martes, 18 de agosto de 2020

"El abuelo que saltó por la ventana y se largó", de Jonas Jonasson.

  Ya se sabe: época veraniega, lecturas más ligeras... pero igual esta vez me he pasado de ligera... Ya se sabe que la narrativa escandinava en general y sueca en particular ha experimentado un verdadero boom en estos últimos años; especialmente la llamada novela negra o detectivesca. El éxito hizo multimillonario a Stieg Larsson (el de la serie Millenium) y a sus sucesores en la saga (las editoriales son máquinas de hacer dinero a toda costa, tanto en España como en Suecia). A rebufo de Larsson, un puñado de escritores nórdicos más o menos dotados hicieron su agosto... no me extrañaría que algún espabilado hubiera adaptado su apellido a la antroponimia sueca para facilitar las ventas... Lo cierto es que las lenguas escandinavas son pequeñas en número de lectores, nada que ver, por supuesto, con el inglés, pero tampoco con el alemán, el francés, el español o el italiano. Era evidente que las editoriales locales no podían dejarlo pasar. Y, probablemente también a rebufo de ese éxito, otro escritor sueco, esta vez en el ámbito cómico, tuvo un éxito notable; se trata de Jonas Jonasson, del que leo su primer éxito, esta novela:

 La novela fue un éxito inmediato de ventas en Suecia y países del entorno en 2009, apuntalándose el éxito con una adaptación cinematográfica (por lo que he podido leer de momento, muy fiel) con el famoso cómico local Robert Gustafsson en 2010. Con esto de la globalización, los éxitos llegan pronto a todas partes, al menos de Europa, y la Editorial Salamandra la público en 2009, y se convirtió en un rotundo éxito, facilitado, como antes dije, por el popular renombre que ha tenido la narrativa escandinava recientemente.

 La novela tiene como argumento principal la escapada de un "joven" de cien años, Allan Karlsson, que decide no esperar la tarta de cumpleaños de su centenario y huir de la residencia en la que vive. De ahí en adelante todo son aventuras absolutamente surrealistas que le llevan a huir con cincuenta millones de coronas suecas en una maleta y a contar sus peripecias del pasado, mucho más surrealistas si cabe aún (con participación como secundarios estelares de Franco, Oppenheimer, Stalin, Truman o Churchill). En definitiva, el venerable ancianito vivió una vida intensa como pocas, recorriendo medio mundo y, sin pretenderlo, conociendo a los actores principales del siglo XX.

 El tempo de la narración es apresurado, periodístico (el propio Jonasson se ha ganado la vida, al parecer, como periodista la mayor parte de su vida), describiendo las aventuras del centenario como una sucesión de descacharrantes aventuras sin pies ni cabeza (pues el propio Karlsson se presenta como alguien con una inteligencia cercana al retraso mental, pero con una inhibición y falta de reflexión que le lleva a actuar sin temer nunca por el futuro). Es, claro está, una novela cómica, pero de una comicidad atípica, al menos por estas latitudes. Diría que las diferencias culturales entre la Europa escandinava y la mediterránea hace que uno se sorprenda más de una vez con el tipo de humor, pues es un humor muy sutil, rayano en el absurdo y lo surrealista.

 Como dije al principio, es una lectura muy ligera... pero muy, muy ligera... No viene mal para salir de Chéjov, aunque el contraste se hace a veces excesivo. La prosa es, como decía, muy rápida, descripciones someras, aunque con pocos diálogos. Es una trama muy ágil que hace que la lectura sea rápida, reforzando lo inverosímil y absurdo del tipo de humor. No está mal, es legible, pero demasiado ligerito...