domingo, 22 de agosto de 2021

"El hombre de negro", de Robert Louis Stevenson.

  Cinco relatos de terror (el llamado "terror gótico") del inmortal autor de La isla del tesoro o El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde, paradigmas de la novela de piratas y del desdoblamiento psicológico respectivamente. Con tamañas obras es normal que el resto de la obra de Stevenson haya quedado en segundo plano, pero hemos de recordar que el escocés fue autor de una veintena de novelas y cientos de relatos, así como de poesía, obra extensísima creada en apenas cuarenta y cuatro años de vida.
 Los relatos contenidos en este tomito de Ediciones Abraxas son monumentos a ese gusto por lo sobrenatural, lo anómalo, lo fantasmagórico que tanto estaba de moda durante el reinado de Victoria en el Imperio Británico, y cuya influencia llega hasta nuestros días. Son relatos cortos, impactantes, como un directo al mentón, que dejan al lector entusiasmado, preguntándose si leerlo de nuevo o, simplemente, recordarlo en toda su intensidad.
 Ya que menciono la editorial, he de hacerme eco de una crítica acerba pero justificada. Entiendo que la labor editorial (que tantas veces denuesto desde este humilde blog, pero sin la cual no sé dónde andaríamos los lectores) es compleja y laboriosa, que la perfección, que no existe en nada humano, es imposible de otear siquiera en este ámbito, pero tengo que afirmar que ésta es el texto que he leído que contiene más erratas. La edición que tengo en las manos es de 2002, lo digo por si han sacado a las librerías otra edición posterior, subsanando los errores, en cuyo caso, no hay más de qué hablar; pero, en esta edición es terrible la cantidad de erratas... Erratas digo, no faltas de ortografía o puntuación, pues normalmente consiste en la ausencia de artículos o preposiciones cuando no en la no concordancia de género o número entre sustantivos y adjetivos. Ya digo, desde la comprensión a la dificultad de la tarea editorial, es imprescindible que la corrección de las galeradas sea más minuciosa, so pena de publicar textos que constantemente sacan al lector de la concentración necesaria para poder disfrutar de la lectura. En este ejemplar concreto, sacado de una biblioteca pública, otro lector previo ha tenido a bien (o a mal, no sé) corregir todas esas erratas que plagan las páginas del libro hasta superar el centenar.
 En fin, volviendo a Stevenson, los relatos son extraordinarios, especialmente los tres primeros, de los cuales destaca Markheim, con una excelente descripción psicológica del personaje. El inicio de este relato es sorprendentemente semejante a Crimen y castigo de Dostoievsky, pues el protagonista, Markheim, asesina de forma más o menos involuntaria a un anticuario (prestamista, en realidad) como aquel famoso Raskolnikoff del ruso. Toda la debacle psicológica que en Crimen y castigo se da antes del crimen, se da, al ser casual, tras el asesinato en Markheim: las dudas morales, la contraposición de los principios morales y la supuesta superación de estos por ciertos individuos...
 Los dos últimos relatos contenidos en este volumen están ambientados en los Mares del Sur, zona del Océano Pacífico donde Stevenson residió hasta su muerte. El primero de ellos, El diablo de la botella, es una excelente muestra de ese terror gótico del que hablaba antes ambientado en mares supuestamente preñados de piratas, resultando un relato extraordinario que define al autor escocés de forma prototípica. Pero el último, La isla de las voces, me ha parecido caótico en su estructura, con una temática basada en la mitología hawaiana, no ha conseguido engancharme para nada, y eso que pocas cosas hay que enganchen más que un relato de Robert Louis Stevenson...