jueves, 28 de marzo de 2013

"Amphigorey again", de Edward Gorey

  La cuarta y última recopilación del gran maestro de lo tétrico y lo sarcástico, el gusto por lo diferente y lo marginal, lo oscuro y lo barroco, lo victoriano y lo inusual, las antiguas tarjetas de presentación y las  rimas consonantes evidentes... el gran Edward Gorey.
   He de reconocer, no obstante, que esta recopilación tiene una calidad inferior a las otras, en particular a la primera recopilación que es difícilmente superable. Un "autor gráfico" -utilizo esa expresión tan extraña porque, en mi opinión, Gorey es más que un dibujante y no es exactamente un escritor- que ha  marcado a muchos historietistas, cineastas, escritores que ahondan en esa atracción por lo gótico, tan en boga en nuestros días.
   La genialidad de Gorey parte de su originalidad radical, de su afán por diferenciarse de todo y de todos; algo que, quizás, sea lo único que merezca la pena hacerse en la creación artística, ya tan trillada.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Ahora leyendo: "El reino de este mundo", de Alejo Carpentier

  Uno de los autores latinoamericanos que hicieron (o colaboraron culturalmente a hacer) aquella patria que hoy parece destinada a olvidarse salvo en ciertos ámbitos políticos, América Latina (los españoles suelen decir Hispanoamérica, la vanidad les pierde). Alejo Carpentier, sin embargo, ni siquiera nació en América, sino en Suiza y tampoco era hijo de latinoamericanos, sino de un francés y una rusa; pero vivió en Cuba toda su infancia y juventud, y se sentía cubano y latinoamericano, orgulloso de pertenecer a un continente mestizo, hijo a su vez de mezcla de otros mestizos... Mestizaje racial, pero sobre todo mestizaje cultural que permite beber de todas las culturas más importantes del mundo occidental.
  Hoy, no obstante, este concepto de América mestiza -quizá en muchos corazones nunca se aceptó- ha caído en desgracia, los nacionalismos de frontera, los chovinismos, los patrioterismos han prendido allí como siempre prendieron, por desgracia, en Europa; no es de extrañar, por tanto, que países hermanos y limítrofes ni siquiera tengan relaciones diplomáticas o que sus ciudadanos se insulten y maltraten por el hecho de haber nacido a uno u otro lado de una línea imaginaria.
   El reino de este mundo está considerada como la mejor novela de Carpentier. Con una prosa muy barroca, característica de la que estaba orgulloso y que estimaba era una característica fundamental de esa literatura latinoamericana, describe la emancipación de los pueblos de América del yugo colonial ejemplificado en la Revolución haitiana. 

martes, 26 de marzo de 2013

Ahora leyendo: "Mazurca para dos muertos", de Camilo José Cela

  Y pensar la cantidad de críticos literarios que malgastan sus vidas elaborando complejas teorías literarias, examinando con microscopio todas las obras de un gran autor consagrado como Cela, elucubrando sobre el significado último de la más mínima frase de una novela... todo para nada, para no entender ni mu, para confundir la intencionalidad del autor con sus vanidades hiperdesarrolladas... en fin, si por lo menos les pagan, podrán permutar ese salario por un plato de lentejas, que si no...
  Mazurca para dos muertos no tiene nada que ver con La colmena o con La familia de Pascual Duarte o quizás sí: en principio no tiene nada que ver porque no hay una estructura lineal típica de la novela del XIX,  o porque no está tan claro el tremendismo que marca esas dos obras; pero sí tiene que ver en que comparte la descripción de la vida, sin florituras, sin hipocresías, mostrándola tal como es, con su sexualidad omnipresente, una sexualidad animal, instintiva; con sus vidas y muertes casi aleatorias, como si no hubiese razón para vivir o para morir ahora mismo... los personajes de Mazurca para dos muertos tienen más de animales que de seres humanos, al menos de seres humanos como nos han sido descritos por la concepción teísta de la vida -la de ser hechos a imagen y semejanza de un Dios-.
   La grandeza de Cela consiste en sobreponerse a esa bienintencionada labor del escritor honesto, que trata de contar "su" historia, pero siempre haciendo concesiones hacia el lector para que lo pueda entender y compartir; no, Cela escribe como quiere, como si nadie fuera a leerlo, sin mezquindades mercantiles ni sociales.

lunes, 25 de marzo de 2013

Exclusividades y concesiones

    Esa es la vida de buena parte de nuestra sociedad; algunos de estas exclusividades tienen siglos o incluso milenios, y les aporta toda suerte de comodidades materiales. Exclusividad tienen los curas para hablar con Dios, que, aunque es el Padre de todos, solo escucha a los que llevan alzacuellos... por supuesto hay que mantenerlos económicamente por ello. Exclusividad tienen un puñado de familias para "administrarnos y regirnos", claro está que ellos están más dotados que nadie para esas labores, pues las han heredado de sus mayores, y claro está también se han de mantener pecuniariamente por encima del resto de los mortales. Esa es nuestra sociedad, la de las exclusividades, concesiones y privilegios.

domingo, 24 de marzo de 2013

Feria del libro antiguo y de ocasión, Valladolid 2013

  No son muchas casetas, ocho de librerías de la ciudad y el resto de fuera, pero siempre es un gustazo este tipo de ferias. Puede que no se encuentre mucho, pero la tentación de encontrar algún libro perdido desde la infancia o encontrar viejas joyas que alguien ha desapreciado (nótese la sutil diferencia entre despreciar y desapreciar, consúltese) es francamente interesante.
Gracias especiales a la fotógrafa (sí, la RAE admite el femenino)
Gracias especiales a la fotógrafa (sí, la RAE admite el femenino)
   Me gusta especialmente que estas ferias sean en primavera y en otoño, sobre todo cuando el tiempo está lluvioso... siempre pensé que los libros viejos y las nubes hacen buena mezcla... maridaje dirán los horteras de hoy.

sábado, 23 de marzo de 2013

Ahora leyendo: "Historias de San Petersburgo", de Nikolai Gogol

  Se le considera uno de los grandes escritores rusos, junto con Pushkin -de quien fue amigo-, Pasternak, Tolstoi, Dostoievsky, Chéjov o Gorki entre otros; parece ser que Nikolai Gogol era más ucraniano que ruso (no solo de nacimiento sino de origen, aunque son dos naciones con muy profundos lazos comunes que, a fecha de hoy, todavía son producto de discusiones acerca del uso de una lengua u otra en el parlamento de Kiev) e incluso que tenía orígenes polacos... fuera como fuese, él se sentía ruso -quizás muchos ucranianos de origen ruso consideren Ucrania como una región rusa- y en lengua rusa escribió siempre.
  Solo leí Taras Bulba que, según parece, no tiene mucho en común con el resto de su obra. Taras Bulba es una novela realista con rasgos historicistas que rayan en el género épico; narra las belicosas aventuras de un cacique cosaco -del cual el título es epónimo- y sus hijos, Andréi y Ostap.
  El resto de su obra tiene más claras raíces en el Romanticismo literario propio de finales del XVIII y principio del XIX.
  Según sus biógrafos, Nikolai Gogol se debatió toda su vida entre el amor a la literatura y el teatro inculcado por su padre y la superstición  y las leyendas que le enseñó su madre; esta mezcla tan aparentemente contradictoria en un pasado, no lo era tanto en el Romanticismo, en el que los temas populares, especialmente aquellos que tenían que ver con el sentimiento y no con la razón tomaron una preponderancia notable.
   Me adentro pues en otra aventura literaria rusa,  y me apresto a enfrentarme con la prolija y barroca prosa rusa que favorece una lectura lenta pero "jugosa".

martes, 19 de marzo de 2013

Ahora leyendo: "La casa en el confín de la Tierra", de William H. Hodgson

  Otro autor de esos pertenecientes al llamado "círculo de Lovecraft", una suerte de grupo de escritores anglosajones de uno y otro lado del océano especialmente dotados para la fantasía y el terror.
   Y de nuevo publicado por Valdemar, una editorial joven a la que debemos mucho los amantes del género de terror, ya que están sacando a la luz un buen número de autores que habían quedado totalmente olvidados o como mucho editados deficientemente hace décadas.
  Hodgson es autor de relatos y novelas pobladas por seres fantásticos, en las que protagonistas "normales y corrientes" tienen experiencias aterradoras en rincones románticos -en el sentido estético, no afectivo- con esas criaturas infernales. Se dice que Lovecraft pudo inspirarse en La casa en el confín de la Tierra para escribir Los mitos de Cthulhu.
     Lamentablemente, la creatividad de William Hope Hodgson fue aniquilada en una de las actividades más primitivas y animalescas de entre las practicadas por el ser humano: la guerra; concretamente, una granada explosiva al servicio del káiser Guillermo le segó la vida y nos privó de otros excelentes relatos en la localidad flamenca de Ypres en el año 18.

lunes, 18 de marzo de 2013

Perlas de Ambrose Bierce

  Alguna que otra entrada como esta caerán para demostrar el profundo conocimiento del ser humano del que hace gala Bierce.

  Aberración:
  Cualquier desviación observable en otra persona respecto al modo de pensar de uno mismo.

  Abogado:
  Alguien especializado en zafarse de la ley.

  Adorar:
  Adular esperando algo a cambio.

  Al aire libre:
  Esa parte del entorno de uno por la que ningún gobierno ha logrado aún cobrar impuestos.

  Antiamericano:
  Malvado, intolerable, herético.

  Autoestima:
  Una antovaloración equivocada.

  Seguirá... 

domingo, 17 de marzo de 2013

Ahora leyendo: "Diccionario del diablo", de Ambrose Bierce

  De nuevo Bierce. Esta vez con la que es considerada su mejor obra, un montón de aforismos recogidos como vocablos de un diccionario.
   La genialidad y el sarcasmo de Ambrose Bierce hacen que no se pueda leer sin una sonrisa... ¡qué gran conocedor del alma humana! Bierce es uno de esos misántropos audaces; reduce a cenizas toda vanidad humana, probablemente el peor de los pecados humanos, toda vez que se constata una y otra vez la mezquindad del hombre.

sábado, 16 de marzo de 2013

Ahora leyendo: "Gabrielle de Bergerac", de Henry James

  Comienzo con Gabrielle de Bergerac, de James. Un autor a medio camino entre su Nueva York natal y Londres, camino no geográfico que lo situaría en mitad del Atlántico sino cultural, un yanqui -en el sentido exacto del término, alguien natural del noreste de Estados Unidos- enamorado de la más rancia cultura inglesa.
   Tanto es así, que para muchos críticos literarios anglosajones, James es incluido entre los escritores victorianos, por su estilo, su prosa barroca y lenta, sus temas sociales ambientados en Inglaterra... todo esto en un americano. No es una excepción, en la metrópoli de nuestros tiempos -con el permiso de la inmensa potencia emergente, China, que Dios nos asista cuando esta última pase a ser nuestra metrópoli- es muy frecuente que en el noreste, principalmente Nueva Inglaterra, pero no solo, también Nueva York e ingluso Washington, muchos de sus más aclamados intelectuales tengan una vieja añoranza romántica de "la vieja Europa", especialmente de la "pérfida Albión"; nada que ver con aquellos del sur -tejanos y demás morralla- o los avasalladores del oeste -léase californianos-.
  Gabrielle de Bergerac es considerada una de las novelas más románticas de Henry James, según dice con profunda influencia de Jane Austen; a diferencia de la mayor parte de sus obras, ésta está ambientada en Francia, donde una joven señorita aristócrata sufre los desmanes de una vida prefijada y aburrida contando un carácter vividor y rebelde.