miércoles, 21 de febrero de 2024

"The Institute", de Stephen King.

  No sé si será por el prejuicio que tengo contra los escritores de grandes éxitos, los best sellers, o porque ya he leído muchas novelas del escritor de Bangor, pero lo cierto es que cada vez me gusta menos. Reconozco, eso sí, la capacidad de crear suspense y mantenerlo hasta el final; la descripción minuciosa de lugares y personas, que hace más verosímiles las inverosímiles historias; y una voz reconocida y reconocible que quedará ya para la posteridad. Porque, justo es admitirlo, Stephen King es uno de los creadores de historias de terror y thriller más fecundos y talentosos del presente, digno heredero de Edgar Allan Poe o H.P. Lovecraft. Lo que ocurre es que tendemos a infravalorar lo presente y honrar lo desaparecido, una injusticia. Con todo, como decía antes, las novelas de King me van pareciendo demasiado parecidas entre sí, con muchos lugares comunes y previsibles. Desde luego, The Institute (por cierto, traducida de forma no muy apropiada al español por El instituto, cuando hubiera sido mejor La institución) no es la mejor novela de King, pero es que abusa mucho de esos lugares comunes. Uno de ello es la presencia de niños protagonistas, frecuentemente con un don o talento extraordinario que lo diferencia del resto pero también le hace sufrir; otro es el policía local, no "la" policía, en sentido genérico, sino "un" policía, frecuentemente con problemas sociales o de dependencia de sustancias tóxicas que, sin embargo, acaba convirtiéndose en un héroe al superar todos sus defectos; los lugares comunes referidos a la geografía de sus novelas también son evidentes, no creo que nadie haya hecho tanto por poner en el mapa al Estado de Maine, uno de los más pequeños y anodinos de los Estados Unidos.
 En fin, el argumento de The Institute es, más o menos, el siguiente: Un policía entrado en años, Tim Jamieson, deja su puesto de trabajo en Florida y se encamina hacia Nueva York, pero en su camino decide no seguir avanzando y buscar trabajo en la policía local de una pequeña localidad de Carolina del Sur. Allí se alejará de todo el ruido mundano y vivirá una vida más sencilla, o eso piensa... Por otro lado, un niño "superdotado", Luke, es secuestrado de su casa, siendo asesinados sus padres, y recluido en una institución lejos de su hogar. Allí se encontrará con otros chicos semejantes, todos entre cinco y doce años, la mayoría con capacidad de telepatía y telequinesis. Los chicos son entrenados para aumentar sus extraordinarias capacidades con unos tratamientos que los degrada física e intelectualmente; además, los miembros de la institución, tanto técnicos como cuidadores, los maltratan a extremos insoportables. Tras sufrir lo indecible, Luke consigue escapar, subiendo a un tren que lo llevará por casualidad a la pequeña población en la que reside el policía Jamieson. Éste le ayudará a esconderse de los empleados de la institución que lo persiguen con la simple intención de eliminarlo. Finalmente se desvelará que el objetivo último de la institución es usar a los niños como arma, aprovechando sus condiciones telepáticas para inducir instintos suicidas a personalidades concretas a gran distancia. Estos talentos serán los que salvarán a la mayoría de los chicos y matarán a todos sus captores.
 Lo dicho, es una novela de suspense bien pergeñada, que mantiene el suspense hasta el final; los personajes están bien delineados, son redondos y verosímiles; a pesar de ser un argumento de ciencia ficción, King dota a la novela de plausibilidad suficiente... Pero a mí ya no me llena...