XX. Tiene fallos, es mejorable, pero todo lo humano lo tiene, es la esencia que nos aleja de la divinidad. Entiendo que es una novela de lectura obligatoria para comprender los derroteros de la narrativa estadounidense de finales del siglo pasado, así como que añade un conjunto de argumentos fundamentales a la maldad concentrada que supuso el holocausto y, en general, la brutalidad del nazismo.