viernes, 8 de marzo de 2013

Ambrose Bierce

  No me resisto a citar una breve fábula del genial Bierce, Bitter Bierce, como le apodaban por su sarcástico humor:

  El Principio moral y el interés material.

  En una ocasión, un principio moral se cruzó con un interés material en medio de un puente tan estrecho que solo permitía el paso de uno de ellos.
  - ¡Túmbate en el suelo, ser inmundo! -gritó el principio moral- ¡y deja que pase por encima de ti!
  El interés material simplemente le miró a los ojos, sin pronunciar palabra.
  - Muy bien -dijo el principio moral, de forma dubitativa- echemos a suertes quién ha de apartarse y ceder el paso al otro.
  El interés material siguió sin soltar palabra y mantuvo la mirada clavada en su adversario. 
  - Para evitar cualquier tipo de conflicto -dijo el principio moral, mostrando ya un cierto nerviosismo- seré yo el que se tienda para que tú pases por encima.
  Por fin, el interés material recuperó la voz.
  - Me temo que tu forma de andar no resulta del todo fiable -le dijo-. Por otro lado, soy bastante escrupuloso con lo que piso. ¿No sería mejor si simplemente te tirases al río?
  Y así ocurrió.

                                  Ambrose Bierce
       Esto fue escrito  a finales del XIX, pero, por supuesto, es de rabiosa actualidad, tanto como que es atemporal. Hoy, que asistimos abotargados a la destrucción, al saqueo de un país y una sociedad sin el más mínimo pudor, se hace más presente esta fábula de Bierce... algún idiota -especialmente cercano, en la familia- me preguntó que para qué servía leer... para esto sirve, para entender la vida y no esperar nada del desgraciado género humano... el resto sigue encastillado en sus triviales posiciones coyunturales de defensa de una civilización, o peor aún de un partido político...
 

jueves, 7 de marzo de 2013

Ahora leyendo (también): "Amphigorey", de Edward Gorey

  Lo reconozco, he caído bajo el influjo de Gorey... sus viñetas son tan peculiares, tan inteligentes y sutiles a la vez que impactantes y demoledoras, que no he podido evitar comprar tres de las cuatro (ya conseguiré la que falta) recopilaciones de sus libros, que tituló Amphigorey.
   Para aquellos que no le conozcan pero hayan visto las películas de Tim Burton, sepan que la estética del cineasta, tan particular, tan reconocible, tiene un evidente origen en Gorey (los benévolos dirán influencia, otros peor pensados, plagio).
   En cualquier caso, la obra de Gorey, ciertamente enorme, supone la confirmación definitiva, para aquellos que todavía sean tan ignorantes como para pensar que los cómics son "cosas de chicos".

miércoles, 6 de marzo de 2013

Ahora leyendo: "Fábulas feroces", de Ambrose Bierce

  Ya cité a Bierce, siempre relacionado con Lord Dunsany y H.P. Lovecraft... quizás menos dotado en fabulación que este último. Bierce fue un "autor menor" en una época literaria dominada por las inmensidades de Poe y Melville en su país. Primera incursión en su obra:
   Bierce nació en Ohio, Región de los Grandes Lagos (Medio Oeste lo llaman también), no muy lejana a la Nueva Inglaterra de Lovecraft y Poe. Todos ellos estuvieron sometidos a una visión constreñida de la vida, en la que esta perdía importancia hasta convertirse en un mero trámite hasta la llegada de la vida eterna -características propias del Calvinismo y Puritanismo-; es posible que sus infancias les marcaran y encaminaran hacia una creación literaria en lo que lo "gótico" -entendiendo como tal el gusto por las historias macabras y extrañas- y lo sobrenatural fueran los factores más comunes.
   Lovecraft le citó en varias ocasiones en su enorme producción epistolar, algunas veces para admirarle por su capacidad creativa y otras para desdeñarle como "escritor mecanicista"; sea como fuere, ambos se encuentran en el mismo "saco literario", corriente que, a diferencia de otras muchas, permanece de rabiosa actualidad para una sociedad humana cansada de vidas demasiado planas y carentes de aliciente... para todos ellos, para todos nosotros, Bierce, Lovecraft, Dunsany... echan la sal que necesitamos para sobrevivir en nuestra anodina existencia.

martes, 5 de marzo de 2013

Inciso cinematográfico: "El cielo sobre Berlín" de Wim Wenders

  Frecuentemente nos hacemos mil preguntas, mil indagaciones sobre qué es lo que nos gusta, lo que nos atrae magnéticamente hacia una película; qué es lo que nos hace verla una y otra vez... podremos dar unos cuantos motivos, pero no son suficiente para justificar esa atracción... A mí eso me pasa con El cielo sobre Berlín. Por cierto, en España se tradujo, de una forma un tanto cutre como Las alas del deseo... traducción literal del título en inglés, supongo que sería mera cuestión de marketing.
   Me acerqué al cine de Wenders a través de Peter Handke, de quien ya hablé y que colaboró en varias ocasiones con el cineasta. De entre todas las películas de Wenders, para mí, esta es la mejor; combina una sabia utilización en la alternancia del Blanco y negro con color, así como de grúas y "steadycam" para dar una sensación subjetiva de la ciudad en los ojos de los ángeles. Bruno Ganz está, como suele ser habitual en él, inconmensurable, y Otto Sander no se queda a la zaga. El resultado es una película hipnótica, diferente, en la que el argumento se supedita a las condiciones técnicas (entre las que yo remarcaría el uso de la "steadycam" para dar continuidad a las escenas) y que deja tan buen sabor de boca que apetece verla con frecuencia.
   El éxito de crítica y público fue enorme, tanto que Wenders rodó una continuación, la conocida ¡Tan lejos, tan cerca! que, a pesar de tener un presupuesto mucho mayor y colaboraciones y cameos importantes, no tuvo la acogida que tuvo aquella. Por cierto, tiempo después, en Hollywood rodaron un "remake" que titularon City of Angels, un pastelote romanticón con Meg Ryan y Nicolas Cage que no sirve más que para perder el tiempo.

lunes, 4 de marzo de 2013

Más de Grant Snider

  Otra genialidad más que muestra la vida de aquellos que quedamos atrapados por la lectura:
   Sin palabras, para más información: www.incidentalcomics.com

Edward Gorey

  Reconozco haberlo conocido recientemente, lo cual, lejos de ser motivo de disgusto o turbación es razón de satisfacción, pues indica que todavía sigo buscando lo que me interesa, característica inherente en mí. No es de extrañar en cualquier caso, que sea la novela gráfica la que más gratos descubrimientos me esté dando... es posible que, en mi juventud, influenciado por un cierto "purismo literario" despreciara los cómics como "algo de chicos", felizmente he descubierto la inmensa calidad que proviene de juntar una buena historia con un mejor diseño.
  Ya hablé de grandes historietistas como Jacques Tardi, Vittorio Giardino, Allan Moore, Art Spiegelman y otros, ahora lo haré de Edward Gorey.
   Gorey es autor de ilustraciones y novelas gráficas con un estilo inconfundible: siempre en blanco y negro,  la mayor parte de los personajes vestidos según la costumbre victoriana, con un sentido del humor muy peculiar, pero sobre todo reconocible por el tono macabro... para muestra un botón:
   Un "tipo raro" para esta biempensante sociedad: misántropo, solitario, con "extraño sentido del humor", excéntrico... un genio diferente.

sábado, 2 de marzo de 2013

Parques para leer: "La Fuente del Berro"

  El nombre oficial de este parque es "La Quinta de la Fuente del Berro", aunque nadie lo llame así. Está situado entre la M-30, la prolongación de la calle O'Donnell y el final del barrio de la Guindalera; no es la mejor ubicación, la M-30 impone sus ruidos y humos, que unas pantallas acústicas colocadas en los años 80 no logran mitigar, pero el parque tiene sus rincones apacibles, como este:
   Se llega a la entrada principal por la antiguamente llamada "colonia de hotelitos Fuente del Berro", o colonia Iturbe, lo de "hotelitos" era el nombre que se puso en los años 20 a los pequeños chalés que se construían en el entonces extrarradio de la ciudad. Hoy se ha convertido en un oasis de tranquilidad, sin apenas tráfico en su interior, de hecho hay alguna calle privada, y con mucho arbolado.
  Al parque de la Fuente del Berro fui, como a tantos otros sitios en mi adolescencia y primera juventud, con mi abuelo Alfonso, en aquellas caminatas previas a la comida dominical... esos recuerdos perdurarán en mí hasta mi aniquilación como ser humano. En tiempos muy posteriores, ya muertos mis abuelos, he regresado, con un libro como compañía, para mitigar la dureza de mi ciudad natal y mi áspero carácter.

viernes, 1 de marzo de 2013

Ahora leyendo: "El salón rojo", de August Strindberg

  Primer libro que leo del tal Strindberg. Al parecer fue más conocido como dramaturgo, influyendo en uno de los más reputados cineastas suecos: Ingmar Bergman (el de El séptimo sello, Fresas salvajes, La hora del lobo o El huevo de la serpiente, entre otras).
  La novela ya había sido traducida con antelación, pero la Editorial Acantilado la ha vuelto a traducir y editado recientemente. Una vez más hemos de congratularnos del ímprobo esfuerzo de estas "pequeñas" editoriales que luchan contra el terrible oligopolio de las grandes multinacionales.
   Según parece, Strindberg llevó una vida cuando menos tempestuosa; asediado por la esquizofrenia, los vaivenes económicos, la inestabilidad emocional y afectiva... En definitiva, cumple todos los requisitos para ser un notable creador, según el estereotipo que considera que un escritor ha de ser un tipo atormentado y difícil.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Ahora leyendo: "Nada del otro mundo", de Muñoz Molina

  Ya hablé de Antonio Muñoz Molina en una entrada anterior, uno de los escritores contemporáneos más capacitados; aunque desde La noche de los tiempos, publicada en 2009, parece no sacar narrativa, sí algo de ensayo, tanto en "formato tradicional" como en distintos diarios y revistas. Ahora empiezo con Nada del otro mundo, un conjunto de relatos recopilados por su editorial, Seix Barral.
   Tal vez sea que Muñoz Molina no es un escritor rápido, en casi 30 años de carrera "solo" ha publicado trece novelas, eso sí, entre ellas alguna de las mejores en lengua castellana. Puede que el ser académico de la lengua le ocupe más tiempo del deseado... En fin, supongo que cada uno tiene su ritmo. No recuerdo haber leído relatos suyos, aunque algunas novelas como El invierno en Lisboa y alguna otra podía haber sido considerado relato hace algunas décadas, aunque ahora, con el cambio de las teorías literarias, se tiende a llamar novela o como mucho novela breve.
   De este tipo me gusta su sencillez, su naturalidad, harto de ver tanto adefesio que por haber publicado un par de noveluchas creen pertenecer a una estirpe superios... Como ejemplo de sencillez cito: "Gimferrer, editor de Seix Barral, fue a Granada, un amigo le dio mi libro, Gimferrer lo leyó y llamó para decir que le había gustado. Fue un impacto tremendo, porque yo estaba habituado a que nadie me hiciera caso. Cuando le envié la novela que estaba escribiendo y me dijo que la quería editar, fue la alegría de mi vida. Y le doy muchas vueltas a qué hubiera pasado si yo no publicaba aquel primer libro, si Gimferrer no iba a Granada. Es una lección de humildad, porque hay mucha gente con mucho talento que no llega a nada, o llega a mucho menos." No es fácil encontrar tal honestidad, al menos en autores tan exitosos y reconocidos.

martes, 26 de febrero de 2013

Peter Handke

  Uno de los mejores escritores contemporáneos en lengua alemana, junto con Heinrich Böll y Günther Grass, de los que ya hablé en otra entrada.
     Conocí a Handke a través del cine, por firmar guiones conjuntamente con un gran cineasta alemán, del cual hablaré otro día, Wim Wertens, de esa etapa destacaré una gran película: El cielo sobre Berlín.
  Es autor de novelas y relatos en los que prima la introspección y la acción reposada, algunos de ellos, los más famosos son: La mujer zurda, La ausencia, El miedo del portero ante el penalty, La tarde de un escritor o Los avispones.
  Handke es de origen esloveno por parte de madre -lo cual no es muy extraño en su región austriaca de origen, Carintia- y se opuso públicamente al bombardeo de zonas de Serbia por parte de la OTAN, lo cual le colocó como defensor de genocidas serbios como Milosevic, él, por supuesto, lo desmintió y se postuló como defensor de la Yugoslavia multiétnica.