sábado, 23 de noviembre de 2019

Inciso cinematográfico: "Tulip Fever", dirigida en 2017 por Justin Chadwick.

 Una pequeña obra maestra que pasó desapercibida por las salas de este país (al  menos), que destaca sobre todo por su cuidadísima fotografía y ambientación, amén de tener un guión atractivo, enrevesado y sugerente. Lo peculiar es que, a pesar de estar ambientada en el Ámsterdam del siglo XVII, fue rodada en Norwich, Inglaterra, con un resultado, sin embargo, perfecto.
 Como desvela su título, la película está localizada en la época de la "burbuja de tulipanes" que se produjo en Holanda allá por el 1637, cuando la burguesía comerciante de su capital llevó la admiración por los tulipanes a un aumento de precio sin precedentes que estalló (como toda burbuja artificialmente hinchada) de un día para otro, dejando a centenares de inversores arruinados. En este contexto se plantea un trío amoroso... o un cuarteto... o quinteto, no sé muy bien, un lío de amantes, matrimonios y pasiones que provoca un nudo al estilo de la inmortal obra de Fernando de Rojas, La Celestina.
Imagen tomada del sitio foxtelmovies.com.au
  Ahora que lo pienso, la comparación con la inmortal obra tragicómica castellana no está nada mal traída. Especialmente porque como decía antes, la fotografía y ambientación de la película es excelente, tanto de interiores como de los canales de Ámsterdam, así como los ropajes y demás atrezo; es algo que agradecemos los que somos especialmente cuidadosos al visionar una película y no queremos sorprendernos con la imagen de un reloj digital o cualquier chorrada actual embutida por error, errores que, al menos a mí, me sacan de la película y acabo por aborrecerla.
 Con respecto al elenco actoral, es muy difícil hablar de protagonistas y secundarios, toda vez que es una película coral, destaca (por mis gustos) un siempre verosímil y extraordinario Christoph Waltz, una espléndida Judi Dench, una sobrebia Alicia Vikander, una poderosa Holliday Grainger y un sobrio Dane DeHaan. Pero, en realidad, son más de quince actores en los que no se ve flojear por ningún lado.
 El argumento es también muy parecido a La Celestina, muy clásico, aquel del "planteamiento, nudo, desenlace". Inicialmente se trata de un rico comerciante ya maduro (Waltz) que, casado con una joven huérfana (Vikander), trata de conseguir un heredero a toda costa. Como era frecuente entre los gustos de los acomodados de la época, el rico burgués encarga un cuadro a un tal Jan Van Loos (DeHaan) que acaba enamorándose perdidamente de la señora. Por otro lado, la sirvienta (Grainger) queda inesperadamente embarazada de su amante. Tras las amenaza de despido de la señora hacia la criada y la "contraamenaza" de ésta de descubrir a aquélla ante su marido, pergeñan un enrevesado plan en el que el hijo de la criada será pasado como propio de la señora. Este engaño se irá desbaratando poco a poco hasta aclararse al final. ¿Recuerda a La Celestina o no?
Imagen tomada de infobae.com
  En definitiva, una película rodada con esmero, especialmente en la fotografía y ambientación, con un elenco actoral soberbio y, principalmente, un guión enrevesado y atractivo que crea una pequeña joya, algo que, desgraciadamente, no es muy frecuente de ver en nuestros días.