domingo, 10 de febrero de 2013

Otra novela gráfica: "Dublinés", de Alfonso Zapico

 
  En esta novela gráfica se juntan varios factores que me gustan por sí mismos, en primer lugar está publicada por una editorial joven y no muy grande pero con una ilusión increíble, un verdadero ejemplo a seguir, Astiberri Ediciones; en segundo lugar, ahonda en el llamado tema "metaliterario", esto es, literatura que habla de literatura, ya lo conté en otra entrada, en este caso es, obviamente sobre Joyce; en tercer lugar es la muestra palpable del enorme talento de historietistas que hay en nuestro país, en este caso el autor es Alfonso Zapico, uno de los más prometedores, que con apenas 30 años ha recibido multitud de premios y que, según parece, actualmente trabaja para la meca de esos productos en Europa: el mercado franco-belga. La novela gráfica es Dublinés.
   Vaya por delante que James Joyce no es santo de mi devoción, me parece un autor sobrevalorado -el propio cómic lo deja,a mi entender, muy claro-. Joyce fue, según parece un estereotipo irlandés "con patas" (nadie odia más que yo la simplificación de los estereotipos, que conste), pero parece que fue un vividor, un tipo que quería disfrutar el momento sin preocuparse por el futuro, probablemente le fuera indiferente escribir grandes obras que "legar a la posteridad", sus muchos amoríos, sus juergas regadas por litros y litros de alcohol así parecen asegurarlo. Ulises es una de las novelas más difíciles de leer, una novela sin estructura, su tamaño descomunal ahonda la sensación de desesperanza en el que se sume el lector (longitud no mayor que las obras de Tolstoi, que, sin embargo, tienen una estructura y un hilo argumental perfectamente definidos); parece que el propio Joyce llegó a afirmar que los enigmas del texto habían sido introducidos para "lograr la inmortalidad", algún idiota se lo creerá y se dispondrá a malgastar su vida tratando de resolverlos, conocido el carácter guasón del autor, no cabe duda de que esto no es más que una broma. Me apuesto una mano y no la pierdo a que la inmensa mayoría de los que dicen haber leído Ulises y haber quedado prendados, no han pasado de los primeros capítulos... ¿por qué? Porque si fueran sinceros parecerían lectores de medio pelo, de novelas "seudohistóricas" de templarios y demás zarandajas; deshacerse en elogios al Ulises de Joyce supone tener la contraseña para adentrarse en esa logia masónica del gran nivel cultural... ¡pamplinas!
  Al margen de Joyce, la obra de Zapico es una extraordinaria aproximación a la vida y obra del autor, muy riguroso y con unas ilustraciones que le caracterizan y que lo elevan al olimpo de los mejores historietistas europeos.

sábado, 9 de febrero de 2013

Librerías con encanto: "Waterstone's" en Bradford

  Pasé unos meses de mi vida en Bradford, West Yorkshire, Inglaterra, una ciudad del Norte, cerca de Leeds. Lo cierto es que la ciudad no es precisamente un paraíso: alta conflictividad social con una minoría (quizá cerca de la mitad de la población en el downtown) musulmana privada de facto de derechos; alto índice de desempleo; terrible tasa de fracaso escolar... quizás la peor ciudad del Reino Unido; pero allí se produjeron una serie de cambios que me marcarían para el resto de mi vida.
  Waterstone's es una de las mayores cadenas de librerías de aquel país, grandes tiendas, miles de empleados, edificios insulsos... ¿edificios insulsos? Será en otras ciudades, porque en Bradford es el Wool Exchange Building, esto es, un edificio neogótico construido en el siglo XIX para el comercio de las lanas y otros tejidos... todo esto porque hay carteles que así rezan, si no parecería una iglesia con trazas de catedral.
   Si el edificio es impresionante por fuera, más lo es por dentro, la superficie diáfana está llena de estanterías que permiten perderse entre sus miles de libros, mientras grandes vidrieras permiten el paso de la escasa luz natural, escasa comparando con la luz que disponemos en Iberia... Para hacer más agradable la visita, en zonas hay dispuestos sofás y sillones que permiten sentarse para hojear los libros con total tranquilidad... ¡Una verdadera gozada! 
     El piso de arriba del edificio está ocupado por una cafetería Starbucks, sí, esa cadena americana que está en más de medio mundo y que ha sido acusada de monopolizar el mercado en muchas ciudades estadounidenses. Allá por el año 99, cuando estuve en Bradford, no había ningún Starbucks en España, y la novedad de tomarse sus capuchinos en un cómodo sofá era una verdadera sorpresa; por otra parte, permitían subirte algún libro de la librería, con lo que el café tenía un valor añadido extraordinario.
  Nunca defenderé a las grandes empresas que imponen sus modos a los mercados y acaban por "fagocitar" a las pequeñas, pero he de reconocer que esta combinación de Waterstone's y Starbucks, al menos en Bradford, es realmente maravillosa. Probablemente el mejor rincón de aquella atormentada ciudad.

Ahora leyendo: "Molloy" de Samuel Beckett

  Seguimos con lecturas complejas, con experimentación en la escritura... empiezo Molloy de Samuel Beckett.
   Primera cosa que leo de Beckett, solo le había conocido por su obra teatral más famosa, Esperando a Godot; la vi en el Valle Inclán, del Centro Dramático Nacional, hace unos años, parece que ahora la vuelven a reponer, de hecho es un verdadero clásico del teatro contemporáneo (valga la contradictio in terminis). Esperando a Godot te deja un tanto "turulato", realmente no hay trama, no pasa gran cosa, simplemente dos mendigos hablan sobre la llegada de Godot, que nunca llegará... es una metáfora de la existencia tediosa y sin sentido que todos llevamos en una u otra medida.
   Bueno, pues empiezo con Molloy. Es el primer volumen de una trilogía, seguida por Malone muere y por El innombrable. Parece que también es atípica, al menos en su forma, pues los monólogos interiores son la esencia de la novela, en detrimento de la acción o diálogos... veremos...

viernes, 8 de febrero de 2013

Inciso cinematográfico: "La imagen errante" de Fritz Lang

  Un tesoro del cine mudo, La imagen errante (Das Wandernde bild), Fritz Lang en estado puro. Un film de 1920 cuyo guión es firmado por el propio Lang y la que después sería su esposa, Thea von Harbou.
   Esa unión, fuera y dentro del plató, sería una de las más productivas en la Alemania de Weimar que tanto generó en todos los ámbitos creativos, no solo el cinematográfico. A la postre, la pareja tendría muy distintos finales, él, que según las leyes eugenésicas nazis sería considerado judío (aunque apenas tenía un abuelo que podría ser considerado como tal) tuvo que emigrar a Estados Unidos, lo cual, a posteriori, sería una bendición para los que amamos el cine clásico; ella, por el contrario, no tenía ningún antepasado judío, incluso tuvo la pésima idea de colaborar con el Régimen, con lo que cuando, felizmente, la abominación nazi fue eliminada, fue internada en una prisión aliada, terminó sus días en Berlín en un estado de postración muy alejado del éxito de su ex-marido.
  La imagen errante es una delicia en todos los aspectos, incluidos el de la ingenuidad con el que se trata un buen guión, la sobreactuación de los actores (en aquella época la mayoría eran actores teatrales y estaban acostumbrados a los gestos más marcados que un gran teatro exigía) y el final en exceso dulzón para mi gusto.

Librerías de mi infancia: Librería Leonardo, calle Fernán González, Madrid

  Más que de mi infancia habría de decir de mi juventud, pues esta pequeña librería abrió, si la memoria no me falla mucho, a finales de los 80, con lo que yo ya rozaba la veintena.
   Pequeña librería, pero con personal bastante capacitado y voluntarioso que suplía el escaso fondo editorial. El negocio desapareció hace ya años, creo que ahora el local alberga una agencia de atención a mayores, ignoro si sigue perteneciendo a los mismos dueños. 
  La librería estaba casi enfrente de la casa de mis abuelos maternos (Fernán González 65) con lo que las visitas, protocolarias o no, iban precedidas o seguidas de una vuelta por ella. Allí compré una versión de Juan Salvador Gaviota de Richard Bach.
   Había leído este relato en el colegio, como lectura obligatoria; recuerdo al profesor (hermano, era un colegio religioso) interpretarlo de un modo un tanto torticero pero no infrecuente en aquellos años en los que se quería ver un trasfondo religioso en las disquisiciones del personaje, que se alejaba del prosaico materialismo de la bandada en busca del ideal místico. En realidad tiene varias interpretaciones, filosóficas todas, entre la unión de cuerpo y alma, y la aplicación de dicha unión a la vida cotidiana.

jueves, 7 de febrero de 2013

Inciso cinematrográfico: "El hombre que sabía demasiado" de Hiitchcock (la de 1934)

  Una película típica de Hitchcock: suspense, comicidad, guiños para el espectador despierto... una joya, vaya. 
   Leslie Banks, en el papel de un tipo normal de la clase media-alta londinense que se ve envuelto sin darse cuenta en crímenes internacionales, está bastante bien, muy flemático, muy "british"; Edna Best, en el papel de su mujer está flojísima, parece una actriz debutante más por su físico que por su "saber actoral"; el resto de la troupe está acorde con sus papeles; pero el que está descomunal, una vez más, es Peter Lorre, el malvado pero a la vez elegante y caballeresco que quiere asesinar al alto diplomático.
   Hitchcock filmó de nuevo esa película en 1956, pero con muchos cambios, empezando por que se trataba de una familia americana, ya en plena época Hollywood; el hijo es raptado en Marruecos, en la del 34 es la hija y no sale de Londres; James Stewart sustituye a Leslie Banks, de nuevo un prototipo americano sustituye a un estereotipo inglés, y Doris Day a Edna Best. La mayor diferencia es, en mi opinión, la ausencia en la más moderna de un villano de la categoría de Lorre, alguien que aun siendo detestable provoque cierta complicidad en el espectador... Probablemente esa sea la mayor diferencia entre el cine americano y el europeo, el primero es demasiado naíf, demasiado simplón, demasiado claro quién es el bueno y quién el malo... en el cine europeo no se "conduce" tanto la opinión del espectador, todo es más ambiguo.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Más caprichos en novela gráfica: "Chagall en Rusia" y "Neomicón"

  Recientemente he comprado dos libros de novela gráfica para adultos, el primero es una adaptación "muy libre" de los relatos de Lovecraft por Alan Moore:
 Una adaptación muy libre, digo, de Los mitos de Cthulhu y de La sombra sobre Innsmouth, con los personajes lovecraftianos típicos como los profundos y el propio Cthulhu. Me parece bastante "potable", ahondando en la tradición de esa miríada de escritores que se encontraban en la periferia de la maravillosamente enfermiza creatividad de H. P. Lovecraft.
  El segundo es un cómic sobre la capacidad creativa de Chagall, su mezcla de tradición y ensoñación, este:
    Traslada bastante bien la confusión intelectual de Chagall que, sin embargo, se trocó en una creación única e inimitable; la tradición judía askenazí en la que transcurrió su niñez, mezclada con su febril mundo onírico y con los movimientos artísticos  que influyeron su obra (principalmente el cubismo y fauvismo).

Pequeño e interesante descubrimiento: Grant Snider

  Buscando en internet "novela gráfica" (sobre todo adaptaciones a cómic de obras de Lovecraft, Dunsany o Bierce) me encontré con este humorista gráfico estadounidense, Grant Snider; lo agregué a las listas de blogs que sigo, me parece inteligente y sutil, dejo una pequeña joya:

  Llega a ser dolorosamente curiosa la identificación que siento (obviamente sobra -o no- el "great"). 
  Tiene un blog que está gozosamente preñado de estas sencillas maravillas:
 http://www.incidentalcomics.com/

viernes, 1 de febrero de 2013

Librerías de mi infancia: La casa del libro (antes Espasa Calpe y antes otra vez Casa del libro)

  No me refiero ni a la editorial Espasa Calpe ni a la empresa La casa del libro, me refiero a la librería que subsiste bajo esos nombres comerciales en el número 29 de la Gran Vía madrileña, este edificio:
   Digo eso porque no quiero hacer propaganda alguna de editoriales (solo defiendo las pequeñas que luchan contra viento y marea contra el dominio de las multinacionales españolas) ni de grandes empresas que esclavizan trabajadores y venden best seller
  Lo cierto es que aquel edificio alberga la que es, a mi entender, la mejor librería de Madrid; una librería con un fondo editorial inmenso, un personal entendido y colaborador y una presentación en estanterías suficientemente bien planificada.
  Habré pasado no horas, días enteros buscando entre sus estanterías. Recuerdo días de lluvia que alejándome del inconveniente meteorológico y de la áspera Gran Vía, sentía lo que para mí, todavía a fecha de hoy sigue siendo una librería: un refugio.

jueves, 31 de enero de 2013

Ahora leyendo: "Vida y destino" de Vasili Grossman

  Me adentro en otra de las grandes obras del siglo XX: Vida y sentido de Grossman. 
   Siempre me atrajo Vasili Grossman, por ser un escritor ruso, ya conté de mi predilección por Tolstoi, Dostoievsky o Goncharov; por ser de origen judío, será casualidad, pero creo que los escritores europeos de origen judío (no necesariamente practicantes de esa fe) como Primo Levi, Stefan Zweig, Joseph Roth, Sholem Aleijem y tantos otros tienen una visión más interesante y plural de este atormentado continente; y por haber sido escritor en una época especialmente dura para Europa, los años 30, 40 y 50 del pasado siglo. Sin embargo tenía mis reticencias, sobre todo porque había leído que Grossman era un furibundo comunista, cosa que, a mi entender, lo desacreditaba como intelectual, no el ser comunista, sino el tener una fe política que le apartase de la necesaria objetividad que todo pensador ha de cultivar.
   Vasili Grossman nació en Berdíchev, hoy Ucrania y en su época parte del Imperio ruso. Berdíchev es una localidad especialmente interesante para entender la historia de Europa en el siglo pasado, era una especie de Toledo del Este, es decir, una pequeña ciudad en la que la población judía era mayoritaria sobre la cristiana. Allí nacieron o vivieron, además de Grossman, personajes fundamentales que continuaron su labor intelectual en otros horizontes más benignos: Sholem Aleijem, el autor del inolvidable Tevye el lechero que luego sería pasado a la gran pantalla como El violinista en el tejadoJoseph Conrad, sí, el mismo Joseph Conrad de maravillosas novelas de aventuras como Lord Jim o Nostromo, aunque hay que puntualizar que Conrad no era judío sino perteneciente a una familia noble polaca; Der Nister, del que ya hablé en otras entradas, autor de La familia Mashber o Sobre una tierra ardiente; y multitud de escritores, actores y directores del Teatro Yiddish. Tristemente, toda esa población y cultura judías fueron borradas por una de las mayores lacras de la humanidad, el antisemitismo, primero de la Rusia zarista, luego de la Rusia comunista (sí, existió antisemitismo en la Unión Soviética, aunque oficialmente no hubiese discriminación, la población seguía creyendo en los viejos estereotipos antijudíos) y posteriormente con el holocausto perpetrado por los nazis.
  Grossman no fue practicante del judaísmo, al parecer tampoco su familia (de hecho el llamarse Vasili y no Abraham, Moisés, Yehuda, Jacob... nos indica que su familia no mantenía las tradiciones), no, Grossman no tenía fe judía, como dije antes, tenía fe comunista; en otras novelas suyas, los personajes están tremendamente estereotipados, los comunistas buenos, los otros malos... por eso siempre tuve prevención hacia él. Pero a diferencia de anteriores novelas, en Vida y destino se rompe ese adoctrinamiento, hasta tal punto que Grossman sufrió todo tipo de maltrato por el régimen soviético y la obra en cuestión tuvo que ser sacada clandestinamente del país y publicada en Europa occidental.