Inauguro una nueva sección de este blog, las lecturas de mi ya lejana juventud, que me marcaron indeleblemente y formaron el adulto que, bueno o malo, soy hoy.
No podía iniciar por otro que no fuera Verne. Lo sé, no soy nada original, cientos de miles tuvieron como primeras lecturas de juventud las maravillosas novelas de Verne; sus originales temas, sus heroicos personajes sin tacha, sus desenlaces gloriosos... Pocas novelas de aventuras pueden ser tan atrayentes para un chico de catorce o quince años como las de Verne.
En mi caso leí casi todas sus novelas en una colección de Ediciones Dalmau Socias de los años 70 que, felizmente, todavía conservo. Abrir uno de esos libros de hojas amarillentas, aspirar el añejo olor que desprenden... me retrotrae a aquellos veranos que pasaba en casa de mis abuelos en Denia... nostalgia pura.
De las que más me gustaron, probablemente 20.000 leguas de viaje submarino, de la que también recuerdo la espléndida película (aunque fuera producida por Disney) que fue protagonizada por James Mason, Kirk Douglas y Peter Lorre entre otros.
A pesar de ser una producción Disney, la película se ciñe bastante a la obra de Verne, y James Mason está sublime en el papel de Capitán Nemo, con su halo de hombre cultivado que se aleja del mundo tras haber perdido a su familia de forma trágica por el malvado imperialismo británico.
Recuerdo las novelas de Verne como verdaderos refugios ideales para aquel desgarbado adolescente que se iniciaba en todas las facetas de la vida. Esos libros sí que eran mis verdaderos amigos...
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