lunes, 22 de abril de 2013

Ahora leyendo: "César o nada", de Pío Baroja

  Es curioso lo que me gustó la Generación del 98 desde mi juventud y lo poco que leí de Baroja; siempre me lancé a por Unamuno y Valle-Inclán, al primero lo sentía más espiritual y elevado, y al segundo más irónico y surrealista. De Baroja leí, en aquella lejana ya juventud, El árbol de la ciencia, que me afectó notablemente, al identificarme con el personaje principal -que por otra parte, está claro que es un álter ego del autor-, especialmente por su búsqueda de la pureza, de lo esencial de la vida al margen de vanidades y materialismos... Y poco más leí de Baroja.
      Comienzo a leer el primer volumen de la trilogía conocida como Las ciudades, titulado César o nada. De nuevo un típico tema tratado por aquel grupo de escritores: la preocupación por la situación de España desde un punto de vista socio-económico, político, histórico... pero sobre todo espiritual. Un tema, qué casualidad, de plenísima actualidad.
     El propio autor prologa su novela con una disquisición filosófica muy nietzscheana: la de la identidad individual y la superioridad del individuo superior sobre la colectividad aborregada, este prólogo facilita la comprensión de las "andanzas intelectuales" del protagonista a lo largo y ancho de la trilogía.

viernes, 19 de abril de 2013

Ahora leyendo: "From Hell", de Alan Moore

  Un tipo peculiar, Alan Moore, y no solo por su aspecto físico. Está considerado como el mejor escritor de cómics de la actualidad, yo no lo tengo tan claro; parece que también ha dibujado algunos de ellos, aunque es principalmente escritor; y lo más sorprendente es que afirma sin rubor alguno ser "mago del caos"...
   Principalmente es conocido por haber escrito para la todopoderosa Marvel que no es precisamente el estilo de cómics que me gusta, pero ya en tiempos más recientes ha creado historias y personajes memorables que exceden las categorías y se posicionan como hitos en sí mismos, como V de Vendetta -archiconocido por la versión cinematográfica, de la que, por cierto, Moore llegó a decir que "era basura" y pidió la retirada de su nombre de los créditos-; varias adaptaciones de relatos de Lovecraft; y el que comienzo a leer ahora: From Hell.
   From Hell es la enésima interpretación, esta vez en novela gráfica del mito/leyenda urbana/realidad distorsionada de Jack el Destripador. Al guión de Alan Moore lo acompañan los oscurantistas y tenebrosos dibujos de Eddie Campbell.

jueves, 18 de abril de 2013

Primer capítulo de mi novela: "Dulce et decorum est pro patria mori"

 
I CERTIFICADO FORENSE

1,- Circunstancias de la muerte
Ingresa en este servicio forense, sito en High Street South, East Ham, Londres; con fecha 4 de abril de 1943, un cadáver con ropas viejas y raídas que fue encontrado por la policía en un callejón de esta ciudad. Aparentemente un mendigo.

2,- Hallazgos de la autopsia
Examen externo
Cadáver de un hombre, de constitución atlética, aparente de unos treinta y cinco años, que mide 177 cm y pesa alrededor de 65 kg. Fenómenos cadavéricos en fase de estado.
Examen interno
Tórax: hematoma subclavicular izquierdo localizado en planos musculares, sin que exista afectación pleuropulmonar. En la cavidad pleural existe un hidrotórax a tensión, saliendo inicialmente a chorro un líquido amarillento rojizo. Los pulmones se encuentran muy congestivos y con extensas áreas de colapso; al corte mana abundante líquido de edema sanguinolento, poco aireado. En el pericardio existen unos 20 ml de líquido claro amarillento. El corazón, de forma y tamaño normal, presenta múltiples equimosis, de forma redondeada, distribuidos por ambas caras, anterior y posterior, aunque son más abundantes en la cara anterior del ventrículo izquierdo y en la punta cardíaca, llegando a medir hasta 3 mm de diámetro. En la pared ventricular izquierda, las equimosis son algo mayores y conforman hematomas discretos.
Abdomen: En la cavidad abdominal se encuentra abundante líquido blanco amarillento, libre. En los planos viscerales de la fascia transversal destaca un moteado hemorrágico, con equimosis de un tamaño mayor de 3 mm, diseminado por toda la fascia y visible por transparencia. El hígado está aumentado de tamaño, posee color amarillento, es blando al tacto y congestivo al corte. La vesícula, altiásica, contiene abundante bilis de color negruzco. El estómago no presenta alteraciones y contiene unos 50 ml de líquido de color pardusco sin material particulado o sólidos identificables. La mucosa gástrica es hiperémica y no presenta erosiones, ulceraciones, ni lesiones causadas por sustancias cáusticas. En las asas intestinales se observan equimosis redondeadas, de unos 5-10 mm de diámetro, sin que existan hemorragias ni perforaciones. En la grasa perirrenal existen equimosis y en los riñones congestión medular intensa. El bazo presenta la cápsula arrugada y, al corte, contenía poca sangre. El resto de vísceras abdominales no presentaba lesiones de interés.

martes, 16 de abril de 2013

Ahora leyendo: "Los mares grises sueñan con mi muerte", de William Hope Hodgson

  Otra recopilación de un gran autor rescatado del olvido por esa editorial que va camino de convertirse en una editorial de culto, una suerte de club para "los diferentes", los que gustamos de la novela gótica y de terror que tan poco predicamento ha tenido en el mundo editorial español, en definitiva, la editorial Valdemar.
  A juzgar por su biografía, Hodgson fue un hombre de acción -tan distinto, por cierto, de otros autores que apenas llegaron a salir de su casa como Lovecraft-. Tuvo una infancia corta y desgraciada, y prontamente buscó en los infinitos paisajes marinos su redención: se enroló en distintos barcos como grumete y llegó a efectuar largos periplos nauticos por alta mar. Estos azarosos tiempos tuvieron como producto decenas de cuentos ambientados en los insondables océanos, algunos típicamente de aventuras, casi al estilo de Stevenson; y otros, los que más me gustan, "enredados" en el terror que nos producen esas inmensas masas de agua en las que somos como "patos mareados" comparados con las fantásticas criaturas que las pueblan.
   Sí, el mar es un paisaje extraordinario para los cuentos de terror, tanto o más que el espacio exterior que tan prolíficamente se ha utilizado con ese fin,l de ahí la expresión de "terror cósmico".
 

domingo, 14 de abril de 2013

Inciso teatral: "Los habitantes de la casa deshabitada", de Jardiel Poncela

  Se es profundamente injusto con el inmenso talento de Enrique Jardiel Poncela cuando se le considera un simple autor de comedias de situación, coyunturales y superficiales; y me temo que es un defecto bastante habitual. No, Jardiel Poncela es mucho más que el autor de "comedietas para pasar el tiempo".
   Ayer estuve en el Teatro Calderón, viendo Los habitantes de la casa deshabitada, en principio una obra ligera para pasar unos buenos 90 minutos, olvidándonos así de las preocupaciones cotidianas... y eso mismo se aplica a toda la obra de Jardiel... ya lo dije, una injusticia. La extensa producción teatral de Jardiel Poncela nos pone ante uno de nuestros mayores dramaturgos del siglo XX: creativo, inteligente, brillante... pero también incisivo, irónico, sarcástico. En su obra hay una finísima crítica a la sociedad de su momento, hipocritona y falsa, que basa sus fundamentos en tradiciones impensadas. Jardiel Poncela, en definitiva, nos propone reírnos de nosotros mismos, de nuestras aparentes seguridades que ocultan apenas nuestros miedos, de nuestros orgullos que no pueden tapar nuestras vergüenzas...
   Al margen del autor, la puesta en escena en el Teatro Calderón es clásica pero muy acertada y efectista. El elenco actoral está perfecto, encabezado  por un Pepe Viyuela colosal que provoca la carcajada al más mínimo gesto y una Paloma Paso Jardiel que demuestra cuán beneficiosa es la mezcla de sangre teatral en una misma familia. Un verdadero acierto.

martes, 9 de abril de 2013

Lugares para despedirse: el Viaducto de Madrid

  Supongo que no habrá nadie que haya pasado alguna vez por la ciudad sin haber visto el Viaducto de la calle Bailén, sobre la calle Segovia, a pocas decenas de metros de la Catedral de la Almudena y a cientos de Palacio; sus aledaños, por cierto, son zona de marcha con bares interesantes y con sabor, alguno de ellos con actuaciones en directo. Pues bien, el Viaducto ha sido desde su construcción allá por el año 1934  -y reconstrucción tras la Guerra Civil- un lugar dilecto para los suicidas madrileños.
  Madrid es ciudad dada al cotilleo, la exageración y la leyenda urbana, de tal modo que la utilización de tal "despedida voluntaria" en dicho lugar llevó a provocar la aparición de cientos de "dichos, dimes y diretes" y llegó a pensarse que los suicidios eran en masa; asimismo,  se rumoreaba sobre infortunados viandantes por la calle Segovia que habían terminado sus vidas cuando el desdichado suicida les había caído encima... nada hay constatable. Sea como fuere, el Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid  decidió poner unas horribles mamparas transparentes (ya translúcidas de la mierda y las pintadas que tiene) para evitar el óbito de los depresivos... en fin, muy típico, no te dejan vivir pero tampoco que te mates...

lunes, 8 de abril de 2013

Ahora leyendo: "Una princesa en Berlín", de Arthur R. G. Solmssen

  Reconozco que el periodo de entreguerras me resulta especialmente interesante, no porque lo considere como un extraño tiempo de paz entre las dos atrocidades bélicas del siglo pasado, no, -de hecho, tras la guerra nunca llega la paz, llegará la paz de los vencedores que supondrá la aniquilación de los vencidos-, me interesa porque en esta terrible época surgieron movimientos artísticos, literarios y en general culturales como nunca lo han hecho hasta la fecha. Sobre todo es llamativa la situación en Alemania, en la llamada, a posteriori, República de Weimar.
   En la República de Weimar se desarrolla el Expresionismo pictórico y cinematográfico; escriben Stefan Zweig, Bertold Brecht, Alfred Döblin o Thomas Mann entre otros; se ruedan maravillosas películas como Nosferatu, El gabinete del doctor Caligari o Metrópolis... en definitiva esta etapa supuso el posicionamiento de Alemania en la vanguardia cultural.
  En este tiempo está ambientada la novela de Arthur Solmssen, Una princesa en Berlín, incluso, participan personajes reales como Max Liebermann, Hermann Göring o el mismo Brecht.   

lunes, 1 de abril de 2013

Inciso cinematográfico: "Érase una vez en Anatolia"

  Ocurre en todas las ciudades, salvo quizá en Madrid, no porque en Madrid haya un mayor interés cultural, no, sino que simplemente al ser una ciudad mayor hay más tipos de gente. En una ciudad pequeña como esta en la que vivo es un verdadero lujo que existan -veremos por cuanto tiempo- cines como los Casablanca.
   Los Cines Casablanca están en el centro de la ciudad, junto al Teatro Calderón, son unos cines un tanto antiguos, con cuatro salas, que parecen haber caído en el olvido de sus ciudadanos. Hay otros cines, los Broadway, los Manhattan, los Roxy, además de aquellos presentes en los centros comerciales en los que se pasan películas más comerciales... nada que objetar, de hecho voy con frecuencia a los Broadway, entre otras razones por la cercanía a mi casa; pero los Casablanca tienen de interesante que son los únicos que pasan películas en versión original subtitulada, lo cual, francamente, es una suerte para todos los cinéfilos de verdad; además, en estos cines tienen la excelente costumbre de poner las películas que han recibido premio en los más prestigiosos festivales de cine, como el de Cannes, el de la Berlinale o el de San Sebastián... todo un lujo.
  Respecto a la película, Érase una vez en Anatolia, es una larga cinta -dos horas y media- con un tempo muy lento, en el transcurso de una investigación policial sobre un asesinato; aparentemente no pasa gran cosa, se centra en los más nimios detalles de esos trámites en una región rural de Turquía; sin embargo, de forma subrepticia se van filtrando otras historias, soterradas, sin aparecer del todo... se hace partícipe al espectador de los sentimientos e historias de los personajes, especialmente del fiscal y del médico, casi como algo secundario. Se trata, pues, de una película intimista y refinada, aunque con esos detalles estén ocultos por una trama sencilla.

domingo, 31 de marzo de 2013

Incidental Comics, de nuevo

  Nadie que no haya dedicado parte de su vida a la socialmente ingrata tarea de escribir sabe tan bien cuáles son los pasos, las dudas, los problemas... Grant Snider lo sintetiza francamente bien:
 

Ahora leyendo: "El desprecio", de Alberto Moravia

  Otro de los grandes escritores italianos del siglo XX, junto con Primo Levi, Cesare Pavese, Gabriele D'Annunzio, Edmundo de Amicis o Umberto Eco. Lo primero que leo de él.
   Moravia era un escritor radicalmente moderno, sus novelas se ambientan en época contemporánea, los problemas que afrontan sus personajes son semejantes a los que podrían afrontar cualquier ciudadano de a pie de un país del sur de Europa. Su estilo era realista, teniendo en cuenta que escribió en los cincuenta del pasado siglo y la temática social, muchos no han dudado en clasificarlo de neorrealismo, equivalente al de cineastas como Luchino Visconti, Roberto Rossellini, Vittorio de Sica o Federico Fellini, que a tan altas cotas de calidad llevaron el cine italiano de posguerra; de hecho no es de extrañar que varias novelas suyas fueran llevadas a la gran pantalla, entre ellas El desprecio, adaptada por el gran Jean Luc Goddard, con Brigitte Bardot y Michel Piccoli, con un cameo del mismísimo Fritz Lang interpretándose a sí mismo.
   Las novelas de Moravia tienen un deje existencialista muy marcado, con personajes que se dejan la vida en tratar de entender la propia vida -valga el juego de palabras-; también hay una ácida crítica a la sociedad europea del momento -tan parecida, por otra parte, a la actual- con su hipocresía, su afán de notoriedad, su mezquindad existencial... La sexualidad explícita, aunque no pornográfica, de sus personajes también está presente, como una dimensión inalienable del ser humano... no en vano, el propio Alberto Moravia tuvo varias esposas a lo largo de su vida, las últimas, todo hay que decirlo, con una enorme diferencia de edad con él mismo.