lunes, 12 de octubre de 2015

Ahora leyenda: "La maldición de la momia. Relatos de horror sobre el antiguo Egipto"

 En los últimos años he leído todo lo que la editorial Valdemar ha sacado en estas compilaciones de su Club Diógenes. Me gusta mucho porque en un formato pequeño (por tanto cómodo de llevar a cualquier parte, pero también barato) se recopila lo "mejorcito de cada casa" en el subgénero de terror. Este volumen concretamente se ceba en esa pobre gente que fue preservada entre complejos rituales principalmente en el antiguo Egipto, pero también en otras culturas del pasado. Y es que son miles los relatos, algunos espléndidos, otros pasables y la mayoría infumables que se han escrito sobre estos temas, y ahí, precisamente, está la valía de Valdemar, en seleccionar lo más escaso, lo sobresaliente.
   Aquí están  escritores de la talla de Conan Doyle, Ruyard Kipling, Clark Ashton Smith o contemporáneos como José María Latorre o Pilar Pedraza. Para mí, estos pequeños volúmenes son joyas de por vida que pasarán a formar parte de la biblioteca familiar que se usarán de generación en generación, espero, mejorando, como el vino con el paso del tiempo. Así, Valdemar lucha contra esos prejuicios de los que consideran que ese subgénero narrativo es algo menor, más como mero divertimento que otra cosa.
  Como ya se sabe, estos temas "góticos" fueron especialmente cultivados por los escritores anglosajones de finales del XIX y principios del XX, los grandes maestros, que dieron a la literatura universal un inmenso tesoro de novelas y relatos de este subgénero de terror.

"Corto Maltés. Bajo el sol de medianoche", por ¿Hugo Pratt?

  Obviamente ya no es Hugo Pratt el autor de esta última aventura del antihéroe de los cómics por excelencia, toda vez que Pratt murió en 1995. Ahora son Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero los encargados de resucitar a Corto Maltés y a otros viejos conocidos como Rasputín.
  Hay que reconocer que la elección de Díaz Canales y Pellejero para esta "magna labor" de devolver a la vida a Corto ha sido acertada. Díaz Canales es el premiado guionista de Blacksad, admirado allende nuestras fronteras hasta que, al fin, en nuestra cainita tierra nos hemos dignado a valorar su trabajo; Pellejero es el dibujante de Dieter Lumpen hijo moderno de Corto Maltés, al menos coincide en su imagen de antihéroe descreído que acaba siendo enrolado casi a la fuerza en aventuras en exóticos países. Pero juzgando ya el tomo en cuestión, al menos de lo que llevo leído, parece que la obra de Pratt ha sido escrupulosamente respetada y que el Corto Maltés de Díaz Canales y Pellero no rompe en absoluto la continuidad, tanto en el espíritu como en la letra con el original.
   En Norma Editorial juran y perjuran que Hugo Pratt quería que su obra fuera continuada... lo ignoro, aunque nunca pensaría mal de una editorial (¿¿¡¡!!??)... Lo cierto es que, en mi opinión, mientras no se desvirtúe el sentido original del creador, no se provoca daño alguno. Corto Maltés es y será siempre la genial creación de Hugo Pratt, y  mientras escritores y dibujantes tan talentosos como Juan Díaz Canales y Rubén Pellejero se encarguen de prolongar sus vidas, no tendré nada de qué quejarme.