sábado, 21 de septiembre de 2013

Ahora leyendo: "Kaddish por el hijo no nacido" de Imre Kertész

 Segunda novela (aunque esto es más bien un ensayo en forma de relato) que leo del autor judío húngaro, premio Nobel en 2002; la otra fue Sin destino, su obra maestra, me extrañó al ser una suerte de diario desapasionado de la vida de un adolescente en la representación de la muerte y la barbarie en el siglo XX, Auschwitz.
  Kaddish por el hijo no nacido es, como antes dije, un relato ensayístico, perdón por el invento. En primera persona vierte sus frustraciones, inseguridades y mediocridades propias de todo ser humano pero a la vez diferentes para cada uno de ellos. Kertész se muestra como un ser sensible e inteligente que no logra comprenderse a sí mismo ni a la sociedad humana a la que pertenece, que se extraña, incluso, por tratar de comprender cuando alrededor suyo el resto sigue adelante día tras día sin preguntarse nada, tan solo amaneciendo y durmiendo, amaneciendo y durmiendo, así hasta morir.
  El estilo literario es heterodoxo, como una recopilación de ideas tal cual vienen a la mente sin mucho orden ni concierto sino con naturalidad y espontaneidad.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Ahora leyendo: "El diablo y otros cuentos de angustia", de Guy de Maupassant

 Los de Valdemar han puesto el título de "cuentos de angustia", lo cual es bastante apropiado ya que no son ni cuentos de terror, de suspense ni nada parecido, son cuentos muy imaginativos de temática oscura pero nunca sobrenatural. El pequeño volumen lleva el nombre de "El diablo" como inicio, aunque este relato es, en mi opinión, de los más flojos, los hay mucho más potentes y novedosos.

  De de Maupassant leí, hace muchos años Bola de sebo, me pareció un verdadero peñazo, aprecié la sutil ironía que se burlaba de la sociedad francesa de finales del XIX, todo apariencia y superficialidad (triste premonición de la que habría de ser la del siglo XX y, aparentemente, la del XXI en toda Europa), pero me pareció muy lenta y pesada. Los relatos, quizás por el propio formato, me han parecido más ágiles, más agudos y retorcidos en esa sátira de la corrupta sociedad humana. 
   Un tipo curioso Guy de Maupassant, pasó de escritor consagrado a temprana edad, a los treinta ya pertenecía a la Academie Française, hijo predilecto -algunos dicen incluso que hijo biológico- del gran Gustave Flaubert, a morir con cuarenta y pocos en un psiquiátrico para ricos con evidentes síntomas de locura, probablemente provocados por la forma nerviosa de la sífilis, tras varios intentos de suicidio. Y es que el bueno de de Maupassant se bebió la vida a grandes tragos: gran bebedor, putero empedernido, juerguista sin moderación... no era de extrañar su temprano final. Destacaré finalmente que uno de sus relatos, este sí que claramente de terror -no está incluido en esta compilación- titulado El horla, fue considerado por el gran H. P. Lovecraft como una inspiración para sus relatos de Cthulhu, solo por eso, Guy de Maupassant merecería ser mencionado y leído.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Ahora leyendo: "Pabellón de cáncer" de Alexandr Solzhenitsyn

 Cuando era joven leí el monumental Archipiélago Gulag, me impactó notablemente, no tanto por su estilo como por las barbaridades relatadas. Ahora comienzo este:
  Archipiélago Gulag denuncia las salvajadas del estalinismo (aunque también existieron los gulags durante la época de Breznev) y en general de cualquier forma de totalitarismo como ejemplo supremo del mayor de los errores humanos: la jerarquización de la sociedad. El propio Solzhenitsyn estuvo nada menos que once años en esos campos de concentración comunistas. Aquel libro, que por supuesto no vio la luz en la Unión Soviética, le lanzó a la popularidad en un mundo partido en dos por el Telón de acero; muchos, sin duda los peor informados o con peor voluntad, le incluyeron entre los "traidores" que se pasaban de un bando a otro vendiendo información sensible o exagerando los defectos de un sistema frente a otro, nada más lejos de la realidad, Solzhenitsyn era un estudioso de la teoría comunista y un defensor a ultranza de su sistema, tan diferentes de las paranoias estalinistas.
 Habiendo leído Archipiélago Gulag, tenía ganas de encontrarme de nuevo con este autor, pero en un tema que no estuviera politizado, que permitiera conocer su pensamiento, su sensibilidad, sin recurrir al relato de la barbarie. Análogamente a Solzhenitsyn, descubrí en Primo Levi uno de los mejores cuentistas que he leído, al nivel de Borges o Cortázar, a pesar del horror vivido y que tan claramente definido queda en Si esto es un hombre. En verdad no espero tanto de Solzhenitsyn, pero al menos constatar esa sensibilidad en otro tema igualmente lacerante.  

jueves, 12 de septiembre de 2013

Ahora leyendo: "Pesadilla a 20.000 pies", de Richard Matheson

 Entre mis últimas lecturas se cuentan antologías de relatos de terror de la editorial Valdemar, ya elogié en numerosas ocasiones a dicha editorial y también, aunque menos, las antologías. Pues bien, gracias a esas compilaciones he descubierto algunos autores totalmente ignotos para mí, y me he enamorado de la forma de escribir de otros que ya conocía, entre ellos está Richard Matheson.
  Matheson es el autor de obras que han pasado al cine, siempre con un toque un tanto desafortunado, como de "serie B", entre las que cabe citar: El increíble hombre menguante o Soy leyenda. Consagrados escritores de ciencia ficción como Stephen King lo consideran su maestro, Steven Spielberg adaptó un relatos suyos como serie de televisión, la conocida "The Twilight Zone". En definitiva, uno de los grandes escritores de terror y ciencia ficción de nuestros días.

martes, 10 de septiembre de 2013

"Nietzsche", de Michael Onfray y Maximilen Le Roy

 Uno de los síntomas más evidentes de la mayor aceptación de los cómics como subgénero narrativo es la aparición de todo tipo de argumentos, incluso la biografía de un filósofo. Hace unas pocas décadas, el cómic estaba limitado a historias un poco ramplonas (principalmente por estar orientadas hacia un público juvenil) de "superhéroes"; hoy, la llamada novela gráfica (probablemente piensen que es una denominación más noble, más adulta) toca todo tipo de temas, se adaptan, incluso, grandes obras de la narrativa de todos los tiempos (como, por ejemplo, la apabullante e inmortal En busca del tiempo perdido de Proust). Otro ejemplo de cómic de nuevo cuño son las biografías. Hace tiempo referí en una entrada la de Joyce elaborada por quizás el mejor historietista español, Alfonso Zapico, que tituló Dublinés.
   La conversión en novela gráfica de la vida y obra de Nietzsche viene avalada por un joven aunque prestigioso historietista, Maximilien Le Roy, y por un supuesto filósofo nietzscheano, aunque el prefiere denominarse "hedonista ético", como es Michael Onfray. El resultado es una obra única, no exenta de dificultad, lo que asegura que no será nunca un "best-seller", pero que, como antes decía, engrandece este subgénero literario y lo abre a más amplios horizontes.

jueves, 5 de septiembre de 2013

El inefable señor Robert Crumb

 Vaya por adelantado que considero a Crumb uno de los mejores dibujantes americanos de cómic, no solo eso, además es un escritor ciertamente único: ingenioso a la vez que divertido, irrepetible.
  Robert Crumb es el fundador de aquel cómic underground que rompió con el apabullante dominio de la factoría Marvel, "Weirdo"; también es el autor de los mejores dibujos sobre el mundo obsesivo y particular de Franz Kafka, de hecho, muchos tenemos una imagen mental suya y de la Praga de principios del siglo XX gracias a él; también fue amigo y colaborador de otro de los iconos del cómic underground americano, Harvey Pekar; pero quizás ha sido famoso, sobre todo en ámbitos de aquellos que no les gustan los cómics, por sus visiones diferentes de las mujeres y del sexo, ciertamente muy particulares, cayendo (o ascendiendo, no sé) en lo que hoy llamamos fetichismo, para demostrarlo pongo un botón como muestra, por supuesto obra del propio Crumb:
  Crumb fue acusado de sexista cuando no de pervertido, acusaciones que, por supuesto, aprovecharon los detractores de los cómics para asegurar que eran la "depravación de la juventud" y razón de la alta criminalidad sexista de la sociedad norteamericana. Afortunadamente, Robert Crumb nunca fue parco a la hora de defenderse de tales acusaciones tanto en su obra como en entrevistas, dejando claro que era su particular visión de las mujeres y el sexo, pero nada que no fuera un simple gusto, un tipo de mujer por el que él tenía preferencia. Quizás además de ser tan explícito, lo que molestó fue que rompía el estilo predominante en todas las sociedades (no solo las occidentales) en las que el varón ha de ser la representación física de la fortaleza y la mujer la de la ternura y delicadeza. Como muestra definitiva, una foto con su mujer, Aline, que deja bien a las claras quien "lleva los pantalones en casa".
 

lunes, 2 de septiembre de 2013

Inciso cinematográfico: "The Last Station", de Michael Hoffman

 La última estación es una película basada en las últimas semanas de vida del gran Lev Nicolayevich Tolstoi, el título hace referencia a la estación ferroviaria de Astopovo, donde, efectivamente, murió el escritor.
  Tolstoi murió en una estación de ferrocarril porque, según sus más autorizados biógrafos y la propia película, huía de una situación intolerable con su mujer, a sus más de ochenta años.
 La película narra las dificultades del autor con su mujer quien no entiende su radicalidad en la "pobreza voluntaria" (Tolstoi consideraba vergonzante su pertenencia a la nobleza zarista y trataba de repartir su no escasa riqueza entre los muzhiks en lugar de entre sus trece hijos). Pero además de la desavenencia con su mujer, la película tiene la inteligencia de mostrar el desvarío que la ortodoxia supone sobre la naturalidad; en este caso los llamados "tolstoyanos" que pretenden elevar al propio Tolstoi a la naturaleza de profeta y a sus comentarios a los de verdaderos Evangelios. Cuentan que el propio escritor luchó contra esta suerte de idolatría y trató de buscar esa naturalidad de la que antes hablaba en el comportamiento humano.
 Técnicamente la película es excelente, destacaré la fotografía y las actuaciones de Christopher Plummer y Helen Mirren. 
 

domingo, 1 de septiembre de 2013

Ahora leyendo: "Miedo en el cuerpo", editado por Valdemar

  Como decía en una entrada anterior, no soy muy dado a leer antologías, pero es que con estas de Valdemar uno no puede evitarlo. Una vez más son relatos de terror de lo más granado que ha dado la literatura de todos los tiempos: Poe, Kipling, Stevenson, de Maupassant, Bierce, Stoker...
   Gracias a los demiurgos todopoderosos que tenemos editoriales como Valdemar, que luchan contra viento y marea en el oligárquico océano editorial español. Un puñado de gente son capaces de rendir un inmenso servicio a todos aquellos que queremos elegir nuestras lecturas y no que nos dirijan como a niños pequeños... al fin nos libramos de las modas editoriales que nos meten, por ejemplo, a los templarios hasta en la sopa.
  Con respecto a esta antología, me parece muy acertado el hecho de hacerlo con relatos cortos que tan apropiados son para las historias de terror. Cuentos que se pueden leer en poco más de una hora y que te dejan un regusto dulce y el vello erizado. Con los autores que antes he citado no puede quedar duda de la calidad de esta selección.

sábado, 24 de agosto de 2013

Otro inciso cinematográfico: "Sylvia"

  Película biográfica sobre Sylvia Plath dirigida en 2003 por Christine Jeffs y protagonizada por Gwyneth Paltrow y Daniel Craig.
  Una aceptablemente buena película, con excelente fotografía, más que notables actuaciones de Paltrow y Craig, pero que falla, en mi opinión, en mostrar el talento creativo de Plath ligado indefectiblemente a su carácter depresivo. En ocasiones se presenta a Sylvia Plath como a una pobre ama de casa que se deprime porque su marido la engaña... obviamente era mucho más. Apenas se hace referencia a la coincidencia en el tiempo de la muerte del padre de Plath y la composición (y sorprendente publicación) de su primer poema; Sylvia Plath tuvo un carácter depresivo desde su prematura orfandad (algunos afirman que más bien se trataba de un trastorno bipolar con furibundas crisis maníacas en las que llegaba a escribir poemarios completos en horas y tremendas crisis depresivas como la que acabó con su vida) y, de hecho, fueron varias las tentativas de suicidio. Nada de ello es reflejado fielmente en la película.
 

Inciso cinematográfico: "The Haunting in Connecticut"

  Película clásica de terror, o al menos así la calificaría yo. Se trata de una familia, con un chico adolescente tratando un cáncer, que, por razones médicas, alquila una vieja casa en el estado de Connecticut. La casa (¡oh, sorpresa!) está encantada, o maldita, o... en muy malas condiciones, vaya (pero no en lo referente a pintura o fontanería). La casa fue una funeral  house que dicen al otro lado del Atlántico, donde se preparan los cadáveres para ser velados y se celebran funerales y demás ritos; lo malo es que el propietario de la casa no era precisamente respetuoso con los finados, sino que trataba de "manipular" sus espíritus en connivencia con un chico que ejercía como medium.
   El resultado nos lo podemos suponer: la casa tenía más habitantes que la playa de Levante de Benidorm un domingo de agosto, todos aterrorizando a los pocos vivos que trataban de sobrellevar sus complicadas vidas (léase cáncer) y deseosos de ser liberados de su eterno castigo.
  Con respecto a las formas, estas son muy pero que muy clásicas del horror psicológico: sombras que se mueven en penumbra, banda sonora que acompaña al susto padre, absoluta incompetencia para sobrevivir de los protagonistas (uno se pasa toda la película diciendo: "pero no entres ahí, hombre...") y unos efectos especiales decentes pero sin deslumbrar. Destacaré al único actor realmente conocido internacionalmente (los otros son los típicos chicos, guapos y guapas, grandes promesas cinematográficas, especialmente para sus papás), se trata de Elías Koteas, este "pavo":
   No es que sea un actor maravilloso, pero sí lo suficiente como para marcar enormes diferencias con el resto del elenco, siendo el suyo un papel secundario.
  En definitiva, una aceptable película para ver en total oscuridad y, si es posible, con alguna corriente de aire en la casa que permita que se muevan los visillos o se cierre repentinamente alguna puerta... si no es así, puede ser ciertamente mediocre.