viernes, 13 de junio de 2014

Ahora leyendo: "Paisaje con reptiles", de Pilar Pedraza

 La excelente idea de recopilar cuentos o relatos en un mismo tomo, tarea frecuente en la editorial Valdemar, permite conocer a muchos autores que, de otra forma, permanecerían en la ignorancia de muchos de nosotros que ya no tenemos la vida social que antes y que nos permitía pasarnos información de unos a otros. Eso me pasó con Pilar Pedraza.
  Es difícil clasificar la narrativa de Pedraza, tal vez esa sea la seña de identidad de los buenos escritores, que tienen un estilo propio que nos impide categorizarlos, podría estar, en cualquier caso, entre el relato fantástico, la literatura gótica y la de terror,  siempre más cerca del primero.
  En esta novela breve, la autora nos traslada a una apartada isla tropical en la que se suceden hechos geológicos extraños -principalmente la aparición de una gran mancha oleosa en el mar- y las leyendas arcaicas que todavía tienen su reflejo en la actualidad. 
 Es un texto atrayente, que va enganchando lentamente, con una prosa sencilla, sin grandes alharacas pero suficientemente efectista.

"He visto ballenas", por Javier de Isusi

 Ya lo dije: una de las mejores aspectos de la novela gráfica (vulgo cómic) es la posibilidad de tratar temas muy complejos social o políticamente hablando, tanto que a las editoriales normales les cuesta horrores sacar narrativa "tradicional" sobre esos temas; sin embargo, por ser el cómic un "subgénero menor", sí permiten hacerlo. Es el caso de éste.
  Tocar un tema delicado no significa, no obstante, que se haga desde la prudente equidistancia o incluso desde una complacencia babosa, no, se pueden defender todas las posturas y, aún así, buscar líneas de encuentro. Eso es lo que me atrae de He visto ballenas, un relato del llamado "Conflicto vasco". De Isusi lo afronta desde las actuales reminiscencias de ETA, los presos; concretamente es la, a priori, inverosímil amistad entre un etarra y un miembro de los GAL. Inverosímil la amistad por la distancia ideológica (aquí se nota la falta de equidistancia, el etarra es presentado como un luchador por la libertad y el del GAL como un simple mercenario), pero sin embargo factible relación por ser ambos personajes en un trance de la vida semejante: encarcelados, arrepentidos -avergonzados incluso- de sus actividades criminales, descarrilados de la sociedad y de sí mismos en realidad. 
  El resultado es brillante. Consiste en una exteriorización del maremágnum de pensamientos que bullen en sus cabezas. Los personajes, en verdad, se juzgan a sí mismos y a sus sociedades con una dureza notable, sin nostalgias ni sentimentalismos y, sobre todo, quitándose poco a poco los prejuicios ideológicos, lo cual les permite ver al otro como un ser humano sin condicionamientos de guerra (amigo/enemigo). Una valiente apuesta con un gran desenlace, algo que, mucho me temo, no vaya a estar generalizado en aquellos que no permiten la resolución del Conflicto vasco sin que haya vencedores y vencidos.