domingo, 15 de mayo de 2022

"Los mejores relatos de ciencia ficción", de Brian Aldiss.

  Temo haber empezado leyendo a Brian Aldiss por su ópera magna; no es esto error alguno, pero ocurre que todo lo que leo después me insatisface, pues espero la calidad de aquélla. La trilogía de Heliconia es, en mi opinión, una de las mejores narraciones fantásticas que se han escrito, con algún defecto, obviamente, pero de altísima calidad; comparada con esa trilogía, el resto de la producción de Aldiss, aun siendo de alta calidad, me parece "obra menor". Ahora estoy leyendo una colección de relatos de ciencia ficción (no de fantasía) que fueron publicados en su lengua original en 1988, traducidos a nuestra lengua en 1989, y publicados por Edhasa Nebulae en 2003. Entre los cuentos contenidos, algunos memorables que han sido adaptados al cine con mayor o menor éxito, y otros que son un poco (perdón) de relleno.
 Los relatos fueron escritos desde 1955 hasta 1986, y es interesante descubrir en ellos los cambios sociales que operaban en las sociedades anglosajonas (y por ende, en el resto de las occidentales) a lo largo de los años. Así, en los cincuenta y sesenta del pasado siglo, las narraciones tienen como tema principal la existencia de vida inteligente en otros planetas y su interacción con la humanidad; mientras que en aquéllos de los años setenta y ochenta el peligro de la guerra nuclear y sus devastadoras consecuencias.
 En El exterior (1955), la humanidad intenta descubrir a los alienígenas que, insertados entre el rebaño humano, tratan de dominar la Tierra. Es significativo que en aquellos años, época en la que los espías pululaban como "ciudadanos de bien" entre las élites políticas y militares de los países de los bloques capitalista y comunista, Aldiss sustituya a esos espías por extraterrestres.
 En Los hombres fracasados, Aldiss fantasea con los viajes en el tiempo (un tema clásico de este tipo de relatos) pero llevándolo a un extremo futurista. Hombres del siglo XXII son reclutados por otros hombres de siglos posteriores para que viajen a un futuro intermedio entre ambos y salven a los llamados "hombres fracasados", una humanidad que se entierra a sí misma quedando en un estado latente durante siglos.
 Otro relato notable es El hombre en su tiempo, imaginativo cuento sobre un astronauta que regresa a la Tierra como único superviviente de su expedición, con la extraordinaria particularidad de que su mente se anticipa un corto periodo de tiempo a todo lo que ha de ocurrir, concretamente en tres minutos y pico. Esto dificulta notablemente las conversaciones, pues el tipo responde con esa antelación a frases que todavía no han sido dichas. Ocurrente, ciertamente.
 Los superjuguetes duran todo el verano es un relato sobre robots que empiezan a tener sentimientos, insinuando, por tanto, que esos sentimientos no son sino producto de la inteligencia, algo que las máquinas empiezan a tener. El texto fue utilizado como guión para la película de 2001, A.I. Inteligencia artificial, que inicialmente iba a ser dirigida por  Stanley Kubrick y finalmente lo fue por Steven Spielberg. La película se retrasó mucho, entre otras cosas por la pésima relación personal entre Aldiss y Kubrick, llegando éste a demandar judicialmente a aquél por incumplimiento de contrato. Bueno, en todo caso, la película se basa muy levemente en el relato, en realidad tiene al relato como punto de partida. En el cuento de Aldiss, un androide infantil de compañía (sustituto de un hijo, vamos), David, va a ser eliminado porque la pareja que lo posee ha resultado ganadora en un sorteo que les permite tener un hijo biológico; las dificultades y zozobras emocionales por las que pasa el androide centran el relato. Habiendo visto también la película, se entiende que los cineastas quisieran ampliarlo, porque da la impresión de que el relato termina demasiado pronto, que se le podía dar más desarrollo y longitud.
 Y como esos, varios relatos más de distinta calidad. En términos generales se puede decir que, aunque Aldiss habla sobre viajes en el tiempo, robots,  guerras nucleares y naves espaciales, en realidad, de lo que habla es del ser humano, tanto de individuos como, sobre todo, de sociedades, de las relaciones entre ambas y de sus sentimientos. Las fabulaciones sobre sociedades humanas futuras suelen ser más bien pesimistas, no hacen hincapié sobre los avances sino sobre los problemas de relación (entre sí o con otros seres) y los vicios que, en realidad, ha tenido siempre la humanidad. Relatos pues, imaginativos, originales y ocurrentes, y que, como decía, sabiendo leer entre líneas no son carentes de reflexión social.