viernes, 20 de noviembre de 2015

Ahora leyendo: "Relatos de un peregrino ruso".

 En este volumen están compilados siete relatos anónimos aparecidos en Rusia a finales del siglo XIX y principios del XX, son narraciones muy sencillas de alguien que busca desesperadamente la fe, alguien que se despoja de todo lo terrenal para tratar de elevarse espiritualmente.
  Son textos, pues, de gran espiritualidad, muy planos desde el punto de vista literario, prosaicos incluso, pero, obviamente, no se buscaba tal calidad. Tampoco es teológicamente elevado, es más, es hasta ramplón. Ya digo, es un pobre creyente que tras una vida desgraciada (muere su mujer, pierde todos sus bienes incluyendo su casa, se ve abocado a la mendicidad) inicia una peregrinación por los monasterios con mayor fama de santidad de la fe ortodoxa rusa.
  Según parece, son relatos muy queridos en Rusia y en los países culturalmente influenciados por esa nación, que, sin duda, fueron prohibidos o al menos no impresos en tiempo de la Unión Soviética, pero con la época "putinesca" (ya se sabe, ahora hasta el ex-espía de la KGB es un piadoso creyente) el pueblo ruso vuelve a buscar sus raíces cristianas en estos textos.
 Me ha decepcionado un poco, la verdad. Esperaba algo un poco más profundo, o, al menos, más entrañable, pero no es ni profundo ni entrañable, es más un conjunto de relatos planos sobre un tipo que busca encontrar a Dios a través del consejo de otros en lugar de buscarlo en sí mismo. Tal vez haya que buscar ejemplos de esa espiritualidad ortodoxa en otros textos.