viernes, 17 de enero de 2020

"The Writer's Block", by Grant Snider (www.incidentalcomics.com).

Imagen tomada del sitio www.incidentalcomics.com

Inciso cinematográfico inevitable: "Doctor Zhivago", dirigida por David Lean en 1965.

 No me pude resistir. Mientras leía Doctor Zhivago tuve que visionar de nuevo la obra de arte firmada en 1965 por David Lean. Pocas veces una adaptación cinematográfica hace tanto honor a una maravillosa novela. No es de extrañar que la película recibiera nada menos que cinco Oscars de los diez a los que estuvo nominada (obtuvo los de mejor guión, mejor fotografía, mejor dirección artística, mejor vestuario y mejor banda sonora). Supongo que casi todo el mundo ha visto (o debiera haber visto) la cinta, un clásico repuesto en las televisiones todas las Navidades. Lo cierto es que el guión es francamente fiel a la novela, limando todo aquello que alargaría en exceso el film (que ya dura tres horas y veinte minutos); en todo caso, no se omite nada esencial, aunque falten las preciosas descripciones de Pasternak, tanto de personajes, como de lugares y de situaciones sociales y políticas. Del elenco actoral qué decir: Omar Sharif como el melancólico y enamoradizo Zhivago, Julie Christie como la apasionada Lara, Geraldine Chaplin como la fiel Tonia, Rod Steiger en el papel del interesado y abusivo Komarovsky,  Alec Guinness como el frío hermano del protagonista, Ralph Richardson en el papel del pequeñoburgués Gromeko o Tom Courtenay como el fanático Antipov/Strelnikov.
Imagen tomada del sitio filmaffinity.com
 ¡Qué decir de la fotografía! Los maravillosos paisajes rusos no podrían ser más rusos aunque sean sorianos y madrileños. Nadie en su sano juicio creería que en vez de la estepa rusa está rodado en Candilichera (Soria); que las calles moscovitas son, en realidad, madrileñas; o que las escenas inicial y final de la gran presa en la que trabaja la hija de Lara y Yuri no es sino la de Aldeadávila. Pero al margen de las localizaciones, la dirección de fotografía visualiza perfectamente el estilo de la película, otorgando la verosimilitud que merece el guión. La inmersión que el espectador (con sensibilidad, claro) experimenta en la historia es acentuado por una de las mejores bandas sonoras de todos los tiempos; probablemente nadie con un cierto nivel de cultura cinematográfica ignore las melancólicas melodías compuestas por Maurice Jarre, tan entrañables que fueron reutilizadas recientemente para anunciar loterías de Navidad (tratando de quitar el aspecto económico y darle un enfoque familiar y nostálgico). Y por encima de todo, un genial David Lean que une a todos, actores y técnicos, en un proceso faraónico como es una superproducción cinematográfica.
Imagen tomada del sitio abc.es
 La película, en extrema fidelidad a la novela, crea personajes tan extraordinarios que acaban siendo verdaderos arquetipos sociales validos para aquella época pero en muchos casos atemporales. Lara y Tonya son las dos caras de la moneda de la feminidad estereotipada: Tonia como madre y esposa, siempre fiel y abnegada; Lara, apasionada y voluble. Individuos capaces de sobrevivir a cualquier terremoto social cambiando de chaqueta con tal de estar en la cumbre están representados en el odioso Komarovsky, un tipo más zarista que el zar durante la vigencia del régimen, y más bolchevique que Stalin tras la revolución; o fanáticos con corazón de piedra, capaces de mandar fusilar hasta a su propia madre si ésta contraviniera la más leve norma revolucionaria se encarnan en Antipov/Strelnikov; y, por último, tipos talentosos en lo artístico, pero digamos de "voluntad floja", por no decir volubles y enamoradizos como el propio Zhivago. Además todos estos personajes evolucionan a lo largo de la novela y la película, algo que los hace verosímiles, redondos, creíbles; no es como en tantas películas de Hollywood con personajes planos, maniqueos (buenos, buenísimos o malos, malísimos), aquí los personajes cometen maldades y a la vez son capaces de salvar una vida humana sin interés para ellos...
 En definitiva, la película dirigida por Lean hace honor a la gran novela de Pasternak. Ya lo comenté alguna vez: la comunicación literatura-cine, bien llevada, es una de las manifestaciones artísticas más interesantes que se pueden realizar.