Un tesoro del cine mudo, La imagen errante (Das Wandernde bild), Fritz Lang en estado puro. Un film de 1920 cuyo guión es firmado por el propio Lang y la que después sería su esposa, Thea von Harbou.
Esa unión, fuera y dentro del plató, sería una de las más productivas en la Alemania de Weimar que tanto generó en todos los ámbitos creativos, no solo el cinematográfico. A la postre, la pareja tendría muy distintos finales, él, que según las leyes eugenésicas nazis sería considerado judío (aunque apenas tenía un abuelo que podría ser considerado como tal) tuvo que emigrar a Estados Unidos, lo cual, a posteriori, sería una bendición para los que amamos el cine clásico; ella, por el contrario, no tenía ningún antepasado judío, incluso tuvo la pésima idea de colaborar con el Régimen, con lo que cuando, felizmente, la abominación nazi fue eliminada, fue internada en una prisión aliada, terminó sus días en Berlín en un estado de postración muy alejado del éxito de su ex-marido.
La imagen errante es una delicia en todos los aspectos, incluidos el de la ingenuidad con el que se trata un buen guión, la sobreactuación de los actores (en aquella época la mayoría eran actores teatrales y estaban acostumbrados a los gestos más marcados que un gran teatro exigía) y el final en exceso dulzón para mi gusto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.