sábado, 8 de agosto de 2015

Inciso cinematográfico: "Nailbiter" (2013), dirigida por Patrick Rea.

 A decir verdad, Nailbiter (que podría ser traducida al español como "los que muerden con clavos") es la típica película de terror americana que parece orientada hacia un público adolescente (de hecho, los protagonistas principales tienen esa edad), y es previsible y un tanto regular, sin embargo, he de reconocer que estas cintas de calidad baja me atraen.
  Como avisa ese cartel publicitario, la acción transcurre en la Kansas rural en plena temporada de tornados. Una familia compuesta por la madre y tres hijas va en coche al aeropuerto de Kansas City a recoger al padre, militar, que vuelve del extranjero. En el camino se ven obligadas a detener el coche y buscar refugio ante la amenaza meteorológica, y ¿dónde lo buscan? Exáctamente, en el sótano de una casa vacía. ¡Cuántas películas de terror americanas se han ambientado en los polvorientos sótanos semiabandonados de zonas rurales!
  Todo parece ir bien hasta que algo las encierra en dicho sótano, algo que muerde a una de las hijas dejando una huella inverosímil como si en lugar de dientes tuviera clavos. Bien, el desenlace también es previsible: las chicas van cayendo una tras otra a manos (más bien, a bocas) de unas extrañas criaturas antropomorfas de gran agresividad y temible aspecto. Finalmente se explica que en aquella zona rural de Kansas hay anomalías en aquellos niños gestados en época de tornados, dejándolos en un estado entre un zombi y un animal salvaje; es, en realidad, un secreto a voces que todos tratan de ocultar al estar implicados, el sheriff  local y su equipo incluidos.
 Ya digo, es una película previsible, llena de lugares comunes y sobreexplotados que no aporta casi nada nuevo al cine de terror, no obstante, algo me atrae a estas cintas un tanto cutres y perfectamente olvidables.