viernes, 15 de julio de 2016

Conclusiones tras leer "El vagabundo de las estrellas" de Jack London.

 No, ciertamente no es La llamada de lo salvaje ni Colmillo Blanco. Es una obra menor, no tiene la fuerza narrativa ni el poder de atracción de las dos obras que encumbraron a London, sin embargo es indiscutible su autoría. Ya dije que parecía más bien una novela de corte filosófico que aventurero, de hecho recordaba notablemente las obras de Hermann Hesse; pues me equivocaba: el ladino de London introduce cuatro grandes aventuras dentro de una narración en la que, como tema principal, un condenado a muerte  en San Quintín, reflexiona sobre la existencia, y lo hace de una manera brillante. Resulta que el personaje principal, Darrell Standing, cree haber vivido numerosas vidas anteriores, a cual más azarosa pero brillante, lo recuerda para alejarse de los más brutales momentos en los que es torturado en la famosa prisión californiana, concretamente cuando es embutido durante horas en una camisa de fuerza que apenas le permite respirar.
  En esa terrible tesitura, Standing recuerda vívidamente sus experiencias en otras vidas, ya sea en la Francia medieval, en la Conquista del Oeste, en el Lejano Oriente o en la época de Jesucristo. En todas esas épocas los personajes son tipos que luchan denonadamente por conseguir sus objetivos que siempre están llenos de honor y respetabilidad. Visto así, da la impresión de que London tenía otro puñado de historias aventureras pero de menor entidad que las que escribía por separado, y las entrelaza con la historia del tal Darrell Standing y su resistencia a la brutalidad institucionalizada, una argucia literaria que demuestra la gran habilidad del autor californiano.