sábado, 22 de diciembre de 2012

Georges Perec

  Uno de los más admirados escritores franceses del siglo XX, modelo de otros escritores, especialmente de aquellos relacionados con lo que se ha dado en llamar "metaliteratura" (esto sería algo así como la literatura que habla o se basa en literatura, novelas de ficción en las que sus personajes están inmersos en obras literarias o que directamente son autores) como Enrique Vila-Matas o Roberto Bolaño -entre los que escriben en lengua castellana-. Un autor de novelas y relatos muy densos, en los que juega con las ideas, un típico "escritor intelectualizado".
  Pido perdón si suena rara la ligera descripción que he hecho arriba de él, pero considero que no es inapropiada. Perec, con otros intelectuales franceses creo el grupo llamado Oulipo cuyo acrónimo se podría traducir por algo así como "taller de literatura potencial"... y a eso se dedicaban, habían creado un verdadero taller para ahondar en los tipos de creación literaria, es decir se "devanaban los sesos" para encontrar formas de narración originales y auténticas... Probablemente Georges Perec era el más dotado de todos ellos, porque su prosa, además de ser extraordinariamente interesante en su ilación, muestra una capacidad de descripción difícil de igualar. La crítica personal negativa que hago a Perec (igual que se podría hacer a aquellos de la metaliteratura) es que flaquea en la elección de temas con verdadero mordiente, historias que atrapen, vaya.
  De Perec leí Las cosas, en esta no había todavía mucha "experimentación" narrativa, es un relato más o menos autobiográfico de una joven pareja y las cosas que poseen y anhelan; Un hombre que duerme, que ya sí entra en esa búsqueda de la originalidad tanto en la forma -tratando de hacer una prosa rápida, con muchas comas y pocos puntos-, como en el contenido -el tema trata de un tipo que de un día a otro rompe con las pasiones en la vida, se lleva arrastrar por una dulce indolencia y apatía, como aquel famoso Bartleby de Melville, "preferiría no hacerlo" era su tremenda sentencia-; y La vida, instrucciones de uso, que pasa por ser su obra cumbre, en ella sí que experimenta nuevas formas de narración, de hecho el argumento principal es la descripción de la vida de los inquilinos de un bloque de viviendas parisino en diferentes épocas, pasando de un piso a otro por movimientos del caballo del ajedrez... ¡díganme que esto no es imaginativo!
  Desde luego Perec debió ser un tío interesantísimo, un verdadero buscador en este mundo de conformistas y plagiarios, sin embargo sigo echando en falta en sus novelas ese "argumento que quita el hipo", si lo hubiera tenido, con su potencialidad (valga la repetición del Oulipo) estaríamos hablando del escritor más importante del siglo XX, sin lugar a dudas.
  Lo curioso es que la vida de Perec no debió ser precisamente fácil, o al menos las de sus padres, de ahí podía haber sacado materia narrativa... pero no lo hizo. Su apellido nos suena conocido, claro, proviene de un Pérez, o mejor dicho un Peretz; en efecto, Georges Perec provenía de una familia de judíos sefarditas que, tras haber pasado por otras zonas de Europa (parece que también tenía sangre askenazí) acabaron en Francia. Cuando los nazis con su locura racista rastrearon toda Europa en busca de judíos, toparon con esta familia; según parece, el padre decidió llevarse por delante algunos "boches" antes de que lo cazaran, y de hecho se unió a la Resistencia y murió en enfrentamiento con tropas nazis; entonces la madre comenzó una huida con el pequeño Georges (era nacido en 1936, con lo que debía ser un crío de no más de 5 o 6 años) y consiguió entregarlo a unos familiares antes de que la Gestapo la detuviera y enviara  a Auschwitz, donde moriría. Los tíos que lo criaron le cambiaron el apellido a Perec y, parece ser, le dieron una infancia y juventud acomodada y tranquila. En fin, una vida terrible como lo fueron aquellos tiempos en Europa.
  En cualquier caso, merece la pena leer a Perec, es uno de esos escritores que deslumbra, que deja entrever un talento que muy pocos tienen.