Comedia en cinco actos que contiene dos historias principales que se entremezclan: la del prestamista judío Shylock que presta tres mil ducados al mercader Antonio y que, ante la imposibilidad de éste de hacer efectivo el pago en metálico, el judío se aferra a la cláusula según la cual se puede amputar un trozo de carne del mercader; y la de las bodas de Portia, cuyos pretendientes han de elegir entre tres cofres, uno de oro, otro de plata y el tercero de plomo, el que encuentre el retrato de la dama en su interior obtendrá su mano. Los dos argumentos principales contienen temas que enriquecen la obra: el rencor como motor del mundo, personalizado en el judío Shylock, despreciado en el Puente de Rialto, vilipendiado y odiado, que recibe la puntilla con la huida de su hija Jéssica con el cristiano Lorenzo; y la fortaleza del amor verdadero, que se abre paso incluso contra juegos perversos o leyes raciales.
Más detallado, el argumento es como sigue: Antonio, un rico mercader veneciano presta tres mil ducados a su amigo Bassanio, dinero que éste usará para enamorar a la noble doncella Portia. El dinero lo conseguirá aquél de un préstamo del judío Shylock, quien incluirá la estrambótica cláusula de cobrarse en carne real del prestatario en caso de impago.
Portia, por designio de su padre, ha de elegir marido sometiendo a los pretendientes a un juego: introducirá su retrato en uno de tres cofres de distinto valor, de oro, plata y plomo. Aquél que encuentre el retrato conseguirá a la dama. Entre los pretendientes están el príncipe de Marruecos y el de Aragón, los cuales elegirán, respectivamente, los cofres de oro y de plata, suponiendo que los metales preciosos habrán de contener el deseado retrato; Bassanio, el tercer pretendiente, carente de nobleza pero enamorado de Portia, elegirá el de plomo, optando por la humildad como virtud evangélica lo que acaba obteniendo su premio.
Mientras, la hija del usurero, Jéssica, ha huido con su enamorado, el cristiano Lorenzo, reforzando el rencor y resentimiento que tiene Shylock contra los cristianos, personalizado ahora en su prestatario, Antonio.
Los barcos que portan las mercancías de Antonio se hunden en la desembocadura del Támesis, dejando a su dueño en la ruina. Así, el pago del préstamo se imposibilita, llevando el prestamista al prestatario a juicio ante el Dux de Venecia para hacer cumplir la absurda cláusula de la libra de carne de Antonio. Portia, disfrazada de abogado, derrota a Shylock al hacerle admitir que, aunque tiene derecho a cobrarse con una libra de carne de Antonio, no podrá derramar una sola gota de sangre de éste, haciendo imposible el cumplimiento de la anómala disposición.
Se considera una comedia, aunque no se adapta bien a esta clasificación; de hecho, algunos estudiosos la incluyen entre la denominación más específica de "comedia romántica", de las que el dramaturgo inglés fue gran maestro con obras como El sueño de una noche de verano o Romeo y Julieta. Otros filólogos la consideran tragicomedia. En fin...
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