jueves, 27 de agosto de 2020

"La bendición de la tierra", de Knut Hamsun.

   Quinta novela del Premio Nobel de 1920 que leo. El mismo estilo realista que en las anteriores; rápida prosa, poco adjetivada, descripciones sencillas pero bien pergeñadas, pocos diálogos... Tal vez, el mayor cambio venga del tipo de personajes (en eso coincido con la contraportada de la edición de Bruguera que dice: "es una respuesta a quienes censuraban a Hamsun por retratar personajes moralmente perdidos o pusilánimes"). En El círculo se ha cerrado, por ejemplo, el personaje principal, Brodersen, es un tipo que no hace nada por sobrevivir, simplemente se deja ayudar por sus coetáneos y la suerte que lo mantiene alentando. Ahora, los personajes son fuertes, decididos, tesoneros, aunque tercos y poco sensibles. En La bendición de la tierra, tanto Isak como Inger, personajes centrales, forman una pareja cuasi pétrea de lo inasequibles al desaliento como son. Contra viento y marea, sin ayuda alguna, construyen su hogar en la dura tierra noruega y, año tras año, van prosperando lentamente sin descansar un solo día. La descripción efectiva de Hamsun, parca en adjetivos pero  muy certera y la propia dureza de lo narrado, crea la sensación de estar leyendo un pasaje del Génesis, una historia veterotestamentaria que hace de Isak e Inger dos personajes arquetípicos no muy alejados de Adán y Eva.

 Hamsun narra con una naturalidad pasmosa. Es la forma ideal para este argumento: nada es forzado, los personajes aceptan lo que les venga con una resignación/indiferencia absolutas. No hay nada extraño. En este sentido, he de recordar que en la entrada anterior sobre El círculo se ha cerrado reseñaba que la puntuación de la novela era verdaderamente caótica, no tan grave como para no llegar a comprender el texto, pero sí para tener que releer más de una vez párrafos enteros. Esto no ocurre en La bendición de la tierra, lo cual me induce a pensar que lo que noté anteriormente no era sino un caso (demasiado frecuente, me temo) de mala traducción. Temo que la editorial Debolsillo (Grupo Penguin Random House) no cuide como debiera las traducciones de autores no tan leídos hoy en día. Desgraciadamente esto es un hecho bastante habitual: la traducción es, a menudo, despreciada como algo secundario, hasta el punto de crear verdaderos problemas al lector y, por supuesto, disminuir considerablemente la calidad literaria del autor. La edición de Bruguera de La bendición de la tierra no tiene este problema, y sin embargo se admite que la traducción no es directa del noruego al español, sino que lo es desde el inglés. Knut Hamsun es un Premio Nobel y estoy seguro de que existen excelentes traductores de aquella lengua nórdica a la nuestra, sin embargo hemos de contentarnos con segundas o terceras traducciones cuando no con pésimas traducciones directas. ¡Es un escándalo!
 En fin, no queda más que resignarse y tragarse lo que hay, pensando que algunos errores de puntuación o incluso modificaciones del texto se puedan deber a malas traducciones. Es eso o aprender decenas de lenguas extranjeras...