viernes, 20 de enero de 2017

Incisco cinematográfico: "Mr. Holmes", dirigido por Bill Condon.

 Igual que hablamos de "metaliteratura" como esa narrativa que bucea en la literatura de otros, aumentándola y reinterpretándola, también deberíamos hablar de "metacine" para aquellas películas que, basadas en otras mucho más famosas, dan un nuevo sesgo que puede ser más o menos afortunado; quizás en el cine sea mucho más frecuente que en literatura, aunque no ha medrado el término como si lo ha hecho en ésta. Mr. Holmes, película de 2015 dirigida por Bill Condon, es un perfecto ejemplo de ese "metacine": toma el inmortal personaje de Conan Doyle fijándose en su vejez para narrarnos una preciosa historia llena de humanidad y grandiosidad basada en las cosas pequeñas de la vida.
Imagen tomada de filmaffinity
 La película se basa en la novela homónima del americano Mitch Cullin, está ambientada en la campiña inglesa, en una casa de campo con colmenas a la que se ha retirado el famoso detective en su ancianidad. Holmes vive en soledad cuidado por su ama de llaves y el hijo pequeña de ésta. La relación que tendrá con el chico, apasionado por la vida de las abejas será uno de los hilos conductores de la película. 
Imagen tomada de allocine.fr
 La trama de la película es original e interesante, pues es totalmente verosímil, narra la vejez del personaje de Conan Doyle. La fotografía (de Tobias A. Schliessler) es muy buena, dando un aire de quietud, de atemporalidad a un medio rural inequívocamente británico. Pero sobre todo lo más destacable es la actuación de ese gigante de la escena que es Ian Mckellen, probablemente el mejor actor inglés vivo, un tipo tan versátil que es capaz de ser Sherlock Holmes, Gandalf, Magneto, el rey Lear, Hamlet o Ricardo II de Inglaterra; un extraordinario actor teatral capaz de dejar con la boca abierta cuando trabaja en cine con solo un par de movimientos de sus músculos faciales. Laura Linney como el ama de llaves está también enorme, y el chico no desmerece en absoluto el elenco. Incluso la banda sonora es un acierto, con unas melodías sencillas y repetitivas que destacan las pérdidas de memoria que acucian al protagonista. Una pequeña joya de película, fuera de todo lo comercial, que perdurará en el tiempo para los que buscamos historias entrañables alejadas de las pretenciosas batallas épicas.