lunes, 17 de abril de 2017

Ahora leyendo: "Doctor sueño", por Stephen King.

 Supongo que a más gente le pasará como a mí con Stephen King, que tengo sentimientos contrariados: por un lado se le desprecia como a un autor de "best sellers" cuya mera firma en un texto lanza a éste al estrellato editorial; por otro lado, he de reconocer que, hoy por hoy, Stephen King es el mejor escritor de novelas de terror (más bien fantásticas) vivo. El verano pasado leí una recopilación de relatos sobre licantropía, El ciclo del hombre lobo, y me defraudó bastante. A pesar de todo me lanzo ahora a esta.
  Doctor sueño es, hasta cierto punto, una continuación de El resplandor, que casi todos asocian a la película homónima dirigida por Stanley Kubrick con Jack Nicholson como protagonista, aquella en que una pareja con un niño pequeño se hacen cargo de un hotel en las montañas de Colorado que queda deshabitado en invierno. Bueno, pues el protagonista principal de Doctor sueño es Dan Torrance, el niño de El resplandor. Ahora, ya convertido en adulto, sigue con las visiones telepáticas que le llevan a descubrir a una jovencita de Maine (estado natal de King, recurrente en sus novelas) con un poder mental aún superior al suyo y a un grupo de asesinos (vampiros iba a escribir) que recorren Estados Unidos en busca de gente como ellos dos para torturarlos y alimentarse de sus poderes. En fin, dicho así, muchos creerán que es el típico bodrio de ciencia ficción para adolescentes... nada más lejos de la realidad, quien haya leído a King sabrá que por sus profusas descripciones sociales y geográficas de su país, los lectores tipos son gente adulta con una visión relativamente internacionalista, no "ombliguista" de Estados Unidos (de hecho el escritor es un conocido activista político que lucha contra la América profunda que parece gobernar hoy aquel país).
  Al margen de temas políticos, la prosa de King es bastante potable para un "best seller" de talla mundial, vaya que si el común de los mortales leyese al menos a Stephen King no habría tanto analfabeto suelto con puesto de responsabilidad en nuestra querida y biempensante sociedad.