martes, 9 de abril de 2013

Lugares para despedirse: el Viaducto de Madrid

  Supongo que no habrá nadie que haya pasado alguna vez por la ciudad sin haber visto el Viaducto de la calle Bailén, sobre la calle Segovia, a pocas decenas de metros de la Catedral de la Almudena y a cientos de Palacio; sus aledaños, por cierto, son zona de marcha con bares interesantes y con sabor, alguno de ellos con actuaciones en directo. Pues bien, el Viaducto ha sido desde su construcción allá por el año 1934  -y reconstrucción tras la Guerra Civil- un lugar dilecto para los suicidas madrileños.
  Madrid es ciudad dada al cotilleo, la exageración y la leyenda urbana, de tal modo que la utilización de tal "despedida voluntaria" en dicho lugar llevó a provocar la aparición de cientos de "dichos, dimes y diretes" y llegó a pensarse que los suicidios eran en masa; asimismo,  se rumoreaba sobre infortunados viandantes por la calle Segovia que habían terminado sus vidas cuando el desdichado suicida les había caído encima... nada hay constatable. Sea como fuere, el Excelentísimo Ayuntamiento de Madrid  decidió poner unas horribles mamparas transparentes (ya translúcidas de la mierda y las pintadas que tiene) para evitar el óbito de los depresivos... en fin, muy típico, no te dejan vivir pero tampoco que te mates...

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