domingo, 9 de marzo de 2014

Releyendo, para poder alentar, a Luis Cernuda

 La general estupidez de la especie humana, su depravación sin fin, su solemne vanidad hace necesario volver a la poesía, considerada esta como último refugio, una vez que todo ha sido conquistado por la mediocridad.
  Si la narrativa me arrastra a mundos más o menos lejanos, me anestesia, me evita sufrimientos sin sentido; la poesía me reconcilia con mi naturaleza humana, me llena de ilusión infantil, permite que mi ajado corazón siga latiendo contra viento y marea.
 Cernuda, un marginado de su época, de su familia, de su mundo, es la excusa perfecta para volver a lo esencial de la vida: los sentimientos. Mientras el mundo lucha por cualquier idiotez, mientras los desparramados egos del insecto humano desperdician sus miserables vidas en satisfacer sus inmensas vanidades, la poesía de Cernuda supone la vuelta a la naturalidad primitiva que trata de vivir sin ofender, sin avasallar.
  No queda casi nada... solo la poesía.

sábado, 8 de marzo de 2014

Ahora leyendo: "Crónica de una muerte anunciada", de Gabriel García Márquez

 Ya comenté que Cien años de soledad, que para muchos de mis coetáneos ha sido la novela que más les marcó, no ejerció un intenso influjo en mí. Apreciaba su originalidad, su fuerza narrativa basada en esa extraña descripción mitad realista mitad ensoñación que los críticos llamaron "Realismo mágico", pero no me acababa de llenar. Quizá por ello, del Nobel colombiano solo había leído aquella novela y El coronel no tiene quien le escriba; para ser sincero he de admitir que es probable que tampoco me atrajera por el inmenso caudal de gentes de todo tipo y pelo que hacía elogios desmesurados de su obra, ya se sabe, cuando alguien es admirado por la totalidad de los lectores, a muchos de nosotros nos sale una vena escéptica y distante.
  En Crónica de una muerte anunciada se cae el sobrenombre "mágico", pues es una novela de clarísimo corte realista, una crónica como su título  anuncia. Tanto es así, que es una narración de unas vivencias de juventud del propio García Márquez que incluso llegaron a plantearle algún que otro problema legal en su tiempo. Los temas, al margen del asesinato de Santiago Nasar, acusado de deshonrar a una muchacha casadera, son la imposibilidad de luchar contra el destino ignoto que todos tenemos prefijado; la violenta sociedad en la que vivimos, expresada no solo en el asesinato sino en las tradicionales vidas de todos los personajes; el honor y la apariencia social como motor de esas vidas; y el peso todavía excesivo de las creencias supersticiosas y fetichistas. Con respecto a las formas, la novela usa una prosa rápida, más coloquial que periodística, como algo que en verdad fue parte de la cotidianeidad.

jueves, 6 de marzo de 2014

Releído: "Momo" de Michael Ende

 No recuerdo cuándo la leí, supongo que a mis quince o dieciséis años, pero no me supuso un gran impacto emocional, ¿razón? En mi opinión, Momo, como tantos otros libros llamados "literatura infantil y juvenil" deberían sacarse de ese cajón de sastre un tanto infamante para entrar en la literatura general. Cierto es que muchos de ellos presentan una estructura muy sencilla, fácilmente desentrañable para un joven; que los personajes son bastante planos, con escasas complicaciones interiores; y que los finales son siempre muy optimistas y endulzados; pero muchos tienen un trasfondo que los hace muy interesantes para una meditación más madura. Es el caso de Momo.
 En la obra de Ende, realmente solo he leído esta novela y La historia interminable pero parece que poco más es importante, cobra una relevancia notable la reivindicación de la ilusión infantil, con su optimismo, su capacidad de soñar, de imaginar; frente a ello, la mediocridad del día a día, la prosaica cotidianeidad que aporta un tono gris a la existencia representa el lado malvado de sus novelas (quizás esta dualidad bueno-malo es otra de las características de esa literatura juvenil de la que antes hablaba). En Momo los "malos" son los hombres grises, que roban el tiempo a los hombres haciendo que sus vidas sean carentes de alegría y esperanza, haciéndoles avariciosos y amargados; es muy difícil no ver un claro paralelismo entre esos hombres grises y los gobernantes actuales de nuestra sociedad: políticos, banqueros, empresarios... que, lamentablemente, se han erigido en verdaderos ejemplos a seguir por la ciudadanía.
  Frente a ellos, Momo, una niña que no ha perdido esa ilusión infantil, capaz de defender el derecho a "perder el tiempo", a disfrutar con sus amigos y a no crecer nunca. 
 Son, por tanto, temas que afectan a la totalidad de los humanos pensantes (por desgracia no todos) a cualquier edad, y que, en realidad, solo los adultos llegan a comprender totalmente cuando, tristemente, la vida se lo muestra con la crudeza habitual.

sábado, 22 de febrero de 2014

Inciso cinematográfico: "Her", dirigida por Spike Jonza

 Una película verdaderamente especial, interesante pero un poco perturbadora por su verosimilitud... El tema es sencillo: las relaciones amorosas en un futuro no muy lejano en el que lo virtual sustituye plenamente a lo real; es, por tanto, una película futurista, pero centrada en los sentimientos.
  Theodore Twombly (Joaquín Phoenix, dudo si poner la tilde sobre la i) es un "escritor" dedicado a la confección de cartas para otros, una suerte de Cyrano de Bergerac moderno que, gracias a su extremada sensibilidad, es capaz de escribir en primera persona como si fuera la esposa que extraña al marido, la abuela que premia al nieto o el hijo que añora a la madre fallecida, un verdadero todoterreno sentimental. Sin embargo, paradojas de la vida, su propia vida sentimental está vacía tras una cercana separación. En estas circunstancias, Theodore recibe un sistema operativo para su ordenador, mucho más interactivo que los que conocemos, ya que todos los comandos son por voz, voz que por supuesto se puede elegir. Pero el sistema operativo es verdaderamente eficaz, ya que se puede decir que tiene vida por sí mismo (misma, es Samantha) e incluso piensa y tiene su propia personalidad. El bueno de Phoenix se acaba enamorando de su propio sistema operativo, pasando por todas las fases por las que una pareja real acaba pasando.
  Podría haber sido rara, jocosa por no decir descaradamente friki (por cierto ese vocablo, tal cual lo he escrito ha sido incorporado a la vigésima tercera edición del diccionario de la RAE), pero no lo es. Es una reflexión sobre los sentimientos que a todo ser humano competen; sobre la difícil conjunción de los mismos con los de la pareja; sobre la perversa rutina que todo lo agosta; el dolor de la separación e incluso sobre los destructivos celos... sí, todo con un sistema operativo. Ya digo que hoy no resulta tan inverosímil, póngase como terrible ejemplo los llamados "hikikomoris" japoneses, esos jóvenes que se aíslan totalmente de su sociedad enganchándose al famoso mundo virtual.

viernes, 21 de febrero de 2014

Sociedad de humanos, sociedad de insectos.

 Creo que fue en una novela de Hesse en donde se argumentaba que en la evolución humana encarnada en los seres que alientan actualmente no todos habían llegado a hombre, que algunos habían quedado en pez o rana. Pues bien, quizá sea incluso más extremo: la mayor parte de la sociedad humana ha quedado en insecto. En insectos que no llegan a comprender la trascendencia de sus vidas, que repiten maquinalmente la existencia de sus padres y abuelos, con el sacrosanto nombre de "tradición". Así es, las generaciones se suceden sin que haya importantes cambios más que en los elementos accesorios: la ropa, la alimentación, el transporte... poco más; los principios que rigen la vida de los hombres siguen siendo los mismos hoy, en el siglo XXI, que hace dos o tres siglos, ¡qué desatino!
 Las generaciones de hormigas o termitas se suceden sin fin, en realidad ni saben que existen, se limitan a seguir sus instintos (nuestras tradiciones) para jugar a ese dramático juego que llamamos vida.
 Como las hormigas, nuestros coetáneos viven de forma irreflexiva, banal, sin comprenderse...

lunes, 17 de febrero de 2014

Ahora leyendo: "Tess, la de los d'Uberville" de Thomas Hardy

 Leer la llamada "Literatura victoriana" es un bálsamo para estos atribulados ojos, cerebro y corazón. Es como volver al hogar primordial, a "la casa"; después de pasar por tipos como Handke se hace más evidente, si este y casi todos los modernos tienen esa prosa rápida, sin apenas detalles, que lleva a una lectura apresurada y sin reposo, aquellos nos regalan su pomposa (entiéndase en el buen sentido) lentitud como un regalo de los dioses. Y es que leyendo a Dickens, las hermanas Brönte o Thomas Hardy entiendes lo que era el reposado acto de la lectura de aquellos tiempos, no era algo con lo que matar el tiempo sobrante (véase los que leen en el autobús o el metro) o rellenar los huecos que nuestro atareado calendario nos permite, no, leer era una actividad reposada a la vez que apasionante, concienzuda a la par que entretenida y formativa al  tiempo que ociosa. Era, en definitiva, un modo de vida.
  Las novelas de Thomas Hardy entran plenamente en este estilo victoriano del que Dickens es el indiscutible campeón. Uno se los imagina graves, circunspectos, aplicados a su tarea de escribir magnas obras... hasta que los lee (ese es el problema, la cantidad de gente, me refiero a los que leen de verdad, no los que lo dicen, a los que les intimida el tamaño de las novelas y la fama de "ladrillos") y cuando los lee se da uno cuenta de la profunda humanidad que se escondía tras el severo semblante de estos prohombres (y "promujeres" cabría decir). Dickens, Hardy, las Brönte, incluso mi muy odiada George Eliot son escritores que investigan en la cualidad humana por encima de todo, que pintan un fresco con las luchas sociales emprendidas contra viento y marea por los desheredados de su ya finiquitada sociedad.
   Tess la de los d'Uberville es, precisamente, un relato de esos desheredados, en este caso nunca mejor dicho, pues se trata de una familia noble venida a menos que ha de luchar contra lo opuesto, las familias humildes de mercaderes que, enriquecidas, compraban títulos nobiliarios para engrandecer su baja cuna. Una sociedad, en definitiva, despiadada, en la que aquel país, Inglaterra, se convirtió en el mayor imperio del momento, gracias no solo a la explotación de los hombres en sus colonias (esclavitud) sino también en la metrópoli con una inmensa masa de marginados que gastaban sus cortas vidas en enaltecer a Su Graciosa Majestad .

sábado, 15 de febrero de 2014

Ahora leyendo: "El miedo del portero ante el penalty" de Peter Handke

Ya hablé de Handke, me gusta más, sin lugar a dudas, como guionista que como escritor, pues siempre acabo con una sensación agridulce al leerlo. Con El miedo del portero ante el penalty temo que me va a pasar lo mismo: los personajes parecen ensimismados ante su vida, incapaces de tomar decisiones enérgicas que afecten a su existencia. Recuerdan al personaje de El extranjero de Camus que, sumido en una pasividad y un escepticismo sin solución, acepta asesinar y ser condenado a muerte sin sobresalto alguno.
  Aquí el personaje es Joseph Bloch, un antiguo jugador de fútbol, actual mecánico, que es despedido de su trabajo y comienza una existencia errática, sin un fin preestablecido. Son personajes grises, deshumanizados, sin fuerza vital. El desarraigo que sufre Bloch le acabará llevando también al asesinato.
  Entiendo que Handke critica la despersonalización de la sociedad actual, que nos lleva a una existencia insustancial y sin sentido. Con respecto a la forma, Peter Handke escribe de una manera cuasi periodística, con una prosa rápida y poco adjetivada, predominando la narración sobre la descripción.

jueves, 13 de febrero de 2014

Inciso cinematográfico: "Nebraska", dirigida por Alexander Payne

 Nebraska es una rara avis dentro de las películas que nos llegan de nuestro Imperio, los Estados Unidos; es diametralmente opuesta a las superproducciones de Hollywood al uso, aquellas con derroche de medios, deslumbrantes efectos especiales y actores que parecen más modelos de pasarela que hombres y mujeres corrientes y molientes. Nebraska parece más una película europea asimilable al realismo social que otra cosa.
  Narra un periodo de la vida de un anciano (encarnado por el actor Bruce Dern) que es engañado, o se deja engañar, por un reclamo publicitario que le asegura ser ganador de un millón de dólares, para lo cual ha de desplazarse desde Montana hasta su natal Nebraska. Su familia, obviamente, se da cuenta del burdo engaño, pero, tras varias tentativas por hacerle comprender, su hijo menor decide llevarle hasta su "El Dorado particular"; el viaje se convertirá en realidad en una experiencia vital entre el padre y el hijo, la dureza, las amarguras de la vida, de una vida que se acaba.
  Es una bonita, aunque agridulce, metáfora de la vida, sin pegotes sentimentales ni edulcoración alguna. Quizá el hecho de haber escogido el Blanco y negro refuerce esta sensación descarnada. En cualquier caso, la sensación que se obtiene no es desesperante pero sí desasosegante, como lo es la certeza de la decadencia y la muerte.
 Una más que aceptable película, que nos recuerda que, por mucho que se empeñen los medios de comunicación masivos de decir lo contrario, al otro lado del océano hay vida inteligente.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Ahora leyendo: "Las tinieblas", de Leonid Andréyev

 Un escritor menor dentro de la pléyade de gigantes que dio Rusia al mundo en el siglo XIX (Tolstoi, Dostoyevski, Goncharov, Pushkin, Turguénev, Chejov...), pero con una enorme producción en relatos a pesar de morir relativamente joven (48 años). Éste es uno de los más conocidos.
   Es un relato muy original por ponerse en la piel de un terrorista que entabla una extraña amistad circunstancial con una prostituta, tema muy peculiar para el biempensante siglo XIX. Hasta el momento me ha parecido "poco ruso" en el sentido de poseer un ritmo rápido y tener una adjetivación escasa (a diferencia de la lenta prosa tolstoyana, por ejemplo), sin embargo, la introspección está presente en todo momento, al igual que ocurre en la obra de Dostoyevski.
  Una vez más, los señores de Acantilado han decidido sacar este corto relato de forma aislada en un diminuto tomo, lo cual, en mi humilde opinión, es desaprovechar la oportunidad de sacar una representación más amplia de la obra de Andréyev, pero en fin... "doctores tendrá la Iglesia".

martes, 11 de febrero de 2014

"Gabinete de curiosidades" de Guillermo del Toro

 Verdaderamente, este del Toro es un tío talentoso, un "crack" diríamos hoy en día. Este enorme libro es una muestra de sus "cuadernos, colecciones y demás obsesiones" que lo muestran a todas luces como uno de los mejores directores de cine de terror de todos los tiempos.
  Es un libro sui géneris, con multitud de dibujos, apuntes y anécdotas de las principales películas del director mejicano. Se entrevé un mundo de fantasía semejante al que debía poblar la mente de Lovecraft o Machen, un hervidero de ideas deslumbrantes y originales que, una vez plasmadas sobre una pantalla grande, hacen soñar a millones.
 Muchas fotos ilustran la que fue su residencia en Los Ángeles, su Bleak House (casa desolada, nombre tomado de la novela homónima de Dickens). En ella guarda todo tipo de artefactos de sus distintas novelas, esculturas terroríficas, miles de libros... todo en un ambiente gótico que hace suspirar a más de uno que vivimos en impersonales pisos...
  Sin duda, el proceso creativo en Guillermo del Toro se enraíza en una infancia y juventud apasionadas por la lectura de los grandes mitos de la literatura fantástica (principalmente anglosajona y del XIX), muestra inequívoca de la lujuriosa relación entre la literatura y el cine.