domingo, 25 de noviembre de 2012

Ahora leyendo: "El cielo protector" de Paul Bowles

  Nunca me atrajo Bowles, pero no como escritor, sino como gurú de masas de ricos europeos y americanos que visitaban su casa en Tánger y organizaba todo tipo de orgías sexuales y de estupefacientes como si fueran números circenses. Lo tuve por un subproducto del antiguo colonialismo europeo, ya se sabe: occidentales que, deslumbrados por el tipismo y colorido norteafricano, viven exóticas vidas de rico hombre blanco indiferente a la dura vida y muerte de los lugareños, una especie de modernos Lawrence de Arabia...
  Sin embargo, al margen de las bacanales tangerinas, sus novelas han sido elogiadas por casi todo el mundo; algunos las relacionan con la generación beat, con gente como Kerouac o Ginsberg; autores como Gore Vidal le consideran unos de los grandes "contadores de historias" del siglo XX. Sea como fuere, "El cielo protector" pasa por ser su mejor novela, la adaptación al cine por Bertolucci (que por cierto no fue de todo del agrado del escritor) es una de esas grandes películas (maravillosa fotografía como todo lo de Bertolucci) que podríamos calificar de modernas epopeyas existenciales, ayudado por dos espléndidos John Malkovich y Debra Winger.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Fragmento del cuarto capítulo de mi novela: "Honrarás a tu padre"


4 – Enric Trespasses


Habían pasado unas pocas semanas desde que se aceleraran las cosas entre aquellos tres. Lars y Sarah parecían haber pisado el acelerador en su afán por buscar a Berghoff: haciendo planes de trayectos en tren y autobús hasta la frontera franco-española; distribuyendo dinero por días para gastar en su viaje; consiguiendo los visados para pasar a Suiza y a Francia, visados de turismo, por supuesto falsificados. Judith también había avanzado mucho sus planes de hacer aliyá: dejando en manos amigas el mantenimiento de la casa de Viena, que en principio quería mantener; haciendo los trámites burocráticos permanentes; eligiendo el kibutz en que viviría, al menos al principio. Es probable que fuera una huida hacia delante: para Lars desde que muriera su madre y supiera su verdadero origen; para Sarah desde que fuera despedida y perdiera buena parte de la razón de su existencia; para Judith desde que previera quedarse sola en aquella casa, excesivamente grande. Huida hacia delante, sí, pero avance al fin.
  • ¿A que no sabes a quien me he encontrado hoy? -La cara de Sarah refulgía de alegría, así que Lars no se alarmó mucho ante la pregunta.
  • Pues si tú no me lo dices...
  • Al tonto de Oliver Smichdt.
  • ¡Vaya! Espero que no pasara nada entre vosotros... Lo pasado, pasado está.
  • ¡Qué va, mejor aún! Ya sabes que no soy de las que mira para otro lado, así que me acerqué a él para decirle cuatro cosas y con un poco de suerte cruzarle la cara de un tortazo...
  • ¡Por Dios, Sarah! ¿No harías eso, verdad? ¿En medio de la calle?
  • No, no. No hizo falta. El muy imbécil me debió ver venir, pues se parapetó detrás de un kiosco como si estuviera jugando al escondite. Me tenía tanto miedo que, sin yo decirle nada, me empezó a pedir disculpas y me dijo... ¿a que no sabes qué?
  • Pues no, obviamente...
  • Me dijo que me había delatado por despecho (como yo ya figuraba) pero que el tiro le salió por la culata y que a él también lo despidieron... Me quedé tan sorprendida, que no pude por menos que soltar una carcajada... Me dio pena el desgraciado. Me fui, no sin antes desearle que le ocurrieran toda suerte de desgracias a él y a su familia.
  • ¡Sarah, por Dios! De acuerdo que el tipo se comportó como un cerdo, pero de ahí a montarle una escena así en la calle... si a él le han despedido también, ya ha pagado lo suyo...
  • Le está bien empleado. Así de triste es, en todas partes hay gente que actúa mal por verdadero despecho, por frustración, son gente mezquina, miserable... Si vieras la cantidad de casos en que judíos que estaban escondidos fueron delatados por sus propios vecinos a cuenta de pequeñas rencillas vecinales... lo peor es que en muchos casos, los delatores sabían que enviaban a sus vecinos a una muerte segura... ¡Repugnante!
  • Sí, el comportamiento humano es deleznable... En fin, dejemos las amarguras y sigamos con nuestro viaje... Mirando el mapa, no queda duda: lo mejor la línea recta.
  • ¡Otra vez! ¿Pero qué línea recta? La línea recta de aquí a la frontera franco-española pasa a través de Italia, y nosotros solo tenemos visado para Suiza y Francia. Ya verás lo complicado que es incluso llegar a Innsbruck, sería más fácil por Alemania; de Innsbruck a Ginebra es atravesar toda Suiza, casi seiscientos kilómetros; de Ginebra a la frontera, a Le Perthus, otros setecientos kilómetros largos, pasando por Grenoble, Nimes, Montpellier y Perpiñán. Tenemos más de mil setecientos kilómetros hasta Le Perthus...

viernes, 23 de noviembre de 2012

Lecturas de juventud: Julio Verne

  Inauguro una nueva sección de este blog, las lecturas de mi ya lejana juventud, que me marcaron indeleblemente y formaron el adulto que, bueno o malo, soy hoy.
  No podía iniciar por otro que no fuera Verne. Lo sé, no soy nada original, cientos de miles tuvieron como primeras lecturas de juventud las maravillosas novelas de Verne; sus originales temas, sus heroicos personajes sin tacha, sus desenlaces gloriosos... Pocas novelas de aventuras pueden ser tan atrayentes para un chico de catorce o quince años como las de Verne. 
  En mi caso leí casi todas sus novelas en una colección de Ediciones Dalmau Socias de los años 70 que, felizmente, todavía conservo. Abrir uno de esos libros de hojas amarillentas, aspirar el añejo olor que desprenden... me retrotrae a aquellos veranos que pasaba en casa de mis abuelos en Denia... nostalgia pura.
  De las que más me gustaron, probablemente 20.000 leguas de viaje submarino, de la que también recuerdo la espléndida película (aunque fuera producida por Disney) que fue protagonizada por James Mason, Kirk Douglas y Peter Lorre entre otros.
    A pesar de ser una producción Disney, la película se ciñe bastante a la obra de Verne, y James Mason está sublime en el papel de Capitán Nemo, con su halo de hombre cultivado que se aleja del mundo tras haber perdido a su familia de forma trágica por el malvado imperialismo británico.
  Recuerdo las novelas de Verne como verdaderos refugios ideales para aquel desgarbado adolescente que se iniciaba en todas las facetas de la vida. Esos libros sí que eran mis verdaderos amigos...

jueves, 22 de noviembre de 2012

Inciso cinematográfico: "M, el vampiro de Düsseldorf "


  Otra película dirigida por el gran Fritz Lang, protagonizada por un maravilloso Peter Lorre. "M, el vampiro de Düsseldorf" (en alemán simplemente "M") narra la caza y captura de un asesino de niñas, pero no lo hará directamente la policía, sino que ésta promoverá que sea el hampa de la ciudad quien lo haga para que se reduzca la presión policial.
  Ciertamente el argumento  no es espectacular, pero la actuación de Lorre es sublime, llega a ser un modelo a seguir en la interpretación de un villano, tanto que los nazis, en su paranoia antisemita, llegaron a incluir su actuación en aquel panfleto racista llamado "Los protocolos de los sabios de Sión" como la "capacidad de los judíos para actuar y disimular en la sociedad alemana".
  Dejando de lado la estupidez nazi, la película es una joya de esa tristemente finiquitada República de Weimar que tantos espléndidos ejemplos de creación artística dio.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Ahora leyendo: "Trauma" de Patrick Mcgrath

  La verdad es que me gustó "Spider" del mismo autor, no suelo leer narrativa contemporánea, pero de cuando en cuando no viene mal quitarse de encima a los que ya podemos considerar clásicos.
  Al igual que la anterior, los personajes tienen que ver con el mundo de la psiquiatría (parece que el propio McGrath es hijo de psiquiatra y vivió buena parte de su infancia en una casa para las familias de los directores de un centro psiquiátrico). En este caso, el psiquiatra Charles Weir es el protagonista, que promueve la sanación mental de otros, sin terminar de permitir la suya propia. Como en "Spider", mezcla la trama psicológica con la propia de un thriller, obteniendo un buen resultado,rápido pero suficientemente elaborado.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Fragmento del tercer capítulo de mi novela: "Honrarás a tu padre"

 
3 – Sarah Löwenstein

Habían pasado ya varios días desde la muerte de su madre. Con sorprendente rapidez había arreglado tareas administrativas que consideraba penosas y tediosas: la liquidación del dinero del banco, que había supuesto unos ingresos mayores de los que había previsto; la toma de contacto con una inmobiliaria para la puesta en venta de la casa, dicha agencia parecía que se encargaría de todo y pensaban que en pocas semanas estaría vendida; y la obtención de su pasaporte y un visado de turismo para viajar a la República Federal de Alemania. Pero sin duda el cambio más importante se había producido en su interior: parecía haber superado sus dudas anteriores, ahora sabía perfectamente quién era y que quería.
Estuvo considerando que pasos que debía dar en adelante. La situación europea en 1967 no era fácil, de hecho se sorprendió con la facilidad con la que obtuvo el visado para viajar a Berlín. Supuso que sus primeros pasos en Alemania serían ir al consulado noruego y tratar de averiguar algo sobre Günther Berghoff. Sabía de la existencia de registros militares en las oficinas que años antes habían constituidos los gobiernos de ocupación estadounidense, británico y francés, y que ahora eran, al menos aparentemente, oficinas meramente diplomáticas, aunque desconocía si podría tener acceso a ellos. En cualquier caso no le preocupaba, una vez que tuvo toda la documentación necesaria, recopiló todo el dinero y cambió una fuerte cantidad en marcos alemanes.
Los preparativos parecían ir viento en popa: cuando ya había comprado el billete de Lufthansa que le habría de llevar de Oslo a Berlín, recibió una llamada de la agencia inmobiliaria informándole de la existencia de un posible comprador dispuesto a pagar en efectivo en los próximos días si se reducía algo el precio, Lars accedió y la venta de su casa se produjo con celeridad y sin problemas. Quizás no fue consciente de ello, pero al morir su madre, vender la casa y liquidar la cuenta bancaria estaba cortando el cordón umbilical con su ciudad natal.
En los días anteriores al viaje, pudo saber que la Autoridad de Control Aliado estaba en Berlín-Schöneberg. Según parecía, allí estaban los cuarteles generales desde los cuales se habían promovido la “desnazificación” de la sociedad civil alemana, investigado y elaborado una lista de criminales de guerra, disuelto el ejército del Tercer Reich y en general tratado de llevar a cabo todas las directrices salidas de la Conferencia de Potsdam. El edificio elegido había sido la anterior Corte Regional de Berlín, la Kammergericht que decían los alemanes. Allí tenían información sobre todos los miembros relevantes de las SS. Allí, pensaba Lars, tendrían completa información sobre Günther Berghoff.
Al llegar al aeropuerto de Berlín-Tempelhof, no pudo menos que sentir un escalofrío, aquel pequeño aeropuerto prácticamente rodeado por la ciudad, había sido un escenario privilegiado de las escaramuzas logísticas en plena guerra fría, de hecho seguía siendo hasta la fecha el único enlace posible que tenía Berlín occidental con el resto de la República Federal. Al bajar de su avión de Lufthansa se sorprendió de ver todavía soldados americanos en pleno año 67, casi toda Europa pensaba que Alemania Occidental había superado la posguerra, pero Berlín era un caso aparte, la ocupación allí era patente todavía.

Henry David Thoreau

  Henry David Thoreau (Massachusetts, 1817- Ibídem, 1862) ha pasado a la historia como uno de los grandes teóricos del anarquismo libertario; curiosamente ha sido vindicado desde el anarquismo de extrema izquierda y por el liberalismo capitalista, sin duda ambos extremos coincidirán en su furioso individualismo, rechazo de la violencia y de cualquier movimiento socializante.
  Para entender a Thoreau hará falta conocer sus orígenes puritanos; hoy en día se aplica el término puritano a aquéllos muy pacatos en materia de moral sexual, pero en siglos anteriores servía para denominar esa corriente religiosa protestante escindida del anglicanismo y que buscaba una mayor concordancia vital con los Evangelios en una pobreza voluntaria; también será necesario entender que sus escritos difícilmente podrían haber sido creados por un europeo de su época, necesariamente lo habría hecho un americano, alguien que no tiene excesivo apego por un Estado, un ciudadano de un país hecho por individuos libres, sin guías... o tan solo con dos, como decía aquél: "with a Bible in one hand, gun in the other"...
  Además del puritanismo y el individualismo, Thoreau destacó por ser un pensador independiente en el sentido más amplio: jamás aceptó dogmas (quiincluso ni siquiera los religiosos) y mucho menos frases hechas, pensamientos genéricos, repetidos como loros por los "grandes prohombres de la humanidad".
  Fue un defensor de la simplificación de la vida, hace más de ciento cincuenta años, verdadero profeta de los miles que hoy lo reivindicamos. Para muchos, por desgracia, ha quedado solamente como autor de un puñado de frases inolvidables, citaré unas cuantas, pero con afán de que el posible lector sea picado por la curiosidad y se adentre en la obra de este gran pensador.
  "El mayor elogio que me dedicaron en toda mi vida fue cuando alguien me preguntó que opinaba y esperó mi respuesta"
  "Los caminos por los que se consigue dinero, casi sin excepción, nos empequeñecen.
  "Un hombre puede ser muy trabajador y no emplear bien su tiempo. No hay mayor equivocación que consumir la mayor parte de la vida en ganarse el sustento"
  "Es pertinente preguntarse si Platón se ganó la vida mejor o con mejores resultados que sus contemporáneos"
  "La política es, por así decirlo, la molleja de la sociedad, está llena de arena y grava y los dos partidos políticos son sus dos mitades enfrentadas"
     

viernes, 16 de noviembre de 2012

Ahora leyendo: "Sobre una tierra ardiente" de Der Nister

  Hace unos días hablé de pasada de Der Nister ("el oculto" en yiddish, pseudónimo de Pinjas Kahanovich), ahora vuelvo con él, con una compilación de relatos breves, todos ambientados en tiempos de la "Shoah" titulado "sobre una tierra ardiente".
  Der Nister es uno de los autores claves en Yiddish, junto con Sholem Aleijem, Isaac Bashevis Singer o Itzhak Katzenelson. Describen todos ellos un mundo que fue bárbaramente borrado de la faz de Europa en el trágico siglo XX: la comunidad judía asquenazí de Europa Central y del Este. 
  Der Nister en concreto sufrió maltrato por parte de los nazis, su única hija Hodl moriría en el asedio a Leningrado, él mismo tendría que huir a Uzbekistán huyendo de los alemanes; como por parte de los comunistas soviéticos, que acabarían por deportarlo a un gulag siberiano donde moriría de enfermedad y agotamiento.
  La obra clave de Der Nister es la extensísima "la familia Máshber", quizá la más notable obra que se escribió nunca en yíddish; pero la  recopilación que ahora estoy leyendo es más clara al describir personajes muy humanos, "corrientes y molientes", que, sin hacer nada para ello, son llevados a la barbarie y la muerte por una cuestión meramente étnica o religiosa. El estilo de Kahanovich es sencillo, pudiéndose englobar dentro del realismo literario, pero influido sin duda por la literatura hebrea, tanto en la descripción de los personajes como en la inclusión de citas talmúdicas y bíblicas.
  

lunes, 12 de noviembre de 2012

Políticas modernas... y de toda la vida

  Minimizar oportunidades, recortar servicios, reducir todo, así los desgraciados -la chusma- se pegará entre sí para conseguir un mísero asiento, un triste empleo, una lamentable vivienda... Enemistándose entre sí, el populacho pierde de vista al verdadero enemigo, que queda protegido por una densa niebla. Los enemigos no son otros que aquéllos que ejercen (detentan) cualquier tipo de poder (autoridad) en la sociedad humana: reyes, gobernantes, militares, jerarcas elcesiásticos, empresarios, policías... así hasta aquéllos que tienen una parcela de poder menor: jefes, sacerdotes, profesores, maridos, padres...

sábado, 10 de noviembre de 2012

La escritura como refugio de la introversión


 
Es muy frecuente que grandes escritores del pasado y del presente sean grandes tímidos que escondían en el “negro sobre blanco” su incapacidad de transmitir sus pensamientos, deseos, temores, alegrías y ansias de forma oral. Caso conocido es el de Franz Kafka, autor genial en esa genialidad que bordea la locura; Kafka escondía su incomprensión al mundo que lo rodeaba, él mismo se sentía como su personaje de la metamorfosis: extraño, incomprendido, innecesario, mediocre y pequeño; escribiendo huía de la sociedad aria que lo reprobaba como judío, del pequeño e insignificante trabajo con el que mantenía su espartana vida, de las mujeres a las que deseaba y de las que se sabía indeseado, de los caseros de las sórdidas pensiones en las que era siempre observado con resquemor...
Borges es otro caso fácilmente observable, su incapacidad visual le abrió enormemente la visión de la sensibilidad, la capacidad de separar cuerpo y mente para alcanzar la posición del otro, para sentir en piel ajena, escapando así de la maldición a que había sido condenado por un extraño y “creativo” demiurgo todopoderoso.
Hesse retrató una importante parte de la sociedad de cualquier tiempo en su lobo estepario, es precisamente el personaje fundamental de esta obra sin par otro ser perdido, incapaz de encontrar su rol en la sociedad que lo rodea, incapaz de asumir los principios indiscutibles que ésta propugna, no dotado, en fin, de esa cualidad tan frecuente que es la sociabilidad.
La sensibilidad: esa es la característica común de los grandes literatos. Una capacidad poco frecuente en esta sociedad que premia el amor propio con esa animalidad que se nos exige para seguir alentando. El deleznable orgullo y la vanidad que raya en el onanismo nos proporcionará una vida tranquila, sin desasosiegos, sin angustias vitales, felices como seremos retozando en el lodazal de nuestra propia mediocridad; ¿para qué preocuparnos de las necesidades afectivas de otros, de sus éxitos o fracasos personales, de sus sinsabores o rotundos fracasos? En confrontación a todo esto, la capacidad de detectar el pálpito de los demás nos hará sufrir con sus derrotas y pérdidas, pero nos enriquecerá sin límites, desarrollándonos una nueva cualidad: la de sufrir en cabeza ajena; sin embargo la sensibilidad también nos facilitará un pasaje al fracaso, entendido éste como un concepto social y comúnmente asumido.
El fracaso humano y social son frecuentemente confundidos, sin distinguir que muchos individuos consideran su fracaso social como verdadera demostración de su éxito en cuanto que ser humano, distanciándose así de las mediocridades generales; por el contrario otros consideran ambos fracasos distintas caras de una misma moneda. La sonrisa cotidiana que denota, sin duda, la estupidez materializada en solo gesto, es símbolo del más rotundo éxito humano, poco importa que ese individuo sea absolutamente incapaz de sentir nada más que no sea una maravillosa admiración por su insondable mediocridad; esa sonrisa le sirve además para despreciar a aquel que sí puede estrujarse el intelecto para ver más allá de la mera apariencia, aunque esto le provoque más desasosiego que felicidad.