Una de las mejores cosas del préstamo de las bibliotecas públicas es que uno puede coger y leer libros que no compraría, aunque no le importaría echar unas horas en su lectura. Es el caso de esta pequeña recopilación de fábulas y pensamientos del inmortal autor de La isla del tesoro. También es verdad que me ha pasado lo contrario, es decir, que teniendo dudas de si merece la pena comprar o no un determinado libro, lo acabo sacando de la biblioteca, y luego, cuando descubro que hubiera sido una gran incorporación a mi biblioteca personal, ya no lo compro por aquello de no hacer gasto en balde. Pero en el caso de este pequeño volumen editado por Valdemar no lo hubiera comprado por no ser yo demasiado aficionado a las frases sentenciosas y a las relatos cortos de un autor con obras tan significativas e importantes (y que, por supuesto, obran en mi poder) como la mencionada La isla del tesoro o El extraño caso del doctor Jekyll y el doctor Hyde.
Robert Louis Stevenson ha pasado a la historia como gran escritor de novelas juveniles, toda vez que son muchas las generaciones de chicos que adquirieron el hábito de la lectura diaria con La isla del tesoro, pero, en realidad, fue un escritor muy dotado en todos los ámbitos de la creación literaria; además de esas novelas también publicó poesía, ensayo y crónicas de viaje, así que no es de extrañar que dejara pensamientos y sentencias morales por doquier, además de las consabidas fábulas. Algunas de estas fábulas tienen moraleja final explícita y en otras ésta es más sutil, pero siempre tienen intención moralizante o didáctica.
De las fábulas, la más interesante a mi modo de ver es la titulada Los personajes de la fábula, en la que el escocés da voz independiente a los personajes de La isla del tesoro, concretamente al capitán Smollett y a Long John Silver. Éstos, plenamente conscientes de su existencia meramente literaria, discuten sobre su limitada capacidad de acción y toman al autor cual si fuera un demiurgo todopoderoso. Es un enfoque ciertamente original (teniendo en cuenta que fue escrito en 1885) e impactante. En La casa de los mayores fabula sobre las leyes opresoras (¿hay alguna que no lo sea?) y las normas sociales que esclavizan a la gente desde la infancia. En realidad todas las fábulas son paradojas cómicas, seudofilosóficas, agudas e ingeniosas, pero no faltan algunos ribetes amargos y pesimistas, tanto que no he podido olvidar al leerlas al gran Ambrose Bierce, apodado "Bitter" Bierce.
Con respecto a los pensamientos, son extractos de ensayos que Stevenson publicó en distintas revistas y periódicos de la época. Sí, ya se sabe que eso de extractar un texto es el camino perfecto para acabar pervirtiendo el sentido original que el autor quería darle, pero, en este caso, creo que no se debe apartar mucho de la intención del escritor. Para no interpretar desacertadamente, y aprovechando la brevedad de los mismos, transcribo unos pocos pensamientos:
Es realmente descorazonador ver hasta qué punto dependemos de los demás en esta vida.
Aquí yace un hombre que tuvo buenas intenciones, probó un poco y falló mucho; ése podría ser seguramente su epitafio, del que no debería avergonzarse.
El auténtico bohemio vive totalmente para sí mismo, hace lo que desea y lo que considera adecuado, compra lo que quiere para él y no lo que considera apropiado, trabaja en aquello que cree que puede hacer bien, y no en lo que le produzca dinero o favores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.