martes, 1 de febrero de 2022

"El último héroe", de Terry Pratchett.

  Vigésimo séptima entrega de la saga del Mundodisco, esa larga serie de novelas en que se satiriza sobre todas las actividades, pensamientos y sentimientos humanos, una serie fantástica que, en mi opinión, debiera leer todo aquél que sepa reírse de ese estúpido animal, el mono con pantalones, y la sociedad que ha creado.
 El último héroe es una de las novelas más cortas del Mundodisco. Tal vez esta sea la razón por las que la editorial británica y las que tienen los derechos de edición en otras lenguas sacaran la novela en una edición especial de mayor formato, con abundantes ilustraciones de Paul Kidby, un dibujante que llega a comprender plenamente los personajes y ambientes creados por Pratchett. Es un libro excepcional, por tanto, con doble valor, el literario y el artístico; sin embargo, ha dificultado sobremanera sus reediciones, hasta el punto que, a día de hoy, está descatalogado y es el único libro que, en versión española, Penguin Random House (la editorial poseedora de los derechos) no ha vuelto a editar. ¡Una lástima!
  Esta vez, la parodia es de la mitología grecolatina: recordando el mito de Prometeo, aquel Titán que robó el fuego a los dioses y éstos, en castigo, lo encadenaron a una roca en la que un águila le devora diariamente el hígado, ahora un grupo de desharrapados del Mundodisco quiere devolverles el fuego. Pero devolverles el fuego en el sentido más extremo: quieren llevar una bomba de enormes dimensiones a Cori Celesti (versión "mundodisquiana" del monte Olimpo) y volar toda la morada celestial. Los aguerridos dinamiteros no serán otros que Cohen el Bárbaro y su Horda de Plata, es decir, héroes valientes, aguerridos soldados de fortuna, violentos bárbaros... si no fuera porque el más joven de ellos ya ha cumplido los ochenta...
 La destrucción de la morada de los dioses, claro está, llevará a la destrucción del Mundodisco, por lo que la materia gris del mismo no puede quedarse indiferente. La Universidad Invisible organiza una "contraexpedición" para detener a los vengativos ancianos; ésta estará encabezada por Leonardo de Quirm (álter ego de Da Vinci), el fracasado mago Rincewind y el capitán Zanahoria, ¿qué podría salir mal? De Quirm ha ideado una nave con forma de halcón que habrá de coger impulso rodeando el Mundodisco para alcanzar, por el otro lado, la morada de los dioses. En el último momento constatan que un bibliotecario muy peludo se ha "autoinvitado" a esta expedición académica, y, de hecho, será el orangután quien salve la misma.
  En realidad, Pratchett no sólo parodia la mitología grecolatina, también novelas de temática fantástica que ya han sido elevadas Valhalla literario, como El señor de los anillos de Tolkien, o las heroicidades humanas (siempre bajo discusión sobre si fueron reales) de alcanzar la luna con una nave tripulada... Y, en fin, Pratchett se ríe del ser humano en general, de sus estupideces, sus vanidades, sus arrogancias... No por casualidad será un orangután quien, al final, lo solucione todo...