domingo, 14 de abril de 2024

"Patria", de Robert Harris.

  Novela publicada por primera vez en 1992, Patria es una ucronía distópica en la que el III Reich alemán no llegó a perder la Segunda Guerra Mundial, ya que Estados Unidos no entró en el conflicto (al menos en el terreno europeo), llegando Alemania a derrotar a todos sus enemigos. Sobrevive a duras penas la Unión Soviética pero relegada más allá de los Urales, por tanto Moscú, Leningrado, Stalingrado y otras grandes ciudades de la Rusia europea se encuentran bajo dominio alemán. Así, en 1964, cuando Adolf Hitler cumple setenta y cinco años, el Nacionalsocialismo se ha estabilizado en un país más o menos pacífico, tremendamente jerarquizado y autoritario, pero relativamente próspero y floreciente. Pero, como todo país salido de una guerra, la sensación que transmite la novela es de una sociedad acogotada, temerosa, en la que los agentes de la Gestapo y de la SS hacen y deshacen a su voluntad, amedrentando a los civiles con una posible deportación al Este (a los Urales, donde persiste una guerra de baja intensidad) a la más mínima. En ese contexto histórico inventado se desarrolla la novela, que no es ni más ni menos que una novela policíaca.
 Y a mí, la verdad, no me gusta la novela policíaca. Entiendo que es un subgénero que vende millones y millones de ejemplares por todo el mundo, que engancha a todo tipo de lectores, que permite, en definitiva, subsistir a editoriales que pueden gracias a ello publicar cosas más decentes... Pero, vamos, que no me gusta la novela policíaca. No me gusta porque me parece que todas tienen muchos lugares comunes, muy poca originalidad y que lo que cambia son simplemente las circunstancias secundarias y las localizaciones. Por ejemplo: en esta novela el investigador es un mayor de las SS (lo novedoso aquí sólo es el cuerpo militar al que pertenece) que es, digamos, un outsider, alguien cuestionado, raro, diferente, peculiar... alguien como Sherlock Holmes en las novelas de Arthur Conan Doyle (o Poirot en Agatha Christie, Maigret en Simenon o el padre Brown de Chesterton); otro lugar común es el ayudante del brillante y extraño detective (como el doctor Watson de Conan Doyle, el capitán Hastings de Christie o la señora McCarthy de Chesterton), en esta novela es Charlie Maguire, una periodista estadounidense criada en Alemania, alguien que actúa como contraparte, dando a entender al lector las agudas deducciones del detective. Otro lugar común de las novelas policíacas son los giros argumentales con respecto a ciertos personajes, es decir, personajes que en un primer momento parecen totalmente inocentes y otros claramente culpables y que, al final, se invierte la situación. En fin... la novela también juega con el morbo de ¿y si todo hubiera sido diferente y los nazis ganaran la guerra? ¿Cómo sería una sociedad nacionalsocialista en paz? ¿Por qué siempre van a ser los nazis malos? Bueno, pues Harris contesta a estas preguntas con una Alemania nazi en paz, con problemas pero mirando hacia adelante, y con un investigador nada menos que de las odiadas SS que es todo virtud.
 El argumento de la novela es, grosso modo, el siguiente: el detective de las SS Xavier March (por cierto, por la parte que me toca del nombre, en la primera versión alemana se puso el nombre correcto, es decir, Xaver März, aunque en inglés y en el resto de traducciones se mantuvo ese nombre anglosajón) investiga el asesinato de un alto mando del Reich, obteniendo todo tipo de reticencias y rechazos por parte de las altas esferas que debían ser los primeros interesados en descubrir al autor y la razón del asesinato. Estando en ello, otros dos jerarcas nazis son asesinados, más misterio y silencio desde las autoridades. Entonces, March empieza a sufrir ciertos ataques, él y su ayudante (y amante) Maguire sienten peligrar sus vidas. Después sacan a colación que los gerifaltes asesinados lo eran de verdad, habían robado multitud de cuadros de alto valor a sus legítimos propietarios y creado una red de venta de los mismos. Finalmente (cuidado, aquí destripo la novela), será quién y cómo se organizó la "solución final" para los judíos la razón de los asesinatos.
 Bien, la novela, reconozco, está bien pergeñada en el sentido histórico (no se aprecian gazapos en la construcción de ese hipotético país); es eficaz en su capacidad de atrapar al lector, de crear intriga; es verosímil a pesar de ser una distopía. Pero, en mi opinión, los personajes no están muy bien delineados, no son redondos; y el final es un poco flojo, no está bien rematado.