La cuarta y última recopilación del gran maestro de lo tétrico y lo sarcástico, el gusto por lo diferente y lo marginal, lo oscuro y lo barroco, lo victoriano y lo inusual, las antiguas tarjetas de presentación y las rimas consonantes evidentes... el gran Edward Gorey.
He de reconocer, no obstante, que esta recopilación tiene una calidad inferior a las otras, en particular a la primera recopilación que es difícilmente superable. Un "autor gráfico" -utilizo esa expresión tan extraña porque, en mi opinión, Gorey es más que un dibujante y no es exactamente un escritor- que ha marcado a muchos historietistas, cineastas, escritores que ahondan en esa atracción por lo gótico, tan en boga en nuestros días.
La genialidad de Gorey parte de su originalidad radical, de su afán por diferenciarse de todo y de todos; algo que, quizás, sea lo único que merezca la pena hacerse en la creación artística, ya tan trillada.
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