martes, 28 de noviembre de 2017

"Domingos de agosto", de Patrick Modiano.

 Ahora no es París sino Niza. Esa es la diferencia principal de esta novela breve con las que anteriormente leí del autor francés. Por lo demás, los personajes siguen siendo tan laxos como siempre, jóvenes que viven en una situación laboral, económica y social que hoy podría ser calificada como marginal, pero todo sin rasgo de sordidez, con una inconsciencia cuasi animalesca que atrae por su sencillez y aparente falta de energía. Domingos de agosto.
  Es claro que Modiano es un escritor que engancha, a mí, desde luego, me ha enganchado, aunque reconozco que tiene una prosa facilona (o quizá por eso, porque no hay afectación o amaneramiento), lo cierto es que una novela breve (como esta, que apenas pasa de las ciento sesenta  páginas con una letra ideal para Mr. Magoo) se lee casi de un tirón en unas pocas horas. La sensación que me deja es  agridulce: me gusta, pero reconozco que es poca cosa... y sin embargo sigo comprando y leyendo a este tío...
  En la contraportada de Anagrama habla de "personajes en penumbra" y de "genial manejo de la ambigüedad", estoy de acuerdo, estas son características siempre presentes en Modiano, parece que no pasa nada, que los personajes fueran de plastilina, sin sangre, todos se parecen: jóvenes sin futuro, con vidas anodinas que ocupan sus vidas en tareas grises... y ya no sé cuántos libros llevo del dichoso Modiano.