domingo, 20 de agosto de 2023

"El mercader de Venecia", de William Shakespeare.

  Comedia en cinco actos que contiene dos historias principales que se entremezclan: la del prestamista judío Shylock que presta tres mil ducados al mercader Antonio y que, ante la imposibilidad de éste de hacer efectivo el pago en metálico, el judío se aferra a la cláusula según la cual se puede amputar un trozo de carne del mercader; y la de las bodas de Portia, cuyos pretendientes han de elegir entre tres cofres, uno de oro, otro de plata y el tercero de plomo, el que encuentre el retrato de la dama en su interior obtendrá su mano. Los dos argumentos principales contienen temas que enriquecen la obra: el rencor como motor del mundo, personalizado en el judío Shylock, despreciado en el Puente de Rialto, vilipendiado y odiado, que recibe la puntilla con la huida de su hija Jéssica con el cristiano Lorenzo; y la fortaleza del amor verdadero, que se abre paso incluso contra juegos perversos o leyes raciales.
 Más detallado, el argumento es como sigue: Antonio, un rico mercader veneciano presta tres mil ducados a su amigo Bassanio, dinero que éste usará para enamorar a la noble doncella Portia. El dinero lo conseguirá aquél de un préstamo del judío Shylock, quien incluirá la estrambótica cláusula de cobrarse en carne real del prestatario en caso de impago.
 Portia, por designio de su padre, ha de elegir marido sometiendo a los pretendientes a un juego: introducirá su retrato en uno de tres cofres de distinto valor, de oro, plata y plomo. Aquél que encuentre el retrato conseguirá a la dama. Entre los pretendientes están el príncipe de Marruecos y el de Aragón, los cuales elegirán, respectivamente, los cofres de oro y de plata, suponiendo que los metales preciosos habrán de contener el deseado retrato; Bassanio, el tercer pretendiente, carente de nobleza pero enamorado de Portia, elegirá el de plomo, optando por la humildad como virtud evangélica lo que acaba obteniendo su premio.
 Mientras, la hija del usurero, Jéssica, ha huido con su enamorado, el cristiano Lorenzo, reforzando el rencor y resentimiento que tiene Shylock contra los cristianos, personalizado ahora en su prestatario, Antonio.
 Los barcos que portan las mercancías de Antonio se hunden en la desembocadura del Támesis, dejando a su dueño en la ruina. Así, el pago del préstamo se imposibilita, llevando el prestamista al prestatario a juicio ante el Dux de Venecia para hacer cumplir la absurda cláusula de la libra de carne de Antonio. Portia, disfrazada de abogado, derrota a Shylock al hacerle admitir que, aunque tiene derecho a cobrarse con una libra de carne de Antonio, no podrá derramar una sola gota de sangre de éste, haciendo imposible el cumplimiento de la anómala disposición.
 Se considera una comedia, aunque no se adapta bien a esta clasificación; de hecho, algunos estudiosos la incluyen entre la denominación más específica de "comedia romántica", de las que el dramaturgo inglés fue gran maestro con obras como El sueño de una noche de verano o Romeo y Julieta. Otros filólogos la consideran tragicomedia. En fin...

jueves, 17 de agosto de 2023

"Los ilusos", de Rafael Azcona.

  Novelita insustancial de uno de los mejores guionistas que ha tenido el cine español de todos los tiempos. Rafael Azcona como novelista y Luis García Berlanga como director firmaron películas inolvidables como Plácido, El verdugo La escopeta nacional; con otros directores Azcona fue guionista de El pisito, Belle epoque o La niña de tus ojos. En fin, lo mejor en comedias. Eso sí, son comedias con un tinte un tanto negro, sarcásticas y no carentes de una crítica social evidente. De todas las películas anteriores mi favorita es Plácido, una afilada crítica de la hipocresía de nuestra egregia sociedad: en una pequeña capital de provincias se organiza para Nochebuena un sorteo. Dicho sorteo no es de suntuosas viandas, sino de pobres; sí, de pobres. Los burgueses de la ciudad compran participaciones con fines benéficos y se llevan dos "premios" posibles: un pobre de solemnidad o una "vedette" que invitarán a la cena de Nochebuena. Así, las situaciones cómicas y disparatadas están aseguradas. Esas situaciones interpretadas por la "crème de la crème" de los actores españoles de la época (Cassen, José Luis López Vázquez, Manuel Alexandre, Elvira Quintillá, Julia Caba Alba o Agustín González entre otros) resultan en una de las mejores comedias españolas de todo los tiempos.
 Bueno, pues del mismo escritor es esta novela. Sin embargo, la calidad, desde luego, no es la misma: Los ilusos tiene ese mismo humor sarcástico, un tanto negro, pero carece de la brillantez y rotundidad de Plácido.
 El argumento de Los ilusos tiene un cariz claramente autobiográfico, toda vez que narra las tremendas dificultades de un joven, Paco, que deja su Logroño natal para buscarse la vida como poeta y escritor en el Madrid de los años cincuenta, algo que hizo el propio Azcona, cámbiese Logroño por Pamplona y lo demás es casi igual. El tal Paco, claro no encuentra oportunidad alguna, se junta con otros jóvenes en su misma situación, todo para malvivir de pensión en pensión, dando sablazos para poder comer un bocata de calamares de cuando en cuando. La crítica evidente a la sociedad está cuando pergeña personajes falsos a más no poder: hombres que son todo dignidad y honor hasta que pueden dar un sablazo a alguien o chupar del bote de algún familiar; mujeres que son todo virtud y honestidad hasta que les prometen dinero, momento en que se bajan las bragas hasta los tobillos... En fin, una sociedad muy española, de gente muy seria y honrada que, en realidad, son pícaros descarados que afectan esa integridad.
 Pero, como digo, la novela es muy inferior a esos guiones cinematográficos. O quizá es que Azcona era más guionista que novelista y necesitaba un director que diera imágenes a sus palabras para que éstas cobraran verdadero sentido. En todo caso, a pesar de la liviandad del texto, está bien escrito, con aceptable calidad prosística. Lo que más frío me ha dejado es la falta de un final que remate la novela, queda casi inconclusa al no haber una situación que finiquite la narración.
 Por cierto, esta edición de Ediciones del Viento está ilustrada con dibujos de Antonio Mingote, que fue amigo personal de Azcona y que encarna de forma magistral las peripecias de los protagonistas. Es, sin duda, una de las mejores bazas de la presente edición.

martes, 15 de agosto de 2023

"Los niños del Brasil", de Ira Levin.

  Según se puede constatar en este blog, visioné la visión cinematográfica de "The Boys from Brazil", dirigida en 1978 por Franklin J. Schaffner hace casi diez años. Hoy rescato del depósito de la biblioteca pública la novela de Ira Levin que dio lugar a aquella película protagonizada por Gregory Peck, Laurence Olivier y James Mason. 
 Ira Levin fue un exitoso escritor de novelas que luego fueron pasadas al celuloide; no es de extrañar, ya que crea imágenes muy visibles que son fácilmente traducibles a la interpretación y toca temas que estaban en plena ebullición social. Alguna película, como La semilla del diablo, está entre las mejores del cine de terror. Así pues, estamos ante un "hacedor de best-sellers", con todo lo bueno y malo que esto tiene. Esto, pienso yo, hay que tenerlo en cuenta a la hora de escoger una novela, para no quejarse luego de si la prosa no está muy cuidada o el argumento es previsible. Teniendo esto presente no me ha defraudado en absoluto Los niños del Brasil, al contrario, la calidad narrativa es francamente aceptable, muy por encima del estándar que se traga la gente hoy con los autores de éxito; el argumento no es muy previsible, aunque he de reconocer que el final es un tanto disparatado.
 El argumento se nutre de hechos ciertos y constatados, así como de rumores frecuentes durante la Guerra Fría. Los hechos ciertos y constatados es que muchos dirigentes nazis consiguieron huir de Europa tras la caída de Berlín en 1945 y fueron protegidos por gobiernos afines como España (donde se refugiaron tipos como Skorzeny o Bremer) o Argentina (lugar de residencia durante decenios de Mengele o Eichmann); los rumores (totalmente infundados) son los que hacían referencia a la supervivencia del propio Hitler y su plácida vejez en alguno de esos países. Bien, pues Los niños del Brasil tiene a Josef Mengele (el "Ángel de la muerte" del campo de exterminio de Auschwitz) y a Hitler en versión clon como principales protagonistas.
 El argumento es el siguiente: Yakov Liebermann (evidente álter ego del "cazanazis" Simon Wiesenthal) recibe en su residencia en Viena una información según la cual el sanguinario doctor Mengele vive en Paraguay organizando algo importante, ayudado por una pléyade de militares nazis que ejecutan sus incomprensibles órdenes. Entre estas órdenes está la ejecución de noventa y cuatro hombres de entre sesenta y dos y sesenta y cinco años de edad en diversos países europeos y norteamericanos. Las pesquisas de Liebermann le llevan a descubrir (con esto destripo la novela) que, en vida de Hitler, Mengele obtuvo tejidos del jerarca nazi y que, treinta años después, ha conseguido clonarlo y reproducirlo de forma satisfactoria hasta crear a esos noventa y cuatro chicos que en la narración tienen unos trece o catorce años y que son clones de Adolf Hitler. Lo de matar a sus padres adoptivos es para recrear la existencia de Hitler, quien fue hijo de un funcionario de aduanas (por eso los objetivos a eliminar son funcionarios y tipos con puestos medios) a la edad de cincuenta y dos años, perdiendo a su padre cuando éste tenía sesenta y cuatro. Bien, se puede ver que el argumento es muy fantasioso, pero está suficientemente bien narrado y argumentado como para hacerlo razonablemente verosímil (siempre dentro de la ficción, claro).
Ira Levin en 1967. Imagen tomada de Wikimedia Commons
 Bueno, finalmente Liebermann acabará por enfrentarse personalmente a Mengele, en unos capítulos que son los más disparatados de la novela, en la que unos perros dóberman actúan de ejecutores del nazi.
 Con todo, como antes decía, la novela no está mal pergeñada. Está bien conseguida la intriga (que yo he roto en esta entrada) a cuenta de qué diablos está planeando Mengele. Sí, el desenlace es un poco alocado y desatinado, pero remata por completo la novela. Es un bestseller mundial de los setenta, con todo lo bueno y lo malo que esto significa. No deja de ser, en todo caso, una lectura amena y sorprendente.

jueves, 10 de agosto de 2023

"El Atlético Invisible. Una novela del Mundodisco", de Terry Pratchett.

  Trigésimo séptima novela del Mundodisco. Esta vez corresponde el llamado "arco argumental" de los magos, pues son los componentes de la Universidad Invisible los que se ven impelidos a crear un equipo de fútbol para solventar una antigua cláusula sobre un legado que da pingües beneficios a la Universidad, pero que exige la celebración de un partido de cuando en cuando. Claro, los magos, expertos en el arte del dolce far niente pero aparentando que se hace algo importantísimo, no tienen ni idea de que es eso del fútbol. En tal tesitura, el patricio de la ciudad, Havelock Vetinari, con su agudeza habitual, es consciente de las enormes posibilidades que tiene la consolidación de una competición deportiva que mantenga a las masas entretenidas a la vez que alejadas de la toma de decisiones importantes, vamos, lo que viene siendo el antiguo panem et circenses.
 Además de los magos y de Vetinari, otros personajes principales de la novela son Trev Probable, jugador de fútbol que habrá de consolidarse como gran estrella; Huebo, un trasgo que, en realidad, acaba siendo un orco con actitud de erudición; Glenda, una cocinera con una visión social que no desmerece la del patricio; y Juliet, la chica despampanante que atraerá a Probable al partido.
 Teniendo en cuenta que es una novela de Terry Pratchett, lo aparente es lo secundario y lo que se lee entre líneas, lo principal. Es decir, el fútbol en sí no es realmente importante aquí, sino los tejemanejes que el poder ejerce sobre las masas (que son siempre más fáciles de manejar que los individuos aislados) gracias a una afición natural de los grupos sociales a formar subgrupos y enfrentarse entre sí. Vamos, que si se aprovecha la animadversión natural que surge entre, pongamos, los de esta región contra los de aquella otra, o los ricos contra pobres, o los jóvenes contra los viejos, o los hombres contra las mujeres... esas masas perderán todo interés por la forma de gobernar de los poderosos, que tendrán libre el camino para actuar a sus anchas. Simple, triste tal vez, pero eficaz. Y esto funciona desde los tiempos de las cavernas.
 Pero, claro, muchos creen que el bueno de Terry Pratchett escribía novelitas de fantasía para niños o adolescentes... ¡Qué equivocados están! Así hacen con ellos lo que hacen...
 Como curiosidad un tanto triste, el tiempo que pasó entre la publicación de esta novela y la anterior, Dinero a mansalva, fue de dos años, tiempo récord para un autor que convertía en oro todo lo que escribía y que había convertido ya en adictos a miles de lectores con su saga del Mundodisco. La razón para esto fue que al autor inglés le habían diagnosticado Alzheimer, enfermedad que acabó con su vida a la temprana edad de sesenta y siete años.