domingo, 26 de junio de 2022

"El seductor", de Isaac Bashevis Singer.

  En la entrada anterior hacía honor al gran servicio cultural que prestan las bibliotecas públicas, y, además, reflexionaba sobre el ahorro que supone sacar y leer libros de estas bibliotecas, libros que probablemente no me acaben gustando tanto como para que formen parte de mi biblioteca personal. Sin embargo, he aquí una novela que saqué de la biblioteca y que bien hubiera comprado para incorporarlo a mi tesoro libresco. ¡Y mira que lo sabía! Descubrí a Isaac Bashevis Singer hace más de una década, pero ha sido en los últimos años cuando he caído rendido a su prosa límpida y clara, a sus argumentos enrevesados e intricados, a sus ambientaciones judías en Europa oriental o en Estados Unidos... a su narrativa, en definitiva. Porque el Premio Nobel de literatura de 1978 es un valor doble de lectura: las sociedades pergeñadas en sus novelas podrían ser extrapolables a cualquier punto del planeta y, salvo por los detalles menores, a cualquier época histórica, al narrar sentimientos y vivencias humanas atemporales; pero, por otro lado, esas mismas sociedades son ya, desgraciadamente, historia pasada, puesto que los personajes de Singer son judíos askenazíes europeos que fueron barridos del continente a golpe de pogromos, masacres y holocaustos. Su testimonio, por tanto, no es uno más entre muchos, sino que tiene una singularidad que lo convierte en algo especialmente valioso, como un fidedigno retrato de una antigüedad que no volverá.
 Bien, pues El seductor, cuyo título original era "Der Sharlatan", "El charlatán", fue cambiado por sus traductores (Rhoda Henelde y Jacob Abecasís) para adaptarlo mejor a los actuales significados en español de ambos vocablos, ha sido "vertido" a nuestra lengua de forma indirecta, primero del yidis al inglés y de éste a nuestra lengua. Parece ser que el propio Singer así lo deseaba, y sólo autorizaba su traducción a terceras lenguas después de haber sido pasado previamente a la de Shakespeare. ¿Por qué? Ni idea, pero queda claro que el compromiso personal que tenía el autor con el judeo-alemán era absoluto. No en vano, al recibir el Premio Nobel argumentó que escribía en una lengua moribunda porque toda su vida estaba repleta de fantasmas, y a los fantasmas les gustan las lenguas moribundas, así de sincero y directo era Singer. Porque, ciertamente, sus personajes y sociedades son ya fantasmas, y, en el contexto mundial, el yidis es una lengua moribunda.
 Bien, si la mayor parte de las novelas de Isaac Bashevis Singer están ambientadas en Europa Oriental (principalmente, lo que hoy es Polonia o Ucrania), en El seductor la acción transcurre en Estados Unidos (sobre todo Nueva York, aunque al final también en Miami). La trama es, por tanto, plenamente americana, pero sus personajes recurren en numerosas ocasiones a los recuerdos en Polonia, con repetición enfermiza, dolorida y nostálgica. El personaje principal es Hertz Mínsker, un emigrante judío que pasa por ser un gran intelectual y del cual todos sus contemporáneos judíos quedan prendados, los hombres (sobre todo, los económicamente pudientes) quieren mantenerlo, financiarle sus ensayos y conferencias, mientras que las mujeres (casualmente, esposas de los hombres anteriores) quieren mantener un trato "más carnal" con el tipo. En fin, la novela es un verdadero enredo de amoríos, casamientos, divorcios, amantes, engaños y desengaños, como bien reza la sinopsis de la contraportada de esta edición de Acantilado. No estoy de acuerdo, sin embargo, cuando dicen que "El seductor es una trepidante comedia de enredo"; no, en mi opinión no es una comedia en absoluto, todo lo más sería una tragicomedia, pues los personajes pasan del arrebatamiento pasional a la culpabilidad más opresiva; en realidad son seres atrapados por sus propios ardores biológicos, que, en calma, se avergüenzan de sus conductas, recurriendo mil y una veces a la Torá para autoflagelarse.
 En todo caso, la maestría prosística de Isaac Bashevis Singer da el punto tragicómico, pues los lamentos angustiados de un tipo que tiene relaciones con tres mujeres a la vez y fantasea con copular hasta con las camareras que le sirven un café no dejan de tener un extremo ridículo que alguno pudiera entender como meramente cómico. Por momentos, el ritmo es frenético, enganchando al lector con sus enredos y desenlaces, a cual más disparatado. Singer es, que duda cabe, un maestro en la descripción psicológica de sus personajes, así como de la evolución de los mismos, dándoles una redondez difícil de encontrar en literatura moderna.
 Por cierto, hablando de personajes redondos, los traductores de la novela se preguntan por qué El seductor no fue nunca publicada completa hasta 2017 (más de veinticinco años después de la muerte de Singer), ya que fue publicada por entregas semanales en la publicación neoyorquina Forverts (que originalmente publicaba en yidis, y actualmente lo hace en inglés bajo el título Forward), e insinúan que tal vez alguno de los personajes se pareciera demasiado al propio escritor o a otras personas reales de la época. Todo es posible, sobre todo porque, buscando en internet en la propia revista judía neoyorquina se encuentra una foto que titulan como "Isaac Bashevis Singer y su harén". La foto en cuestión es ésta:
Imagen tomada del sitio www.forward.com
 La fotografía, desde luego, no tiene desperdicio. Representa a Singer con "sus secretarias", que uno piensa: vale, el tipo necesitaría alguien que le ayudara a aclarar sus notas, pasarlas a limpio, incluso traducirlas del yidis al inglés... Pero, ¿cuatro secretarias simultáneamente? En fin, mientras escribo esto estoy sonriendo, porque el personaje de la novela, Mínsker, es un tipo de edad avanzada que no puede dejar de seducir (no en el ámbito intelectual precisamente) a todas las mujeres (propias y ajenas) con las que se relaciona. Que los de la revista Forward titulen la foto como "Singer y su harén", aunque sea en un sentido humorístico no deja de tener su miga.

martes, 21 de junio de 2022

"Fábulas y pensamientos", de Robert Louis Stevenson.

  Una de las mejores cosas del préstamo de las bibliotecas públicas es que uno puede coger y leer libros que no compraría, aunque no le importaría echar unas horas en su lectura. Es el caso de esta pequeña recopilación de fábulas y pensamientos del inmortal autor de La isla del tesoro. También es verdad que me ha pasado lo contrario, es decir, que teniendo dudas de si merece la pena comprar o no un determinado libro, lo acabo sacando de la biblioteca, y luego, cuando descubro que hubiera sido una gran incorporación a mi biblioteca personal, ya no lo compro por aquello de no hacer gasto en balde. Pero en el caso de este pequeño volumen editado por Valdemar no lo hubiera comprado por no ser yo demasiado aficionado a las frases sentenciosas y a las relatos cortos de un autor con obras tan significativas e importantes (y que, por supuesto, obran en mi poder) como la mencionada La isla del tesoro o El extraño caso del doctor Jekyll y el doctor Hyde
 Robert Louis Stevenson ha pasado a la historia como gran escritor de novelas juveniles, toda vez que son muchas las generaciones de chicos que adquirieron el hábito de la lectura diaria con La isla del tesoro, pero, en realidad, fue un escritor muy dotado en todos los ámbitos de la creación literaria; además de esas  novelas también publicó poesía, ensayo y crónicas de viaje, así que no es de extrañar que dejara pensamientos y sentencias morales por doquier, además de las consabidas fábulas. Algunas de estas fábulas tienen moraleja final explícita y en otras ésta es más sutil, pero siempre tienen intención moralizante o didáctica.
 De las fábulas, la más interesante a mi modo de ver es la titulada Los personajes de la fábula, en la que el escocés da voz independiente a los personajes de La isla del tesoro, concretamente al capitán Smollett y a Long John Silver. Éstos, plenamente conscientes de su existencia meramente literaria, discuten sobre su limitada capacidad de acción y toman al autor cual si fuera un demiurgo todopoderoso. Es un enfoque ciertamente original (teniendo en cuenta que fue escrito en 1885) e impactante. En La casa de los mayores fabula sobre las leyes opresoras (¿hay alguna que no lo sea?) y las normas sociales que esclavizan a la gente desde la infancia. En realidad todas las fábulas son paradojas cómicas, seudofilosóficas, agudas e ingeniosas, pero no faltan algunos ribetes amargos y pesimistas, tanto que no he podido olvidar al leerlas al gran Ambrose Bierce, apodado "Bitter" Bierce.
 Con respecto a los pensamientos, son extractos de ensayos que Stevenson publicó en distintas revistas y periódicos de la época. Sí, ya se sabe que eso de extractar un texto es el camino perfecto para acabar pervirtiendo el sentido original que el autor quería darle, pero, en este caso, creo que no se debe apartar mucho de la intención del escritor. Para no interpretar desacertadamente, y aprovechando la brevedad de los mismos, transcribo unos pocos pensamientos:

 Es realmente descorazonador ver hasta qué punto dependemos de los demás en esta vida.

 Aquí yace un hombre que tuvo buenas intenciones, probó un poco y falló mucho; ése podría ser seguramente su epitafio, del que no debería avergonzarse.

 El auténtico bohemio vive totalmente para sí mismo, hace lo que desea y lo que considera adecuado, compra lo que quiere para él y no lo que considera apropiado, trabaja en aquello que cree que puede hacer bien, y no en lo que le produzca dinero o favores.

domingo, 19 de junio de 2022

"Ronda de noche", de Terry Pratchett.

  Vigésimo novena entrega del sarcástico mundo paralelo al nuestro llamado "Mundodisco". La tortuga cósmica Gran A'Tuin sigue surcando el Multiverso, sobre su concha descansan cuatro gigantescos elefantes sobre los que se apoya el mundo en forma de disco.
 Esta vez le toca el turno a la Guardia, ese conjunto de policías un tanto disparatado que se encarga de mantener el orden y la ley en la corrupta ciudad de Ankh-Morpork. Dicha ciudad es la imagen de cualquier gran ciudad europea: mestiza, compleja, sucia, contaminada... vamos que sorprende que puedan vivir varios millones de almas en su seno con relativa buena salud física y, sobre todo, mental. Como digo, para guardar esa ciudad está la Guardia Nocturna, encabezada por Samuel Vimes, un policía de raza reconvertido en duque, emparejado con una loca de los animales (en este caso, ficción manda, de dragones) que trata de organizar una desigual tropa formada por humanos más voluntariosos que listos, inmensos troles que son todo corazón (de piedra, claro), barbudos enanos con "disforia de género", y hasta una mujer-lobo.
 Pero, para complicarlo todo un poco, toca un viajecito en el tiempo. Sam Vimes viajará al pasado ayudado por el monje Lu-Tze, humilde barredor que tiene inmensos dotes sobrenaturales. Allí, en el pasado, ha de encauzar todo: deponer al corrupto patricio que gobierna favoreciendo el ascenso de Havelock Vetinari, desmontar una revuelta popular instigada por un tal Carcer, y adaptar a la Guardia Nocturna a los nuevos tiempos... hacer, en definitiva, que todo siga su curso hasta los tiempos presentes. Para poder volver a un pasado en el que el propio Vimes ya existía, encarnará a una figura mítica, John Keel, que luego acabará muriendo en la refriega y quedará como una figura mítica a imitar por los policías.
 Pero todo en Pratchett, una vez más lo repito, tiene una lectura entre líneas que hace que estas novelas no sean tan juveniles, que un lector adulto pueda ver una ironía que desmonta ese mamotreto artificial que hemos ayudado a construir entre todos y que llamamos pomposamente "civilización". Son numerosas las referencias a hechos pasados y presentes que demuestran la capacidad de predicción de Terry Pratchett que no se basa en otra cosa que no sea un profundo conocimiento del alma humana. Así, por ejemplo, en la novela se narra la guerra de Berogrovia, invadida por Moldeavia, y cómo los gobernantes han de tomar partido por uno u otro dejando de lado principios morales, es tristemente evidente la relación con la actual invasión de Ucrania por parte de Rusia. ¡Claro! Si no fuera porque esta novela se publicó en 2002, veinte años antes de tal invasión...
 Con todo el sarcasmo y la ironía "pratchettiana" presente, he de afirmar que Ronda de noche me parece una novela más seria, menos absurda (en el buen sentido de la palabra, de humor descacharrante y surrealista) que otras de la saga del Mundodisco. Es esta una novela quizá más seria, más madura, más adulta, pero también menos irónica, menos sarcástica y menos divertida. En todo momento, por ejemplo, se puede sentir, aunque no se explicita, que el autor tiene un gran respeto por una fuerza policial cuyas armas principales sean la sensatez, el pacifismo y la colaboración con la ciudadanía. Nada que objetar, claro, pero un servidor echa de menos la sangrante ironía que Pratchett usa con otros estamentos sociales como los magos y su Universidad Invisible, o las brujas y sus aquelarres.

sábado, 18 de junio de 2022

Salmo 37. Los humildes heredarán la tierra.

 1 De David.  (Álef) No te exasperes por los malvados, | no envidies a los que obran el mal:  
2 se secarán pronto, como la hierba, | como el césped verde se agostarán.  
3 (Bet) Confía en el Señor y haz el bien: | habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;  
4 sea el Señor tu delicia, | y él te dará lo que pide tu corazón.  
5 (Guímel) Encomienda tu camino al Señor, | confía en él, y él actuará:  
6 hará tu justicia como el amanecer, | tu derecho como el mediodía.  
7 (Dálet) Descansa en el Señor y espera en él, | no te exasperes por el hombre que triunfa | empleando la intriga:  
8 (He) cohíbe la ira, reprime el coraje; | no te exasperes, no sea que obres mal;  
9 porque los que obran mal son excluidos, | pero los que esperan en el Señor poseerán la tierra.  
10 (Vau) Aguarda un momento: desapareció el malvado, | fíjate en su sitio: ya no está;  
11 en cambio, los sufridos poseen la tierra | y disfrutan de paz abundante.  
12 (Zain) El malvado intriga contra el justo, | rechina sus dientes contra él;  
13 pero el Señor se ríe de él, | porque ve que le llega su hora.  
14 (Jet) Los malvados desenvainan la espada, | asestan el arco, | para abatir a los pobres y humildes, | para asesinar a los honrados;  
15 pero su espada les atravesará el corazón, | sus arcos se romperán.  16 (Tet) Mejor es ser honrado con poco | que ser malvado en la opulencia;  
17 pues al malvado se le romperán los brazos, | pero al honrado lo sostiene el Señor.  
18 (Yod) El Señor vela por los días de los buenos, | y su herencia durará siempre;  
19 no se agostarán en tiempo de sequía, | en tiempo de hambre se saciarán.  
20 (Kaf) Pero los malvados perecerán, | los enemigos del Señor | se marchitarán como la belleza de un prado, | en humo se disiparán.  
21 (Lámed) El malvado pide prestado y no devuelve, | el justo se compadece y perdona.  
22 Los que el Señor bendice poseen la tierra, | los que él maldice son excluidos.  
23 (Mem) El Señor asegura los pasos del hombre, | se complace en sus caminos;  
24 si tropieza, no caerá, | porque el Señor lo tiene de la mano.  
25 (Nun) Fui joven, ya soy viejo: | nunca he visto a un justo abandonado, | ni a su linaje mendigando el pan. 
26 A diario se compadece y da prestado; | bendita será su descendencia.  
27 (Sámek) Apártate del mal y haz el bien, | y siempre tendrás una casa;  
28 porque el Señor ama la justicia | y no abandona a sus fieles.  (Ayin) Los inicuos son exterminados, | la estirpe de los malvados se extinguirá;  
29 pero los justos poseen la tierra, | la habitarán por siempre jamás.  30 (Pe) La boca del justo expone la sabiduría, | su lengua explica el derecho;  
31 porque lleva en el corazón la ley de su Dios, | y sus pasos no vacilan.  
32 (Sade) El malvado espía al justo | e intenta darle muerte;  
33 pero el Señor no lo entrega en sus manos, | no deja que lo condenen en el juicio.  
34 (Qof) Confía en el Señor, sigue su camino; | él te levantará a poseer la tierra, | y verás la expulsión de los malvados.  
35 (Res) Vi a un malvado que se jactaba, | que prosperaba como un cedro frondoso;  
36 volví a pasar, y ya no estaba; | lo busqué, y no lo encontré.  
37 (Sin) Observa al honrado, fíjate en el bueno: | porque el pacífico tendrá porvenir;  
38 los impíos serán totalmente aniquilados, | el porvenir de los malvados quedará truncado.  
39 (Tau) El Señor es quien salva a los justos, | él es su alcázar en el peligro;  
40 el Señor los protege y los libra, | los libra de los malvados y los salva | porque se acogen a él. 

lunes, 6 de junio de 2022

"Recommended Reading", by Grant Snider (www.incidentalcomics.com)

 

Image taken from the website www.incidentalcomics.com

"Al este del Edén", de John Steinbeck.

 Obviamente, la portada de un libro sólo sirve para vender mejor ese libro. Digo esta estupidez para recalcar que las editoriales no tienen más que ese único fin, cualquiera con perfil comercial vale para conseguir esa meta; no en balde, el fundador de la insigne editorial que publica esta versión empezó a hacer fortuna vendiendo y comprando libros usados, como simple mercancía. Como Austral (Grupo Planeta) quiere vender libros a toda costa, no duda en poner como portada al guapo joven, aceptable actor y excelente icono juvenil James Dean como reclamo (véase la imagen escaneada tras estas líneas). Por supuesto, no está mal traída  esa imagen, toda vez que representa la imagen de Dean como Caleb Trask en la adaptación cinematográfica de Elia Kazan de 1955; lo que ocurre, de aquí mi crítica, es que la película (que recibió varios premios, entre ellos un Oscar y un Globo de Oro, y que fue aclamada como gran obra cinematográfica) no es sino un triste remedo de la novela. Al este del Edén, la película, es destacable si se compara con el resto de películas, pero la novela es sencillamente genial. Por eso digo que la imagen de James Dean en la portada de Austral sólo sirve para atraer compradores, porque la película no llega ni al nivel del betún de la novela.
 He leído poco de John Steinbeck (que, dicho sea de paso, tampoco tiene una obra muy abundante), pero recuerdo haber disfrutado como un enano con Las uvas de la ira, verdadera epopeya de la huida hacia el oeste de la población estadounidense residente en lo que se dio en llamar en la época el Dust Bowl (tazón de polvo), los estados de las Grandes Llanuras que debido a la concatenación de varios años de extrema sequía se convirtieron en un erial cuando antes eran fértiles. Las difíciles experiencias de esas familias, convertidas en pobres de la noche a la mañana son extraordinariamente narradas por Steinbeck, pero principalmente destaca por cómo disecciona el alma humana, sus grandezas y sus miserias, haciendo un retrato psicológico del alma humana que es propio de quien conoce al mono desnudo de manera total. Bueno, pues Al este del Edén es otro novelón del tipo: Steinbeck hace retratos de la condición humana tan excelentes que son universales y atemporales; está ambientado en los Estados Unidos en las inmediaciones de la Primera Guerra Mundial, pero podría trasladarse a cualquier época histórica y cualquier lugar.
 El argumento es la lucha por la vida de dos familias americanas, los Trask y los Hamilton, desde la Guerra de Secesión hasta las postrimerías de la Primera Guerra Mundial. Inicialmente ambas familias residen en el este del país (en Boston, concretamente), pero dirigirán sus pasos hacia el Valle de Salinas californiano, donde serán vecinas y acabaran por emparentar. En un principio, Steinbeck narra en primera persona haciendo referencia a su propia familia (el propio escritor nació y residió la mayor parte de su vida en Salinas), aunque a medida que avanza el texto va reservando la primera persona para algunos capítulos introductorios de cada una de las cuatro partes en que se divide la novela, mientras que el resto está escrito en tercera persona. Lo narrado no es ambiguo, ingenuo ni complaciente: se trata de familias problemáticas, tan problemáticas que son totalmente verosímiles. Los enfrentamientos entre hermanos se dan generación tras generación, emponzoñando las relaciones fraternas y los caracteres durante toda la vida.
 El argumento es, pues, duro y áspero, pero los temas son más interesantes aún. El título de la novela no es casual, es una referencia clara al Génesis; de hecho, toda la novela tiene ecos veterotestamentarios, con personajes semejantes a los patriarcas bíblicos: caracteres recios, indomables, llenos de asombrosas virtudes pero también de deleznables vicios. Entre todos los vicios, el afán de culpabilizar a los hijos está presente de principio a fin. Si según el Génesis, Dios creó a Adán y Eva, y éstos engendraron a Caín y a Abel, Steinbeck crea a dos hermanos Adam y Charles Trask, pusilánime aquél y violento éste. Adam engendrará gemelos, Aron y Cal, de una prostituta (Cathy/Kate) que intenta matarlo cuando lo abandona. Claro, Aron y Cal son el día y la noche: Aron es inocente, rubio y trabajador, Cal es retorcido, moreno y mezquino; vamos, una reedición de Abel y Caín.
 La novela tiene así las formas de una epopeya bíblica. Pero lo mejor es la capacidad de John Steinbeck de retratar la psique humana, como decía antes. Son personajes arquetípicos (como los bíblicos) que representan lo mejor y lo peor del ser humano, y que, en realidad, están presentes tanto unos como otros en un mismo hombre. Todos tenemos algo de Caín y de Abel, de Caleb y de Aron.
 Bien, pues con todo esto que digo, la película de 1955 dirigida por Elia Kazan (que tantos premios y admiración popular cosechó) no es más que una pequeña parte de la novela, concretamente desde el capítulo 37 hasta el final (son 55); pero, además, la película omite personajes y situaciones que son fundamentales y que dan empaque a la novela (entiendo que algunas de ellas no son fácilmente trasladables al celuloide, en todo caso). Así, un personaje ignorado por la versión cinematográfica es Lee, chino de origen, aunque nacido ya en Estados Unidos que, oficialmente, es el criado de Adam Trask, pero que, en realidad, es más un confidente y filósofo de andar por casa. A través de Lee se expresan los otros personajes, pues se convierte en un contrapunto de los distintos caracteres, que les permite comprenderse a sí mismos y a los demás. Otro personaje apenas esbozado en la película es Cathy, mujer de Adam, madre de Aron y Cal, reconvertida en prostituta y regente de burdel; toda maldad y rencor, es un personaje que, en la novela, dinamita la paz familiar, creando sentimientos de culpa que perduran toda la vida.
 En definitiva, Al este del Edén es, en mi opinión, una de las mejores novelas del siglo XX, al menos de las escritas en inglés. Tiene una profundidad tal que la convierte en eterna, será leída dentro de varios siglos y será perfectamente entendida y admirada, algo que sólo lo consiguen las grandes obras como El Quijote. Al igual que la obra cervantina, la novela de Steinbeck no trata de personajes inventados, sino que todos los seres humanos están condensados en esos personajes. ¡Una extraordinaria obra literaria!

sábado, 4 de junio de 2022

Quincuagésimo quinta Feria del Libro de Valladolid.

  Los lectores de verdad (no los que hacen gala de leer, sino los que leen de verdad) somos seres demasiado solitarios como para entrar en determinados grupos sociales (en todos, vamos). Por eso nunca entendí los clubes de lectura, salvo que la lectura fuera una mera excusa para conocer gente y demás. Tan poca identidad colectiva tengo que no consigo sentir nada especial hacia los libreros y mucho menos hacia los editores, por mucho que entienda que los necesito para poder leer. Así, la celebración de ferias del libro no me entusiasman grandemente: no son más que multitudes con afán comercial (ahora que lo pienso, no difieren mucho de las avalanchas que se ven en las tiendas de moda al inicio de las rebajas), son, mayoritariamente, lectores del montón ("lectores de best seller") siendo tentados por meros negociantes.
 Pero, vamos, que he ido... En todo caso y para ser justo, en estas ciudades pequeñas las ferias del libro son un escaparate para pequeñas librerías, negocios unipersonales que subsisten a duras penas. No están, por supuesto, las grandes editoriales que eligen el rumbo que han de seguir las neuronas de los lectores que siguen sus modas. Así, todo queda como más de andar por casa, lo cual lo hace más soportable.