viernes, 11 de diciembre de 2015

Ahora leyendo: "Extraña forma de vida", por Enrique Vila-Matas.

 No se me ocurre un escritor español que escriba más sobre sí mismo y sobre la propia acción de escribir que Enrique Vila-Matas. Son varias sus novelas (por no hablar de los artículos en prensa) en los que se muestra como un verdadero voyeur de la vida ajena, como un espía siempre pendiente de la más nimia novedad en la vida de sus coetáneos. Ese es, precisamente, el argumento principal de Extraña forma de vida.
 Cyrano, mote del personaje (obvio decir por qué), es un escritor que descubre ante todos su gran afición: espiar a todos sus vecinos, actividad muy lucrativa para su oficio, pues como él mismo dice: "la vida es muy corta para vivir todas las experiencias que se necesita para escribir novelas". Y la pregunta del millón de dólares es: ¿quién es este Cyrano, un alter ego de Vila-Matas, una deformación jocosa del estereotipo del escritor o una tomadura de pelo del barcelonés? No acabo de decidirme. Uno de los mayores atractivos de las narrativa de Vila-Matas es, en mi opinión, un cierto aire de farsante, de tipo impostado que  sonríe con socarronería ante todos aquellos que tratan de desentrañar la personalidad última del autor.
 Tal vez esta afectación irónica lleva a sus novelas a una insustancialidad que las deja un poco huecas, es como si la extraña túnica exterior que lleva no permitiera descubrir un fondo más elaborado en lo verdaderamente importante. Interesante, atractivo, pero no ilusionante.