jueves, 3 de diciembre de 2015

Edgar Allan Poe y la inspiración (según Max).

Imagen tomada del suplemento cultural de El País, Babelia. Autor: Max.

Ahora leyendo, en poesía, "Los poemas de Ricardo Reis", editados por Abada.

 Ya hablé del meritorio esfuerzo de Abada editores para publicar en una cuidadosa edición bilingüe (realizada por Juan Barja y Juana Inarejos) toda la obra poética del inmortal Fernando Pessoa diferenciada por sus heterónimos. Este es el séptimo volumen, dedicado a Ricardo Reis.
  Ricardo Reis es el heterónimo clasicista de Pessoa, un latinista que bebe directamente de Virgilio y Horacio, con una métrica regular. Nada que ver con el decadentista (primero) y futurista (finalmente) de Álvaro de Campos; ni con la hermosa simpleza de Alberto Caeiro. Para prueba, un botón:

O mar jaz; gemem em segredo os ventos
em Eolo cativos;
com as pontas do tridente as vastas
águas franze Neptuno;
e a praia é alva e cheia de pequenos
brilhos sob o sol claro,
Inutilmente parecemos grandes.
Nada, no alheio mundo,
nossa vista grandeza reconhece
ou com razao nos serve.
Se aqui de um manso mar meu fundo indício
três ondas o apagam,
que me fará o mar que na atra praia
ecoa de Saturno?

Yace el mar; en lo oculto gimen vientos
en Eolo cautivos;
con las agudas puntas del tridente
frunce Neptuno las inmensas aguas;
alba es la playa, y llena de pequeños
brillos bajo el sol claro.
Inútilmente parecemos grandes.
Nada es nuestra, en el ajeno mundo,
presupuesta grandeza reconoce
o con razón nos sirve.
Si aquí de un manso mar mi impreso indicio
han borrado tres olas,
¿qué me hará el mar cuyo eco en la hosca playa
de Saturno se forma?