sábado, 26 de enero de 2013

"Firmin" de Sam Savage

  Leí hace un par de años Firmin, de Sam Savage, del cual no había oído nada de nada, por lo visto se trata de un profesor universitario estadounidense con un físico semejante a Walt Whitman. Lo leí con prevención porque me parecía que era más un fenómeno editorial que literario -ya comenté las diferencias entre ambos-, sobre todo porque en España lo había lanzado el todopoderoso Grupo Planeta, a través de su Editorial Booket. 
   Nadie en la literatura en castellano como Planeta para lanzar productos y vender humo... sin embargo, Firmin es uno de los mejores relatos -según las nuevas normas, novela breve- que he leído en los últimos tiempos. Firmin es una rata, esa realidad es incontrovertible, pero Firmin tiene un afán de conocimiento muy superior a casi todos los humanos. Es una rata, sí, pero se alimenta, físicamente, de literatura; vive en una librería de viejo de Boston, su afición por los libros (gastronómica pero metafóricamente intelectual) le supone la marginación por parte de sus iguales, que son vistos por Firmin como seres primarios.
  En mi opinión, el éxito de público de Firmin se debe a que el lector se identifica plenamente con el personaje. Todos somos Firmin... todos somos "el diferente" de la sociedad que vive de sus lecturas en lugar de su propia vida, se siente rechazado y a su vez rechaza al resto... Por otra parte, la cantidad de citas y referencias literarias es enorme en toda la novela, de manera que los lectores "de verdad" reciben innumerables guiños a lo largo de toda la obra.

Librerías de mi infancia: Librería San Ginés, Madrid

  Probablemente muchos turistas la conocerán al estar en una zona tan turística, mucho más desde que se peatonalizó la calle Arenal: la Librería San Ginés.
   Para muchos madrileños, especialmente los de cierta edad, será más conocida por estar al lado de la Chocolatería San Ginés, donde, hasta hace no muchos años por lo menos, era tradición tomar chocolate con churros el día de Año Nuevo. Esto es, el pasadizo de San Ginés, que comunica Mayor con Arenal, a menos de cien metros de la Puerta del Sol.
  La Librería San Ginés es un monumento arquitectónico de Madrid, no sé si está catalogado como tal ni me importa, yo así lo considero. Son tres pequeñas casetas adosadas a una pared lateral de la iglesia de San Ginés, donde, según reza una placa en su fachada, fue bautizado Quevedo.
  En mis catorce o quince años encontré otro de los hábitos que, pasados los cuarenta, todavía cultivo: dar largos paseos solitarios por la ciudad. Siempre que iba hacia el centro, me acercaba a esta librería; un día concreto recuerdo comprar una antología poética en edición barata que me ha acompañado desde entonces, esta:
   Esa misma, alguna edición más antigua. No es una gran antología, pero durante aquellos años de mi adolescencia la leí de arriba a abajo, viajó conmigo a Denia y Jávea y habitó en algún bolsillo en aquellas caminatas por la ciudad.